12. mudanza ☆

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— Yoongi, carajo — intenté hacer un mayor esfuerzo con mis brazos, pero resultó bastante difícil después de que el chico aflojará su agarre para revisar su celular. — ¿Me vas a ayudar, o no?

El chico agitó su cabeza y se guardó el aparato en el bolsillo trasero de su oscuro pantalón.

— Lo siento — dijo, volviendo a alzar el teclado por su lado. Mi alivio muscular fue inmediato al sentir su ayuda. — Llevó toda la mañana esperando una llamada.

— ¿El urólogo aún no confirma tu cita?

Jungkook y Taehyung se aguantaron una risa, algunos escalones detrás de nosotros.

— Graciosa — musitó Yoongi, empujando hacia mí el teclado que llevábamos cargando escalera arriba.

Mi día de mudanza a los dormitorios había llegado, y ahora llevaba todas mis pertenencias a su nuevo hogar. Mientras que los chicos más jóvenes me ayudaban con un par de cajas, Min Yoongi lo hacía con mi instrumento de teclas negras y blancas. Se habían ofrecido a echarme una mano cuando me los encontré pasando frente a la agencia, con mi frente sudando la gota gorda.

— Llegamos, es aquí — exhale aliviada, señalando la puerta con mi cabeza al llegar a mi piso.

Al entrar, les indiqué que dejaran las cosas en donde encontrarán espacio. El dormitorio era muy pequeño (incluso más que el de Sun), pero supongo que era lo justo ya que yo solamente tendría dos compañeras. Las había conocido brevemente el día anterior pero no habíamos hablado mucho porque, al igual que yo, parecían tener vidas ajetreadas. Una seguía asistiendo a la preparatoria y la otra debía llegar a su empleo en una cocina comunitaria.

Mi guitarra y el resto de mi ropa estaba en mi habitación, junto al baño. Una vez que metiera mi teclado ahí dentro, literalmente el único espacio que tendría para caminar sería encima de mi colchón.

— ¿Puedo quedarme con tu gorra de pollo?

Yoongi empezó a husmear en una de las cajas que habían traído los otros dos, así que lo hice a un lado y la cerré.

— Te dije que la devolví.

— Pero era lo que te daba personalidad.

— ¿Mi identidad se reducía a mi trabajo como repartidora? — siseé. — ¿Te quieres ganar un golpe?

Yoongi me mostró sus encías con una sonrisa.

— Meiji — me llamo Taehyung, — este lugar es más espacioso que nuestro dormitorio.

El chico se dejó caer en los cojines del suelo, en donde las chicas se sentaban a comer, asumí.

— Porque nosotros compartimos con el mismo número de personas con las que cuenta un equipo de fútbol — dijo Yoongi, con sarcasmo.

— De aquí se ve la cancha junto al parque — Jungkook habló, mientras veía por la ventana. — Podríamos ir a jugar algún día.

No pude evitar mirarlo con ternura, pero ese sentimiento no me duró mucho porque me hice consiente del desastre que hacían mis cosas.

— Ahora tengo que desempacar — frustrada, me pase una mano por el cabello. — Gracias por ayudarme, chicos.

Los más pequeños asintieron y se fueron el uno al lado del otro, pero no tarde en darme cuenta de que que el tercer chico seguía detrás de mí, echándole vistazos a mis pertenencias.

Mientras me dedicaba a empujar la caja llena de ropa a mi diminuto cuarto, divisé a Yoongi tomar algo entre sus manos.

— ¡Ya-ah! — exclamé, llegando a su lado para quitarle la libreta. — ¿Qué haces?

so far away ☆ myg ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora