Cap 48

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—¿Hablar? ¿Buscar ayuda?— le dije escéptica.—Debes estar desesperado para venir donde mí.

Lo mire, el seguía de pie al frente de mi y una vez que había mencionado lo último el apretó los labios y decidió hablar.

—Me obligaron hacerlo— dijo y tuve que parpadear varias veces.

¿Escuche bien?

—Espera...¿que?— dije con una sonrisita llena de nervios.

—Mira— dio un paso al frente y junto sus manos para explicarme, di un paso atrás.

—Ella me obligó...Dijo que tenía que drogarte, golpearte hasta dejarte irreconocible o violarte para luego tirarte a una carretera desierta— tomó aire y colocó sus manos tapándose el rostro— pero no pude y sobre todo me gane el odio de katsuki...y créeme que no tenía intenciones de hacerlo pero ella me obligó

Cada vez hablaba más y más rápido, mi cerebro intentaba unir los puntos, intentaba decidir si era verdad o simplemente me lo decía para poder agarrarme con la guardia baja.

—Es difícil creerte— le dije.

—¡Lo sé!— sonó desesperado y dio más pasos acercándose a mi.—No espero que me creas, solo quiero que me ayudes a escapar de ella, esta loca, completamente desquiciada...— note su temor en su voz.

—¿Porque yo? ¿En que podría ayudarte?—

—¡Porque se que estas con bakugo! ¡Y él te ama, te anhela! ¡y todos sabemos lo que es el capaz por ti!....así que por favor....ayúdame...ayúdame a escapar de ella, no lo aguanto..creí que lo haría por esos par de billetes...—su voz se quebró.— ¿Que puede hacer una rata como yo? ¿Además de sobrevivir? No tengo familia, ni hermanos, no tengo nada, ni siquiera un lugar al que pueda llamar hogar...— comenzó a llorar.

Se me hacía bastante incómodo ver a un hombre de su edad llorando con desesperación,  incluso su cuerpo temblaba.

—Todos...intentamos sobrevivir de alguna manera, eso incluye en hacer cosas que nosotros no creíamos ser capaces de hacer...

Con lagrimas corriendo por sus mejillas y su voz temblorosa, tomó mi mano y la apretó cálidamente con sus dos palmas.—Te lo pido una última vez...ayúdame—

Muy bien podía ser un show montado, todo el drama incluso. Pero en sus palabras había dolor y desesperanza.

Me acerqué a él y le di un abrazo sincero. Tal vez mi acción y decisión podría ser errónea pero no me puedo negar si alguien me pide ayuda como él lo acababa de hacer.

El chico pelinegro, de ojos oscuros y llamado tyler se aferró a mi cuerpo y colocó su rostro en mi hombro. Una vez nos separamos sentí dicho lugar mojado por sus lagrimas.

—No se como podría ayudarte...—se me encendió el foco en un segundo. —El viernes por la noche mis amigos y yo tendremos una pequeña salida a un restaurante. Ese día, ven e intentaré persuadir a bakugo para que te ayude.

El me sonrió tiernamente y me volvió a dar un abrazo rápido.

—¿Haru?— dijo mi nombre con inseguridad.
—No me disculpe bien. Lo siento, por lo que ocurrió ese día, ese día yo...—Lo interrumpí alzando la mano.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora