Cap 56

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"Noticia de última hora. Abogado y dueño de varios hoteles. se encuentra en bajo sospecha, se ha encontrado información que podría esto como muchos televidentes dicen arruinar la vida de este millonario; de igual manera que se ha encontrado varías propiedades bajo. Se considera que estás propiedades han sido asaltadas por un grupo que mucho han mencionado como "justicia." Nada ha salido a la luz ni mucho menos el líder de este grupo. Todo esto ha ocurrido en menos de 8 horas. Los mantendremos alerta."

Apague la televisión una vez que el reportaje había terminado. Hace no más de una hora el médico a cargo de Haru me había dado la noticia. Había quedado pasmado tras escuchar sus palabras, no tenía idea de cómo actuar o decir.

Hasta que todos decidieron abandonar la sala. No obstante, antes de retirarse el médico me aviso que una enfermera vendría más tarde para darle unos medicamentos a Haru.

Eran las 11 y 58 de la noche, pronto iba hacer el cumpleaños de Haru y ella estaba en estas condiciones. Saque un cigarrillo del paquete y tome el encendedor. Necesitaba algo que me calmara.

Encendí el encendedor y estuve apunto de encender también el cigarrillo. Mire a haru. La miré y otra vez el sentimiento de culpa me invadía.

Porque si, durante todo ese tiempo eso era lo único que estaba seguro que sentía. Culpa.

Apague el encendedor y tome todo el paquete de cigarrillos y lo tire por la ventana. Volví a tomar asiento. Y alcance la pequeña mano de Haru inerte.

Comencé acariciar sus pequeños dedos y la palma de su mano.

—Feliz cumpleaños a ti, mi pequeña— dije en un suspiró.

Me incliné para besar sus pálidos y delgados labios, el zumbido del tono de mi celular me sacó de tono.

Irritado saque el celular de mala gana y al ver el nombre de la pantalla, palidecí. Era la mamá de Haru, me estaba llamando.

Se muy bien el porque me estaba llamando. Un maldito topo había hablado. Apreté los puños al recordar el hecho del Bastardo del ex.

Era otra cosa de la que me tenía que encargar.

Tome una gran bocanada de aire y conteste.

—¡AL FIN CONTESTAS! Dios, estoy tan preocupada. Me llamo shinso diciéndome todo pero...no quise creer que algo le pasara a mi hija. Estamos en caminando hacia allá. Llegáramos quizás en la noche pero necesito saber si ella esta bien... si algo le pasa yo..— comenzó a sollozar y apreté el celular. —no se que haré, es mi vida.

Hablaba tan rápido, estaba desesperada.

—ella..— voltee hacia donde estaba Haru. —Ella esta bien por ahora. Tuve un accidente y...

Dude en hablar sobre el tema de un posible embarazo.

—Se encuentra estable por ahora.

Escuché un suspiro de alivio. —¿Está despierta?

—Está dormida ahora mismo, su cuerpo está muy débil. —Bueno, no mentía.

—Bakugo, debes explicar muchas cosas. ¿Como...Shinso me contó todo.

Mi cara se oscureció completamente.

—¿que tanto le dijo?

—Absolutamente todo. El me llamo desesperado y diciendo que ya no podía ocultarlo más y comenzó hablarme de todo. De todo lo que le hiciste a Haru y de lo mal que la has tratado. No supe si creerle— rio incrédula. —La verdad, se que para ti Haru es alguien especial pero...

—Entonces no crea en las palabras de ese bastardo. Estoy cuidando a Haru en este momento y eso es todo lo que importa.

—Una vez que lleguemos quiero hablar contigo

—Lo entiendo.

—Bien, bien. Oh, espera, el Don quiere hablar contigo.

Escuché como pasó el celular y al fondo escuché a la señora agradecer que su hija estuviera bien.

—Bakugo.

—Señor.

—Llegaremos en la noche.

—Lo se.

—Y, tú madre también ha estado preguntando por ti, dice que no contestas sus llamadas.

—Ella es muy molesta.

Se rió. —Cuídala, se que la cuidas mejor que lo que hace shinso.

—ese idiota no se volverá acercar a Haru.

—Y eso espero.

Me reí bajo yo.

—Entonces nos vemos. —Se despidió él.—¡Adiós! ¡UNA VEZ QUE HARU DESPIERTE DILE QUE ME LLAME!— grito la señora de fondo.

Cerré la llamada y me tiré al sofá. Tenía un gran dolor de cabeza.

(...)

—Al final me llamaste. No creí que me buscaras.

Hablo shinso. Estaba de pie frente a su puerta del dormitorio. Había venido aquí una vez había terminado la llamada.

—Mira idiota

Me corto.

—¿Te llamo la señora yamada? Espero que ella entiendo de una vez la clase de bastardo que eres.

Fruncí las cejas y lo fulminé. Él tenía intenciones de seguir hablando y yo no vine aquí para hablar.

—te he dado una paliza más de una vez. ¿No entiendes?

Shinso se preparó. Estaba dispuesto a pelear. Me pareció gracioso verlo. No me moví.

Cerré los ojos y sonriendo con grandeza me encorvé de hombros. —Las personas estupidas se quedan así.

Me soltó un golpe en la mandíbula tomándome por sorpresa. No lo pensé dos veces y me abalancé listo para golpearlo.

—¡ESTÁBAMOS MUY BIEN HARU Y YO! PORQUE HARU PREFERÍA QUEDARSE CON UN MALDITO TÓXICO CON PROBLEMAS COMO TÚ

Me espetó mientras intentaba atacarme y defenderse. En una patee sus piernas haciendo una maniobra quedó en el suelo y solté repetidos golpes directo a su estómago. El tampoco se quedaba quieto e intentaba de todo para poder golpearme.

—ESTÁBAMOS BIEN Y TRANQUILOS.

—¡PERO ELLA NO ERA FELIZ!— le espete ya molesto y el quedó putrefacto.

Todo lo que escuchaba era él y Haru esto, él y haru lo otro. Me tenía harto.

Shinso no dijo otra cosa. Se había quedado quieto en silencio. Me aparte para tomar aire y me levante.

El quedó en el suelo mirando a la nada.

—¿No sabias eso?— me reí de él. —Eres mas patético de lo que pensé. Estuviste con ella y nunca lo notaste.

—ella era feliz conmigo...hasta que llegaste. Todo estaba bien y tú te entrometiste entre nosotros. Incluso llegue a tratarla mal.

Me moleste al escuchar lo último y lo tome por la cuello de su suéter.

—Mira bastardo, ella estuvo contigo solo para llenar ese espacio de mi ausencia. Tú solo fuiste una necesidad para ocupar mi lugar. ¿De verdad pensaste que se iba a conformar contigo? No me llegas ni a los talones, no eres ni la mitad de lo que soy. Ahora que estoy aquí y escucha bien.

Pase el agarre a su cuello.

—No me pienso ir a ningún lado, tampoco pienso perderla una segunda vez y mucho menos pienso en dejarla ir con alguien más que no sea yo.

El idiota había quedado congelado hasta que comenzó a llorar. Me dio asco y lo solté.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora