Me daba igual lo que dijera Taehyung, porque el techo sí que se estaba moviendo. Estaba dando un montón de vueltas súper chachis, y creo que la cama también. Aunque puede que la cama no estuviera dando vueltas como tal, sino más bien moviéndose como si estuviera rellena de agua, y eso seguía estando súper guay. Subía y bajaba, bajaba y subía. Era como si estuviera flotando en mitad del mar.
—Sí que se mueve —insistí mientras mi amigo me tapaba—. Se mueve un montón, Tae. Hace fiuuuuuummmm... y se mueve.
—¿El qué? ¿La cama o el techo?
—El techo. La cama. Las dos cosas.
—Ya, lo que tú digas... —Me destapé porque era molesto, y entonces él volvió a taparme—. Roa, ¿te quieres estar quietecita? Es hora de dormir y hace frío.
—Mentira, hace calor.
De hecho, hacía tanto calor que me vi obligada a deshacerme de mi pantalón de pijama. Desaté el cordón que lo mantenía ajustado a mi cintura, tiré hacia abajo y me quedé en bragas. Taehyung hizo rodar sus pupilas cuando lancé la prenda contra la pared y se enganchó en el marco del espejo como por arte de magia. En cambio, yo exhalé con asombro, porque eso había sido increíble. Lo más gracioso que me había pasado en toda mi vida, me atrevería a decir.
Me eché a reír a carcajada limpia.
—Mira, Roa, son las dos y media de la mañana y me muero de sueño. Haz lo que quieras; destápate, desnúdate, levántate y baila el aserejé, pero yo me voy a mi cabaña a dormir —me dijo todo cascarrabias. Yo me volví a reír porque había dicho "aserejé". Qué palabra más rara y divertida—. Ni siquiera me estás escuchando, ¿verdad? —suspiró.
—Te estoy escuchando con mis ojeras —respondí—. ¿Ojeras? Orejas. ¿Orejeras?
—Madre mía...
—Tae, no te preocupes, estaré pendiente de ella hasta que se duerma —dijo una dulce y melodiosa voz a mi izquierda. Me incorporé de la cama casi como si tuviera muelles en la espalda y la miré.
—¡Ay! ¡Qué bien! —Mi alegría captó el interés de las dos únicas personas que me acompañaban en ese momento—. ¡Qué afortunada soy, Minhye va a estar pendiente de mí hasta que me duerma! Gracias a Dios por mandar a uno de sus mejores ángeles para socorrerme. Alabado sea.
—¿Qué dices ahora, idiota?
—¿No lo sabes? ¡Es Minhye! Todo el mundo quiere a Minhye. Es guapa y rubia. Y pequeñita. Es como una muñequita, y cuando se ríe hace «jijiji».
—¿Yo me río así? —preguntó la chica.
—Me gustaría decirte que está desvariando, pero en eso tiene razón —alegó Taehyung. Minhye apretó los labios de una forma muy graciosa y me reí. Todo era muy divertido. Hasta la cara de Tae, mirándome súper serio—. Roa, me voy. Vete a dormir de una vez, ¿quieres?
—¡Señor, sí, señor!
—Esta chica es tonta, la pobre.
—No te preocupes, de verdad. Tampoco es como si pudiera hacer ninguna locura aquí dentro, ¿no? —Volvió a sonar la angelical voz de Minhye—. Seguro que se queda dormida en cuanto te vayas.
¿Dormida? No tenía sueño. Era más probable que me salieran antenas en la cabeza antes de que me quedara dormida en las próximas diez horas. Por cierto, eso habría sido mítico. Lo de las antenas, digo.
Taehyung se llevó las manos a las caderas y me miró, analizándome con el ceño arrugado. Y yo también le estaba mirando a él, dedicándole una sonrisa súper súper grande porque estaba súper súper contenta. Aunque puede que "mirándole" no sea la palabra correcta, porque de pronto no le veía. Todo estaba oscuro. ¿Qué había pasado? ¿Se había ido la luz? ¿Íbamos a morir todos? Ah, no, espera, creo que solo eran mis párpados.
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Cold as Fire » jjk, pjm
FanficEl comportamiento de Roa nunca estuvo ligado a su estricta cultura ni a lo que se esperaba de una "señorita de su estatus social", y las muchas críticas que recibió por ello le resbalaron como el más escurridizo aceite. Para ella, la vida era un jue...