— ¿Estás seguro de que no vendrá nadie?
— Por millonésima vez, Mei, si.
Yoongi me dejó pasar a su dormitorio. Luego de acabar con nuestra jornada en la agencia, ambos habíamos acordado venir aquí a pasar el rato, sin nadie a nuestras espaldas. Necesitábamos un lugar que resultara seguro para querernos, sin tener que fingir que somos solamente amigos.
Según Yoongi los chicos no volverían hasta dentro de un par de horas más, pero yo no podía sacudirme este sentimiento de cuidado. Habían pasado algunos meses desde aquella confesión en la azotea, así que todo el secretismo ya era una muy buena parte de nuestras vidas y de nuestra rutina diaria.
— ¿Nunca limpian este lugar? — pregunté, inspeccionando los estantes de la cocina.
— No tiene caso — Yoongi abrió el refrigerador y sacó dos botellas de agua. Me paso una. — Uno limpia y al cabo de un rato está igual otra vez.
Arrugue la nariz.
— Pues no te ofendas, pero son asquerosos.
— ¿Asqueroso, dices? — levantó ambas cejas. — ¿Te parezco así cuando te beso, Song?
— Ya basta.
Lo oí soltar una risa y luego lo observé caminar hasta donde estaba para tomarme de la mano y escoltarme hasta llegar al pequeño y grisáceo sofá del desordenado dormitorio. Una vez ahí, sentados y con las espaldas contra el respaldo, subí mis piernas a su regazo y él colocó su mano sobre mi rodilla, acariciándola de forma dulce.
— ¿Qué quieres hacer? — me preguntó, pero él ya estaba besándome el cuello.
— Como si no supiera a lo que me has traído aquí, Min. Eres demasiado transparente.
— ¿Quererte es un pecado? — lo sentí sonreír contra mi piel. Al cabo de unos segundos, sus ojos se enfocaron en mi rostro. — Arderé con gusto en el infierno, si es así.
No pude evitar reírme de aquello, pero aún así busqué sus labios para presionarlos contra los míos. Y así, nos fundimos en un delicado beso, en medio de sonrisas y suaves toques.
— ¿Te conté acerca de lo que escribí la semana pasada? — murmuré, todavía contra sus labios, y acariciando su pecho encima de su camiseta. — Quiero mostrártelo.
— ¿Ahora? —musitó.
— Si — detuve el beso. — Me gustaría escuchar tu opinión.
— Mei — Yoongi hizo la cabeza hacia atrás, atrayéndome más hacia su cuerpo usando su brazo, — ¿por qué no me lo mostraste cuando todavía estábamos en el estudio?
— Porque estábamos ocupados. Tu siguiente álbum no se va a hacer solo — Yoongi esbozó una sonrisa, y luego me miró detenidamente. — ¿Qué? ¿Tengo monos en la cara?
Sacudió la cabeza, tomándome de la mano.
— ¿Todavía no consideras la posibilidad de tener tu propio debut?
Su pregunta me confundió un poco, pues no creía que viniera mucho al caso.
— Ya soy productora. Eso es lo que siempre deseé hacer.
— ¿Entonces por qué sigues escribiendo cosas que nunca le darías a nadie más?
Touché, pensé.
— La única razón por la que acepté empezar a entrenar fue para poder tener un lugar donde dormir — dije. — Además, si dejara de componer me volvería loca. Es casi como respirar.
— Mei, te he visto practicar. Tus evaluaciones mensuales... Eres buena. Demasiado como para quedarte tras bambalinas — su pulgar acarició el dorso de mi mano y luego le dio un par de vueltas a la pulsera alrededor de mi muñeca, esa que me había regalado hace ya algunos años. — Y no me mal entiendas, que eres una parte muy importante de nuestro trabajo en equipo, pero a veces me da la sensación de que quieres... Más.
— La agencia no se puede dar el lujo de debutar otro acto y comenzar de nuevo cuando ustedes recién están despegando — apreté los labios.
— Entonces si lo has considerado.
Lo mire. Él me estaba viendo con esos ojos que me hacían sentir como si pudiera ver a través de mí. La manera en que Yoongi me descifraba nunca podría dejar de sorprenderme.
— Tal vez — cedí, pero ante su mirada acusadora, solté un leve suspiro. — Un poco, solamente. Puede que me lo haya imaginado un par de veces...
Yoongi mostró un gesto de satisfacción.
— El señor Bang sabe lo buena que eres. Eso me consta.
— Pasaron meses para que pudiera recordar mi nombre — reí, — pero si tú lo dices...
— Créeme. Él tiene en cuenta tu potencial.
— Ya-ah — siseé. — Tampoco quisiera comenzar a hacerme ideas y que terminen en nada, ¿sabes? No es que necesite mucho, en realidad. Me siento feliz con la manera en que son las cosas ahora.
— Soñar está permitido, As. Eso es lo que te ha traído hasta aquí.
Eran justo los detalles y momentos como este los que pasaban a ser mis cosas favoritas de Yoongi. Él siempre se las ingeniaba en ser la primera persona en creer en mí, así como en animarme a imaginar más allá de lo que podía ver en el presente. Me acurruque más contra su cuerpo, adoptando un tono juguetón y ligero.
— ¿Y qué tal si al final terminó debutando y resultó ser más exitosa que ustedes?
— Pues estaré en primera fila para tu primer concierto y seré el presidente de tu club de admiradores — sonrió. — Y tendré los derechos de alarde por ser quien convenció a Song Meiji de unirse a la agencia, de forma exclusiva.
— ¿Intentas llevarte el crédito por mi futura carrera? — reí contra su rostro.
— No — negó, rápidamente. — Lo que consigas será únicamente obra tuya, Mei.
Sonreí, sintiendo un montón de mariposas en el estómago. Era una curiosa sensación, y me hacía pensar que nunca antes me había gustado nadie al nivel en que me gustaba este chico. Que si, había querido a Kin. Pero lo que tuve con él no se le acercaba para nada a lo que sentía cuando estaba junto a Yoongi. Era algo simplemente incomparable.
Sin esperar más se acercó a mí y eliminó la escasa distancia que nos separaba para juntar nuestros labios en un tierno beso que no tardó en escalar a uno más voraz y apasionado. Sus manos empezaron a acariciarme las piernas, las caderas, y luego se posaron en mi cintura para acercarme todavía más a él. Cada vez que estábamos así, tan cerca, me daba la sensación de que mi corazón podría explotar en cualquier momento, sin previo aviso.
Sentí mis mejillas ruborizarse cuando metió sus dedos debajo de mi camiseta. Estaba tan concentrada en su piel y en el calor que su cuerpo irradiaba, que casi no pude escuchar la puerta abrirse. Por la sorpresa mordí el labio de Yoongi de forma inconsciente y luego los dos miramos a la entrada, encontrándonos con los chicos.
Todos nos quedamos congelados, como si nos hubiéramos convertido en estatuas jugando a los encantados. Jimin, Jungkook y Taehyung tenían la boca abierta hasta el suelo, mientras que Namjoon, Seokjin y Hoseok nos dedicaban una expresión de sorpresa pura.
Ningún alma se movió un centímetro hasta que Namjoon abrió la boca para exclamar:
— ¿Pero qué coño-
•••
ayyyyYyyYYY. atrapadooOOOos JAJAJA. ¿cómo ven a los tórtolos? ¿miel sobre hojuelas? 👀
estuve actualizando varios capítulos; por esta noche lo dejaré hasta aquí, pero no se preocupen 😎 volveré pronto. ¡dejen su voto y nos leeremos después! <3— Sofía
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so far away ☆ myg ✔️
FanficLo que más ama Song Meiji es hacer música, así que cuando decide perseguir sus sueños, no le queda otra opción más que ignorar todos los desaires y desánimos que la gente a su alrededor, incluida su familia, le hace cada vez que sus planes a futuro...