04. pollo ☆

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— ... decirle que busque otro sofá, Gi — escuche que alguien hablaba, pero mantuve los ojos cerrados. — Casi no nos da para la renta, come de nuestra comida, trabaja en su música a las dos de la madrugada...

— Shhh, la vas a despertar — le susurró Gina, interrumpiendo su listado.

— Es tu amiga, pero todo tiene límites.

— ¿Y qué hago? ¿Dejarla dormir en la calle? — reclamó. — Mei se esfuerza, Bada. Hace todo el aseo, nos cocina, hace la compra cuando lleva dinero encima-

Escuche a Bada suspirar.

— Sé que Meiji pasa una mala racha, pero ya no quiero que esté aquí. Es todo. Este lugar ya era pequeño cuando solamente éramos nosotras dos.

— Está ahorrando un poco, solo dale tiempo-

— No hay espacio, Gina, ya no-

— Pronto me iré, no tienen que preocuparse — me levante, interrumpiendo la conversación. — E intentaré pasar más desapercibida, solo necesito un par de días más.

Las dos chicas me quedaron viendo apenadas, pero no dijeron nada. Estaban sentadas en la pequeña mesa que usaban de comedor, pegada a la barra de la cocina. Camine directo hacia el baño y cerré la puerta detrás de mí.

Me recargue en el lavabo y me moje la cara. No había sido la mejor manera de despertar. Sabía que estaban empezando a haber fricciones, pero hasta ahora nunca las había escuchado hablar de mi situación a mis espaldas.

Pero era de esperarse, supongo.

Llevaba aquí casi cuatro meses, luego de que tuve que mudarme de imprevisto porque al arrendador de mi antiguo cuarto se le ocurrió aumentar la renta casi al doble. De haber entrado a estudiar en la universidad, me habría ahorrado todo esto. Mis papás no me habrían echado de casa y podría dormir en mi cómoda cama dentro de mi siempre aseada y bonita habitación. Pero no habría podido hacer nada relacionado a la música ni tampoco perseguir lo que quería.

Sacudí mi cabeza y saqué los pensamientos intrusivos de mi mente. Tenía que enfocarme en la búsqueda de un nuevo techo.

Después de tomar una ducha rápida, salí del baño envuelta en una toalla. Me encontré con Gina todavía en la cocina mientras lavaba los platos del desayuno. Al oírme salir, cerró la llave y se sacudió las manos en la ropa.

— Bada ya se fue a la universidad — explicó, — nos quedamos solas.

Asentí. Me dirigí al área de la sala y tomé mi ropa de la caja de cartón que tenía junto a la mesita que sostenía la lámpara de lava de las chicas. Luego volví al baño y me la puse.

Salí de ahí con mi uniforme de trabajo puesto; unos jeans azules cualquiera y una camiseta de estilo polo color amarillo mostaza. Me ahorré ponerme la vergonzosa gorra y la mantuve en mi mano.

— Mei — me llamo Gina, cuando salí otra vez.

— ¿Si?

— Hable con Bada. No tienes que presionarte en la búsqueda de otro lugar. Tomate tu tiempo y-

— No — negué, — es hora de que apresuré las cosas. Han sido muy amables y estoy empezando a aprovecharme de ello.

— Claro que no — se acercó a mí y me tomó de las manos, — eres la mejor compañera que he tenido. Es solo que Bada es muy... Volátil.

— Tiene el derecho a serlo, a estas alturas — le dije, sonriendo para que viera que no estaba triste o molesta. — Ya me quedé más de lo que había previsto. Conseguiré mi propio lugar. No te preocupes.

so far away ☆ myg ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora