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Taehyung seguía recitando aquella enorme parrafada mientras yo me esforzaba por disfrutar de mis pastelitos de chocolate, lo cual se me estaba complicando, porque las palabras de mi amigo sobre lo que parecía ser la fantástica asignatura de biología no me dejaban concentrarme en el exquisito sabor de estos como era debido. Yeri, por su parte, estaba totalmente inmersa en su pasatiempo favorito, que era nada más y nada menos que la lectura. No era raro verla leyendo un libro, básicamente porque siempre estaba leyendo uno. Sin importar el momento del día o el lugar, ella siempre tenía un libro en las manos.

Los tres éramos inseparables; el gay, la lesbiana y la... rarita. Por un momento dudé sobre el adjetivo que debía usar para mí, me habían dedicado tantos calificativos despectivos a lo largo de mi corta vida que me sentí abrumada ante las decenas de palabras que aparecieron en mi mente con el objetivo de describirme. Lo gracioso de la historia era que, en realidad, Taehyung no era gay, sino que era bisexual. Yeri no era lesbiana, solo vestía muy distinto a lo que la sociedad interpretaba como femenino. Y yo... Bueno, yo sí era todas esas cosas que me habían llamado, desde puta loca hasta descerebrada.

En aquel instituto no podías ser diferente, y si te atrevías a serlo sería como ponerte una diana en mitad del pecho. Tu existencia estaría marcada durante todos tus años como estudiante en aquel lugar y los demás nunca te dejarían disfrutar de una adolescencia tranquila. Para mis amigos ese era su pan de cada día, para mí no tanto, pues, a pesar de ser considerada un bicho raro, era "una de ellos". Mis padres también pertenecían a la alta sociedad y manejaban cantidades desorbitadas de dinero. Ser una ricachona más era todo lo que me amparaba a los ojos de aquellos estudiantes. Aunque, aún así, las críticas hacia mi persona no escaseaban.

Y ese era justo el motivo por el que solo acostumbraba a relacionarme con estudiantes becados como Yeri y Taehyung. Ellos eran los únicos que no me juzgaban por ser yo misma. Los únicos que me querían por quién era y no por lo que tenía. Los únicos que no me encarcelaban en un patrón de comportamiento que yo no estaba dispuesta a seguir.

Mi vida transcurría tranquila dentro del estrés que era ser yo. A menudo solía meterme en problemas. Recientemente había decidido hacer un pulso con la muerte y desafiar a Jeon. Que si bien nunca había llamado mi atención con anterioridad, desde la apuesta se había convertido en el mayor enigma que la vida me había ofrecido en bandeja. Era perfectamente consciente de que él y sus asuntos no eran de mi incumbencia, por supuesto que no. Pero eso a mí me importaba una mierda, yo solo quería molestar.

—Qué putisima barbaridad de texto, Kim Taehyung —interrumpí el recital del moreno—. Por favor, cállate ya. Mi abuela está llorando desde su casa.

—Estoy estudiando, Moon Roa. Cosa que tú también deberías hacer si no quieres suspender el examen que tenemos dentro de una hora. Porque, si lo haces, es probable que tu abuela acabe llorando de verdad por culpa de la nieta tan fracasada que tiene.

—¿Y por qué lo lees en voz alta? ¿Se supone que así se te van a adherir las palabras al cerebro o qué? —pregunté, más decidida a burlarme de él que otra cosa—. Ah, y no te preocupes por mi abuela. Esa mujer ya ha aceptado que soy un fracaso.

—Leí en un artículo que estudiar en voz alta estimula el hipocampo —explicó Yeri, apartando la vista de su libro.

—¿Qué cojones es el hipopótamo? —Me llevé el último bocado de mi último pastelito a la boca con gran pesar después de soltar aquella pregunta. Los echaría de menos.

—Hipocampo. La parte del cerebro que guarda los recuerdos y te ayuda a memorizar y tal...

—Interpreto que has sido tú la que le ha dado esa magnífica idea al chaval, entonces. —Yeri asintió tranquila mientras Taehyung seguía soltando un aburrido discurso sobre las células procariotas que no podía interesarme menos—. No te esfuerces, Tae, ni siquiera el hipotálamo podrá salvarte del suspenso.

Cold as Fire » jjk, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora