Cuando me desperté al día siguiente, Jungkook no estaba a mi lado.
Empezaba a ser frustrante eso de irme a dormir con él y despertarme de la manera contraria, la verdad. Por una vez me habría gustado darle un beso de buenos días o... no sé, que me llamen loca, pero también habríamos podido repetir lo de la noche anterior. Pero no, porque no estaba. Aunque cuando alcancé mi móvil de la mesita de noche, tampoco tenía ningún mensaje, así que di por hecho que no se había muy lejos. O por mucho tiempo.
Probablemente estaría en la casa principal haciendo cualquier cosa. O eso es lo que yo creía, por eso esperé... y esperé... y esperé. Había pasado media hora desde que me había despertado y Jungkook seguía sin aparecer. ¿Dónde cojones estaba? ¿Es que se había olvidado de mí?
Me levanté para ir al baño antes de que me explotara la vejiga, pero solo fui capaz de dar tres pasos cuando un malestar horrible se apoderó de todo mi cuerpo. Una sensación de cansancio extremo y de fatiga que ya había experimentado alguna vez anteriormente, pero nunca con aquella intensidad. Fue entonces cuando recordé que tenía que tomarme la medicación y que, hacía tan solo unas pocas horas, había hecho un gasto de energía bastante grande. Odiaba estar permanentemente enferma, pero así era mi vida.
Conseguí vaciar la vejiga al fin y busqué mis pastillas entre mis cosas. Siempre las llevaba encima por lo que pudiera pasar, y aquella vez en concreto había sido un acierto. Luego me peiné el pelo con los dedos, me lavé la cara y me enjuagué la boca con un poco de pasta de dientes (medidas extremas cuando no tienes tu cepillo a mano). Pero, incluso después de hacer todo eso, Jungkook seguía sin aparecer, así que me senté en la orilla de la cama para mandarle un mensaje y, de paso, esperar a que la medicina me hiciera efecto.
Koko
Dónde estás?
09:32Pero nada, no hubo respuesta. Solo cuando vi lo temprano que era todavía (temprano para mí, que solía despertarme un poco más tarde) caí en la cuenta de que quizá había salido a correr. Cuando estábamos en la montaña, salía a correr todas las mañanas. Jimin me lo dijo. Y supuse que esa costumbre no había aparecido mágicamente de un día para otro, aunque podía haber hecho una excepción aquella vez. Al fin y al cabo, no todos los días dormíamos juntos. Ni tampoco todos los días hacíamos el amor.
Suspiré y me dejé caer sobre la almohada. No podía dejar de pensar en todo lo que habíamos hecho, y puedo asegurar que nunca había sido más feliz que en ese momento. Lo único que me molestaba y que perturbaba mi calma y tranquilidad era la idea de tener que irme pronto, pero no quería darle mucho importancia a ese tema porque, si algo había decidido antes de caer profundamente dormida entre los brazos de Jungkook la noche anterior, era que no me iba a ir a ninguna parte. Sí, así de fácil. No pensaba irme. Mis padres tendrían que arrastrarme físicamente hasta Inglaterra si querían que fuera a esa escuela, y ni siquiera así conseguirían separarme de Jungkook. De hecho, estaba planeando qué decirle a mi padre cuando le llamara más tarde para hacerle llegar mi increíble decisión. Ya me lo imaginaba regañándome, pero me daba igual. Jungkook se había convertido en mi prioridad total y absoluta y no pensaba vivir sin él. Ni siquiera durante seis meses.
De repente, mi estómago decidió gruñír para hacerme saber que mi organismo se moría de hambre. Mal momento. Pero eso me hizo preguntarme si tal vez Jungkook estaba en la cocina desayunando. ¿Y si...?
«No, ni se te ocurra. ¿Acaso quieres que se enfade contigo?».
Claro que no quería que Jungkook se enfadara conmigo, pero es que tenía hambre. Además, también tenía sed y no me había dejado ni un poco de agua. Incluso miré en la mini nevera que había junto a la puerta del baño, pero estaba prácticamente vacía. Solo había un par de bebidas energéticas, que además no podía tomar si no quería incrementar las posibilidades de tener un paro cardíaco. Y la botella de agua que trajo ayer descansaba sobre la mesita de noche, desoladamente vacía.
ESTÁS LEYENDO
Cold as Fire » jjk, pjm
FanfictionEl comportamiento de Roa nunca estuvo ligado a su estricta cultura ni a lo que se esperaba de una "señorita de su estatus social", y las muchas críticas que recibió por ello le resbalaron como el más escurridizo aceite. Para ella, la vida era un jue...