so far away ☆ myg ✔️

54. secuelas ☆

Trace una X sobre los párrafos que había escrito hasta el momento y pase de hoja, insatisfecha con lo que mi mente había ingeniado plasmar durante los últimos veinte minutos. Llevaba casi dos horas intentando terminar de escribir el puente de una canción y, desafortunadamente, había perdido la mayoría de mi paciencia en el proceso.

Estaba frustrada.

Y nunca había buenos resultados cuando me sentía de esa forma.

Justo en medio de mi momento de autocompasión, un grupo de gente llegó a la sala común para atrofiar mi paz.

— Oh, oh — habló Namjoon, andando frente a Yoongi. — Ese suspiro no sonó bien, Mei.

— ¿Estás en medio de un bloqueo? — preguntó Taehyung.

Asentí, sin dejar de ver la nueva hoja en blanco.

— Ni siquiera me hablen, que estoy pensando.

— ¿Quieres palabras que rimen? Puedo darte ideas — ofreció Jungkook. — León, corazón, tiburón...

— Salchichón, calzón, tampón... — continuo en voz baja Jimin.

Solté un fuerte bufido, haciéndolos reír. Literalmente eran como hermanos pequeños cuyo único objetivo era fastidiar. Los recién llegados fueron a sentarse del otro lado de la sala común.

Me recosté en el sofá con la libreta sobre mi cara como signo de completa rendición y desgano, pero cuando escuche el sonido de alguien hurgando en el pequeño bote de basura de la esquina, eche un vistazo para ver de qué se trataba. Era Jiho, quien hasta ahora había estado trabajando en silencio del otro lado de la habitación con su computadora y audífonos puestos.

Fruncí el ceño, incorporándome.

— ¿Qué haces?

— Buscando alg- ¡Ah! Es este.

Me recargue de nuevo en el sofá, mientras él se ponía de pie y venía a sentarse a mi lado, pero no demasiado cerca.

— Vaya, un papel — alabe, falsamente y con tono monótono.

Él me miró cuando acabo de desarrugarlo.

— Es la partitura que tiraste hace rato-

— ¡Ya-ah! — estiré mi mano para arrebatarselo, pero él fue más rápido. — ¿Antes trabajabas clasificando basura, o qué? No tienes porque hurgar ahí.

— Has estado desperdiciando papel como si los árboles importaran una mierda. ¿Qué es lo que te tiene tan desgastada?

— Me gusta trabajar sola — seguí quejándome.

Jiho tomó mi guitarra del suelo y se la acomodó en el regazo mientras leía.

— Intentemos juntos. Unos oídos y ojos frescos podrían ayudar — tocó un par de acordes. — ¿Tiene letra?

— No te importa — dije, muy a la defensiva.

Aún no le tenía tanta confianza como para trabajar íntimamente con él y estaba algo recelosa por su seguridad exagerada a pesar de que él no me desagradaba.

— Sé que tienes algo escrito ahí — señalo mi libreta con un gesto de cabeza, sin dejar de tocar los acordes a un ritmo más apurado al que yo tenía pensado en primer lugar, pero que tampoco sonaba mal. — Anda, canta. Ya llevo dos semanas aquí y solamente te he escuchado cantar en demos. ¿O es que en realidad no lo haces bien y solo manipulan tu voz para las grabaciones?

— Aish... — me queje, estampando mi libreta contra mi regazo de mala gana mientras él sonreía al verme ceder. — Eres demasiado confianzudo, ¿sabes?