Cap 41

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Bakugo me llevo arrastras hasta el campus, habían algunos estudiantes en el campo practicando fútbol americano. Aunque muy probablemente iban a cancelar eso ya que el cielo se estaba oscureciendo y amenazaba con llover.

Terminó llevándome hasta las gradas y nos refugiamos de la giras de lluvia, el no me quiso soltar la mano, no quería tenerlo cerca.

Todo el fin de semana encerrada gracias a este patan y sus palabras llenas de amabilidad.

Mina me fue a visitar e insistió que no debería quedarme sola, termine accediendo y vimos películas todo el domingo.

—Necesito hablar contigo— me dijo bakugo aún sujetándome la mano.

Mire nuestras manos juntas, me dolía ver que el amor era unilateral.

Me solté de su mano. —No tenemos nada de que hablar, lo dejaste claro la última vez , así que agradecería que tomaras un boleto de bus y te vayas mucho a la mierda—

El apretó los labios con frustración.

—¡DEJAME HABLR MALDITA SEA!

Dio un paso al frente, se acercó aún más,Me miró desde arriba. Las gotas resonaban en el techo de las gradas.

Me sobresalte por su grito y me moleste ¿que le daba el solo derecho de gritarme?

Lo señalé con el dedo. —¡A MI NO ME GRITAS!

El se quedó callado y molesto pero terminó sonriendo.

Su sonrisa era hermosa, no todo el tiempo se podía ver a bakugo sonriendo con tranquilidad, era un privilegio único. Al cual yo había tenido acceso de ver.

Pero de que vale eso.

El suspiro y tomó una gran bocanada de aire.

—Lo de... noche...no fue mi inten...de darte...entender...quise...eso..siento.

¿Que? ¿Que dijo? Hablo y nunca terminó las palabras. ¿Esto es una especia de disculpa?

Puse cara de total confusión sin entender nada de nada.

—¿que?

El arrugo la cara y metió sus manos en sus bolsillos.

—Lo de esa noche...no fue mi intención darte a entender...no quise decir eso, lo siento.

En todo lo que habló en ningún momento me miró. Evitaba mi mirada siempre.

—Yo quería disculparme por eso y decirte que...

No deje que terminara, se puede ahorrar sus excusas. Había alzado mi mano en señal de que parara y así lo hizo.

—No, no vuelvas a jugar conmigo, no por favor

Mire hacía al campo y los chicos que estaban practicando estaban recogiendo todo, la lluvia no paraba.

—Haru...— me llamo en un tono suave. —No estoy jugando. ¿Puedes dejar de ser idiota por un segundo?

Lo encare enojada, mi enojo duro poco al ver su expresión. Era de arrepentimiento y tristeza.

Eso no iba a detenerme. Seguí con el papel de "enojada" que ya había puesto.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora