Habían pasado un par de días desde que Jungkook me había dicho que me quería y, por lo tanto, yo ya tendría que haber pasado página, pero no era el caso. Ese maldito hombre tan frío a la par que atractivo había pronunciado aquella palabra con tanta convicción que no podía parar de reproducirla en mi cabeza una y otra vez, como una nota de voz grabada a fuego en mi hipopradera. De hecho, estaba barajando la opción de pedirle que se grabara a sí mismo diciéndolo para poder oírla cada vez que quisiera. «Morado». Aunque eso sería pasarse, ¿verdad? Si le pedía algo así, cruzaría la fina línea que había entre ser Roa, la idiota que se había enamorado por primera vez, y Joe, el protagonista psicópata de la serie You.
Al final, tras mucho debatirlo conmigo misma, llegué a la conclusión de que pedirle tal cosa no tenía sentido. Principalmente porque, conociéndolo, se negaría. ¿Quién sabe? Tal vez no hacía falta llegar a ese extremo para volver a oírle decir aquello. Y sí, ya sé que "morado" no es "te quiero", pero, para mí, cuando Jungkook lo dijo, sonó como la declaración de amor más romántica de la historia. Ahora, incluso el color me recordaba a él. A nosotros. Y morado significaba amor. Significaba que era uno de mis colores favoritos y que él lo supo sin que yo se lo dijera. Significaba que fingía que no me soportaba aunque siempre estaba pendiente de mí y protegiéndome. Significaba que abandonaba su soledad y su misantropía solo para estar conmigo. Significaba, literalmente, que estaba tan enamorado de mí como yo lo estaba de él. Así que... sí, morado era mi palabra favorita en el mundo. Era nuestra palabra, y me encantaba.
Bajé al hall dando saltitos como la colegiala feliz que era, aunque en realidad estaba un poco nerviosa. En pocas horas tendría lugar el dichoso examen para el que había estudiado tanto y, teniendo en cuenta mi trayectoria en esa asignatura, no estaba segura de poder aprobarlo. ¿Y si lo suspendía? ¿Y si todo lo que me había enseñado Jungkook no había servido para nada? ¿Y si al final repetía curso y tenía que esperar un año más para estar con él en la universidad?
«No, Roa, esa no es la actitud. Tienes que...»
Mi móvil sonó dentro de mi sudadera justo en mitad de mi regañina mental, y por el sonido de beso tan exagerado que emitió (sí, ¿qué pasa? Me hacía ilusión), supe que era un mensaje de Jungkook sin ni siquiera mirarlo. Me estaba llevando la mano al bolsillo cuando una voz femenina, suave y firme, se hizo eco en la estancia.
—Buenos días, cariño. —La palabra "cariño" retumbó en mis tímpanos, y no era la primera vez que lo hacía. Mi madre había estado llamándome así desde hacía unas cuantas semanas—. ¿Qué tal has dormido? —Abrí la boca para responder sin ser consciente de que había sido una pregunta absolutamente retórica—. Esperaba poder hablar contigo durante el desayuno, pero ya que has madrugado tanto no tenemos por qué esperar.
—¿Conmigo? —pregunté, extrañada—. ¿Qué ha pasado? ¿Qué he hecho ahora?
Normalmente, mi madre solo hablaba conmigo para echarme la bronca, pero su sonrisa me decía que la conversación que ella tenía en mente en ese momento estaba lejos de ser un monólogo sobre lo increíblemente decepcionada que estaba de mí y de mis notas académicas. Lo cual, era bastante raro. Pero no tan raro teniendo en cuenta que llevaba comportándose como una madre "decente" desde hacía un par de semanas. Tampoco es que hubiéramos comenzado a pasar tiempo juntas o hubiésemos cruzado más palabras de las estrictamente necesarias, pero era cierto que su tono había cambiado radicalmente a la hora de dirigirse a mí. Ahora sonaba... cordial. Cercana, diría yo. Incluso amable a veces.
—No has hecho nada. Qué cosas tienes, hija —dijo, haciendo aspavientos ridículamente elegantes con una de sus manos. No sé que me dejó más perpleja, que acabara de llamarme "hija" por segunda vez en mi vida o que actuara como si lo que acababa de decir le pareciera medianamente divertido.
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Cold as Fire » jjk, pjm
FanfictionEl comportamiento de Roa nunca estuvo ligado a su estricta cultura ni a lo que se esperaba de una "señorita de su estatus social", y las muchas críticas que recibió por ello le resbalaron como el más escurridizo aceite. Para ella, la vida era un jue...