— No me dijiste que Kin estaría aquí.
Apreté la botella de cerveza oscura que había tomado el refrigerador hace un minuto. Los agresivos beats de la música trap que sonaba a través de las bocinas retumbaba en mis oídos.
— Te dije que vendrían algunos amigos — Lian se apretó la coleta y se acomodó los mechones sueltos. Las puntas verdes de su cabello habían desaparecido y ahora eran magentas.
— En primer lugar, ni siquiera debí haberte creído lo de pocos amigos, que esto es casi un jodido carnaval — acuse. — ¿Cómo consigues que tanta gente venga a tu casa para tomar a las dos de la tarde?
— Oye, todos necesitan ocupar sus días. Yo lo veo como un servicio a la comunidad.
— Ya — me reí brevemente. — Es que no había pensado que vería a Kin.
— Él y yo estamos en una banda juntos, Mei. No es raro que esté aquí.
— Buen punto — apreté los labios. Luego, desvíe la vista para darle un trago a mi bebida.
— No le hables si no te da la gana. Es más, ¡ni siquiera reconozcas su existencia!
Cuando volví a mirar en dirección al chico, me tuve que aguantar el gesto de desagrado que amenazó con expresarse en mi rostro, pues venía hacia aquí.
— ¿Podrías decirle a él que haga eso conmigo? — le susurre con enojo a Lian.
Cuando Kin llegó con nosotras, me sorprendió ver que no había cambiado casi nada desde la última vez que lo vi en aquel evento del que habíamos salido en malos términos. Recuerdos de esa noche en ese estacionamiento llegaron a mi mente, casi como una película. No todo lo que había pasado ahí había sido malo.
— Song Meiji — se plantó frente a mí, con una de sus enormes sonrisas. — Yo pensé que no te iba a volver a ver.
— Si, yo también. Porque ya sabes, apenas me dejan salir del sótano de la agencia. Me tienen esclavizada mientras me succionan toda la vida y la creatividad.
— Pero veo que no te han quitado el sentido del humor — se metió las manos en los bolsillos. — Eso es bueno. No todo está perdido.
Sonreí falsamente, viéndolo con fastidio.
— Los voy a dejar solos — hablo Lian. — Juntos forman una muy mala vibra y quiero alejarme de ella mientras pueda.
Pensé en detenerla o en forzar mi salida a su lado, pero necesitaba que Kin supiera que me iba bien. Que viera que si pude arreglármelas sin él en mi vida. Que no era el buen equipo que solíamos hacer los dos lo que me sostenía, sino mi propia capacidad de crear.
Algo ególatra de mi parte, pero al diablo.
Al quedarnos solos nos quedamos también en silencio, simplemente escuchando la música que ocupaba la fiesta. Kin llevaba puesta una camiseta blanca con una camisa sin abotonar encima. Su perfil era relajado, como era típico de él.
— Lian me dijo que la banda va bien — hable, intentando disipar la incomodidad.
— Tocamos aquí y allá — sus hombros se encogieron, — pero aún nos falta un baterista.
— ¿Baterista? — fruncí el ceño. — ¿Qué pasó con Jay?
— Regresó a Gwangju. Su papá está enfermo, así que su mamá necesitaba ayuda en casa.
— Lian no me contó nada.
— Se fue hace solo una semana. Ella debe seguir demasiado triste como para hablar de ello. Sabes que estaban empezando algo, ¿no?
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so far away ☆ myg ✔️
Fiksi PenggemarLo que más ama Song Meiji es hacer música, así que cuando decide perseguir sus sueños, no le queda otra opción más que ignorar todos los desaires y desánimos que la gente a su alrededor, incluida su familia, le hace cada vez que sus planes a futuro...