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Habían pasado horas desde que Minhye me había revelado muy felizmente que era la prometida de Jimin, y asimismo habían pasado horas desde que yo había asentido con una sonrisa muy forzada y me había dado media vuelta para alejarme de allí sin emitir palabra alguna. Porque sí, eso fue justo lo que hice: esperé a que Jimin lo negara y, como eso no pasó, sonreí como si me pareciera una noticia absolutamente maravillosa y me fui con mi decepción a otra parte.

Así que Jimin se había enfadado conmigo solo porque estaba celoso de Jungkook, cosa que yo podía comprender perfectamente, pero resulta que él estaba comprometido con Minhye y ni siquiera lo había mencionado. ¿Acaso el hecho de que estaba prometido con una persona no le parecía algo digno de mención teniendo en cuenta que quería empezar una relación conmigo? Porque a mí me parecía muy de interés popular, la verdad.

Dios, cuanto más lo pensaba más alucinaba. ¿Prometidos? ¿En plan boda y todo eso? ¡Pero si ninguno de los dos tenía edad para casarse aún! ¿Cuándo habíamos vuelto al siglo catorce y por qué nadie me había avisado? El lado bueno es que podía convencer a Yoongi para que me comprara a cambio de unas cuantas gallinas y me llevara a vivir con él y su familia, el malo que tendríamos que casarnos también y engendrar bebés debido a la presión de la sociedad. Lo de los niños no estaba tan mal, porque me encantaban, lo de casarme con Yoongi... bueno, le veía algunas lagunas.

—¿Vas a quedarte ahí mirando al techo o piensas venir a comer algo antes de que el profesor Choi y la del silbato empiecen a poner actividades? —me preguntó Yeri mientras se hacía una de sus altas coletas. Ya había cambiado su ropa de diario por el uniforme de educación física—. ¿No pensarás dormir aquí también, no? Porque esa cama es minúscula, vamos a estar muy incómodas.

—¿Insinúas que me vaya a mi habitación y duerma felizmente junto a la prometida del chico que me gusta? —Me incorporé hasta quedar sentada en la orilla de la cama y le lancé una mirada despectiva—. ¿Pero qué clase de amiga eres tú?

—La clase de amiga que no quiere levantarse con la espalda hecha una mierda mañana.

Bufé, la ignoré y me volví a tumbar. La espalda de Yeri era la menor de mis preocupaciones en ese momento.

—Están prometidos, Yeri. ¡Prometidos! —dije por décima vez desde que me había escondido en la cabaña de mi mejor amiga. Tal vez así lo terminaba de asimilar—. ¿No te parece surrealista?

—Pues sí, Roa, me parece muy surrealista. Y no va a dejar de parecérmelo por más veces que me lo preguntes.

—Es que es para flipar.

—Sí que lo es —coincidió, agachándose para atarse las deportivas—, pero sigo pensando que deberías haber dejado que Jimin se explicara.

—¡Pero si lo he hecho! Y ya has visto que no ha dicho nada. Se ha quedado ahí, mirándome como si acabara de descubrir uno de sus secretos más oscuros.

—Tampoco es que le haya dado tiempo a reaccionar...

—Yo creo que le ha dado tiempo de sobra —repliqué.

Yeri apretó los labios y me miró recelosa, como si no estuviera de acuerdo en absoluto. Aún así, no me lo discutió. Mejor, porque tenía las de perder.

—¿Estás enfadada con él?

—¿Enfadada? No. ¿Decepcionada? Un poquito —respondí mientras observaba superficialmente las vigas de madera del techo—. Bueno, sí que me enfada que se haya portado como un idiota conmigo solo porque estaba celoso de Koko cuando él está prometido con Minhye, pero yo no estoy en posición de quejarme de sus celos precisamente.

—¿Koko? —repitió—. ¿Ya vuelve a ser Koko?

—Nunca ha dejado de ser Koko.

—¿No? Pues creo recordar que hace una semana era Jungkook.

Cold as Fire » jjk, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora