Con pasos torpes y con mis manos agarrándose de los metálicos barandales, subí las escaleras para llegar a donde lo había citado. Al llegar, me quedé de pie junto a la puerta, en espera de su aparición, la cual esperaba que fuera pronto, pues sabía que ya había escuchado mi mensaje.
Despabila, Meiji, me dije a mí misma, que no te puedes humillar ahora.
Estiré y cerré mis dedos varías veces. Estaba inquieta. ¿Acaso vendría? ¿O me dejaría aquí plantada? Me sentía como una maldita colegiala a la que un chico la trae dando vueltas por toda la escuela. Era vergonzoso, pero los tragos que había tomado en el dormitorio de Sungi me ayudaban a ignorarlo.
Cuando escuché la puerta rechinar detrás de mí, me giré bruscamente.
Yoongi estaba ahí, con un rostro neutro. Soltó la perilla, dejó que la puerta se cerrara y luego me miró curioso, inspeccionando mi cara como si el número de tragos que me había tomado estuviera escrito en mi frente.
— ¿Hay un bar en el edificio del que no tenga conocimiento?
— Si lo hubiera tú no podrías entrar.
Algo en mi interior se movió cuando lo vi dirigirme un atisbo de sonrisa. Ya no parecía frío como lo había estado en la agencia...
— Estás tomada.
— Estoy perfectamente consciente — conteste al instante.
— Claro, puedo verlo.
— ¿Ahora si me hablas? — cuestione.
— ¿Qué?
La confusión en su voz me hizo exaltar.
— ¿De qué se trató lo de ayer, eh? — Con el frío que hacía, sentí que la cara se me ponía pálida. Sumándole la altura, debía tener la nariz como la de Rodolfo el reno. — ¿Me dices que gustas de mí, me besas y luego me ignoras al día siguiente sin ningún aviso o explicación? ¿Y ahora vienes haciendo bromas? — bufé. — ¿Quién carajo te crees? Aún no eres lo suficientemente famoso como para tener groupies, ¿sabes?
Y luego, él solamente se rió.
— Ya entiendo — asintió, sonriendo mientras se mordía el labio inferior.
— ¿Te causa gracia? — mantuve mi rostro severamente serio, pero como si le hubiera contado un puto chiste, Yoongi siguió riendo. — Ya-ah, ¿a ti qué te pasa?
No sabía si era el alcohol o si de verdad nada de esto estaba teniendo sentido, pero lo único que pude hacer cuando Yoongi avanzó los pocos pasos que nos separaban para posar sus manos en mis mejillas, fue nada. Me quedé estática al sentir de nuevo sus labios moviéndose sobre los míos, dándome un gentil beso que no hizo más que alborotar mi interior por completo. Mis ojos se cerraron, las mejillas me ardieron y sentí que las rodillas se me volvían de gelatina.
Aquí estaba nuestro tercer beso.
— ¿Quieres una relación? — susurró Yoongi, algo jadeante mientras pegaba su frente con la mía luego de romper el beso. Completamente atontada por el alcohol y el repentino contacto, me sentí incapaz de decir algo más que un indescifrable balbuceo. El chico, al notar mi silencio, insistió. — ¿Quieres estar conmigo, Mei?
Con sus manos todavía en mis mejillas me era imposible pensar claro, pero de alguna manera me las arregle para asentir. Yoongi, al procesar mi respuesta, esbozó una sonrisa y volvió a acercar sus labios, pero no pudo besarme porque moví mi cabeza hacia atrás.
— Espera — dije, — que me lo había imaginado distinto — pose mis manos en su cintura, — ¿no llevas un ramo de rosas escondido en el pantalón, o algo así?
ESTÁS LEYENDO
so far away ☆ myg ✔️
FanfictionLo que más ama Song Meiji es hacer música, así que cuando decide perseguir sus sueños, no le queda otra opción más que ignorar todos los desaires y desánimos que la gente a su alrededor, incluida su familia, le hace cada vez que sus planes a futuro...