La mañana siguiente desperté con una alegría inmensa. El estómago me cosquilleaba y sentía que podría ponerme a flotar de repente en cualquier momento. Como no estaba segura de si debía contarle a alguien lo que había pasado anoche, tuve que dejar que Taeri y Yara me miraran como si fuera una loca mientras les preparaba el desayuno tarareando una canción. Tuve que esquivar sus preguntas y miradas raras hasta que llegamos a la agencia, en donde cada una se fue por su camino para cumplir con sus tareas matutinas.
Aunque intente disimular el hecho de que pase horas mirando por encima de mi hombro y dando vistazos al pasillo en caso de que Yoongi se apareciera, Donghyeok no pudo evitar notar, al igual que mis compañeras, que un peculiar buen humor me había invadido el día de hoy.
— Meiji-ah, si no te quedas quieta de una vez, voy a hacer que muevan tu escritorio a la puta calle — se quejó el chico.
— ¿Quién arreglaría tus desastres, entonces?
Donghyeok negó con la cabeza, pero continuó con lo que estaba haciendo en su computadora. Media hora después (en la que no pude dejar de sentirme tremendamente ansiosa), Hyowon llegó al estudio y nos pidió que fuéramos a la cafetería que había a dos calles para comprar café para la reunión que tendríamos en un rato. En cuanto el hombre salió, luego de darnos la indicación, Donghyeok me dijo que era mi turno de ir, pues él se había encargado de los cafés en nuestras dos ultimas juntas.
Resignada, acepte mi cometido.
La chica que atendía ya me conocía muy bien y sabía que mi presencia aquí le iba a significar un arduo trabajo. Luego de esperar unos veinte minutos (y de hacer algunos cambios en mi orden habitual), salí del pequeño local con un portavasos de cartón en cada mano. El primero con cuatro cafés medianos con dos de azúcar cada uno y el segundo con cuatro americanos fríos.
Al llegar a la agencia de nuevo, luego de haber hecho malabares para abrir la puerta principal con ambas manos ocupadas, me dirigí a la sala en donde nos juntaríamos. Se trataba de una reunión para revisar todos juntos el álbum una última vez, antes de enviárselo al señor Bang para que, oficialmente, le diera luz verde para lanzarse.
Cuando entré, me encontré con que Hyowon, Donghyeok y todos los miembros ya estaban ahí. Al ver a Yoongi recargado en la pared del fondo el corazón me dio un brinco. Pero él no interrumpió su conversación con Namjoon para mirar en mi dirección.
No le di mucha importancia.
Rápidamente dejé los cafés encima de la mesa. Quienes estaban sentados eligieron su bebida y agradecí que ninguno me hiciera explicar porque había traído cafés americanos fríos esta vez. Todos, con excepción de Taehyung, Jimin y Jungkook, se apropiaron de un vaso. Luego, con un revoloteo en el estómago debido a que por fin estaba en la misma habitación que el chico al que había besado hace menos de veinticuatro horas, tomé dos vasos y me dirigí a donde estaba él.
— Aquí tienen — les tendí sus cafés, cuidando de darle el americano a Yoongi, especialmente.
Por lo general odiaba andar de mesera al llevar cafés de aquí para allá, pero era la excusa perfecta para poder acercarme.
— Gracias — me sonrió Namjoon, dando un primer sorbo.
Miré a Yoongi, pero él se limitó a beber a través de la pajilla sin dirigirme la mirada. Mi ceño se frunció al instante, pero no dije nada porque el señor Kang nos estaba llamando ya para iniciar a reproducir el álbum.
Pensé en sentarme a un lado de Yoongi, pero él se fue rápidamente al lugar vacío entre Jimin y Donghyeok, así que terminé por sentarme a un lado de Hoseok. Mientras las canciones en las que habíamos trabajado por meses se hacían sonar en las bocinas, no pude evitar que mis pensamientos volaran a Yoongi de vez en cuando.
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so far away ☆ myg ✔️
FanfictionLo que más ama Song Meiji es hacer música, así que cuando decide perseguir sus sueños, no le queda otra opción más que ignorar todos los desaires y desánimos que la gente a su alrededor, incluida su familia, le hace cada vez que sus planes a futuro...