38. insomnio ☆

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Cuarenta minutos después me encontraba entrando a mi departamento con Yoongi detrás de mí. Había pasado todo el rato desde que lo recogí donde habíamos acordado hablando sobre Lee Minjae y lo encantador que me había parecido. Lo peor era que aún no me quedaba sin cosas que decir.

— ¿En dónde será bueno colgar esto? — pensé en voz alta, levantando mi autógrafo. — Tal vez el refrigerador... O podría enmarcarlo una vez que imprima nuestra foto. Carajo, ¿todavía tengo las mejillas rojas? Te juro que hablar con él fue una completa hazaña porque en serio sentía que explotaría en cualquier momento — suspire, dejando caer mis cosas en el sofá. Yo también me tiré sobre el mismo. — ¡Fue tan lindo! ¿No crees? Se ve mil veces más atractivo en persona que en televisión. Me siento como una quinceañera, pero no me importa. ¡Hubiera querido preguntarle tantas cosas!

Aunque sabía que Yoongi estaba harto de escucharme hablar de lo guapo que me parecía Lee Minjae, no pude contenerme. Aun así, apreciaba que me pusiera atención.

— Es un coqueto de mierda. ¿Notaste cómo te tomó cuando sacaron la fotografía? Estuve a nada de gritarle que eres mi novia.

— ¡Yoongi-ah! — grite, viéndolo ir por un vaso de agua a la cocina. — Si hubieras hecho eso, te negaba ahí mismo, créemelo. Debemos poner un par de reglas para este tipo de situaciones. La número uno es que, cuando se traté de Lee Minjae, ¡yo soy una mujer soltera!

— Como quieras — rodó los ojos, pues sabía que solamente estaba jodiendo con él.

— ¿Y qué fue eso de la araña? Siempre soy yo la que se deshace de todas porque tú nunca te atreves — me reí, — debiste usar una excusa más creíble.

— Estaba demasiado cerca tuyo — casi gruño, con el entrecejo fruncido.

El chico camino a la sala, recargó su costado contra la pared y me observo.

— ¿Cómo alejar de mi al amor de mi vida? — seguí echando leña al fuego, burlona. Me levanté del sofá todavía con una enorme sonrisa y le pase por un lado, para tomar mi chaqueta y mochila, dispuesta a ir a la habitación. — Está noche supo a destino, ¿no te pareció?

Yoongi se pasó la lengua por el interior de sus mejillas y, cuando pensé que volvería a rodar sus ojos en mi dirección, apretó mi cintura con ambas manos y me pegó a su cuerpo, impidiendo que siguiera mi camino.

— En menos de cinco minutos vas a olvidarte del nombre y rostro de ese tipo, porque él ni de broma es el amor de tu vida, Meiji, eso te lo apuesto.

Un cosquilleo nació desde la parte baja de mi estómago y me hizo morderme el labio inferior, a modo de provocación. La mirada que Yoongi me estaba lanzando olía a invitación y su boca, ojos y su repentina y ensanchada sonrisa me sacaban de quicio.

El ambiente había pasado de burlesco y juguetón a caliente en cuestión de segundos.

Solté un gemido cuando me hizo intercambiar de lugar con él, de modo que mi espalda quedara contra la pared. Mis cosas habían ido a parar al suelo y mis manos se habían perdido entre las hebras de su cabello. Un beso ardiente y voraz nos conectaba mientras que Yoongi se encargaba de frotar nuestros sexos, luego de que me sacara la camiseta y el sostén de forma acelerada pero excitante.

Yoongi comenzó a dirigirme hasta que nos topamos con el taburete de la cocina. Ahí, él se encargó de alzarme y hacer que me sentara sobre el mismo. Rodeé su cuello con mis brazos mientras que él aferraba sus dos manos en mi cintura, acomodándose entre mis piernas para poder estar tan cerca de mi como fuera posible.

Sus labios atraparon los míos y su lengua se dispuso a pasearse por cada rincón de mi boca, robándome varios jadeos en el proceso. Yoongi tenía un encanto específico en la manera que tenía de tocarme, pues besaba y succionaba mi piel de una forma tan sensual, lenta y placentera, que constantemente me tenía implorando por más.

so far away ☆ myg ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora