Tóxico

Cap 60

Epílogo

Estaba sentada al frente de la computadora, viendo el horario que tendría esta semana. Recién había cortado una llamada relacionada con el trabajo.

—Mami, el Tío Sero está afuera.— voltee hacia a la puerta donde estaba mi hija.

—Voy— dije hacia al aire mientras me levantaba e iba hacia la puerta principal.

Mire por el orificio de la puerta, Sero no venía solo. La abrí.

—Buenas, Buenas— exclamó sero entrando primero con una gran sonrisa en su rostro.

—Hola Haru— me saludó Jin y le di pase para entrar. —¿Donde está la princesa?— preguntó buscando con la mirada.

Mi hija los escucho y vino corriendo hacia Jin. El la abrazó con gusto, luego fue dónde Sero que la cargo en sus brazos.

Con mi hija en sus brazos de giro hacia a mí.

—Tenemos que hablar

—Ok,ok, Tengo que bañarla y cambiar su ropa

—son casi las 12 del mediodía— me dijo.

La pequeña niña en sus brazos aún en pijama contestó. —No me gusta bañarme, tío.

Me encogí de hombros y sero de rió al igual que jin.

—Uy ¿Tiene un diente flojo?— hablo jin.

—Creo que anoche lo noté— dije. Caminé hacia la nevera y saqué una cerveza. Se la pase a sero.

Apunte con el dedo a jin mirándolo. —¿Aún tienes esa limonada?

—Claro que si, princeso— dije burlona.

Jin se mofó y miró a Sero de manera seria. Sero lo esquivo y se fue a sentar en la mesa colocando a La Niña sobre una silla a su lado.

—¿Le dijiste de eso? — hablo jin reclamándole a sero. —Te había dicho que no me dijeras así, y ahora Haru sabe ¿Sabes lo de la última vez?

Sero negó con la cabeza divertido pidiendo que siguiera.

—La vez que Haru se enteró que yo era el de abajo me hizo toda clase de preguntas— Jin alterado hablaba muy rápido. —una de ellas fue que si alguna vez yo la puse ¡E HIZO LA PREGUNTA GRITANDO EN UN RESTAURANTE PORQUE NO QUERÍA RESPONDER LAS OTRAS!

Sero se atragantó con la cerveza y se río.

—¿Tú de verdad crees que alguna vez seré el de abajo?— me pregunto sero aún riendo.

Yo desde el pasaplato de la cocina con una taza de café me ríe y volví a dar un sobro del líquido.

—La verdad es que si— dije riéndome.

La pequeña en la mesa no entendía nuestra conversación, mejor así.

Sero me fulmino con la mirada. Subía y bajaba las cejas aún tomando el café.