Roa era una chica simpática, buena, amiga de sus amigos y siempre tenía una sonrisa en la cara. Le gustaba ver lo mejor de las personas y a veces era un poco ingenua por eso mismo, pero no se daba cuenta. Siempre intentaba ver el vaso medio lleno, aunque las circunstancias nunca acompañaran, y no era fácil hundirla. Su tenacidad y perseverancia eran admirables. Pocas veces se rendía cuando quería algo... o a alguien. Pero no todo eran virtudes, Roa también tenía defectos. Por ejemplo, le era imposible recordar la palabra hipocampo, por más fácil y simple que fuera. Tenía bastante carácter cuando se enfadaba de verdad, y no era tan difícil hacerla enfadar como podía esperarse. Además, era demasiado... demasiado... guapa. Sí, eso es. Tenía una belleza despampanante y encandilaba a todos los chicos como si de una maldición se tratara, lo cual le traía muchos problemas. Su inteligencia no conocía límites y eso hacía que los demás se sintieran inferiores a ella y la envidiaran, así que le costaba hacer amigos de verdad. De hecho...
Bah, ¿a quién quiero engañar? Eso no es lo que habrían dicho en mi funeral, y lo peor es que nunca sabré lo que dirán cuando realmente muera. ¿Tendrán sistemas de espionaje en el más allá? Porque el día que ponga un pie en la tumba, me gustaría ver lo que dicen de mí. Tendrán que llenar la sala funeraria con micrófonos para que yo pueda oír lo que comentan mis seres queridos mientras se ponen hasta arriba de comida y bebida. Y yo los observaré con aire juzgador desde arriba, o con nostalgia si resulta que dicen algo bonito. Pero para eso queda mucho tiempo, porque si esa operaciónzucha de tres al cuarto no me mató, no creo que nada lo haga. Solo la vejez.
Al menos, eso espero.
—Un poco más a la izquierda —guío, y automáticamente mi cuerpo flota en esa dirección—. No, no tanto. Un poco más a la derecha. Un poco más... No, menos, un poco menos...
—Roa —se queja Taehyung, que ya tiene la cara roja por el esfuerzo y las venas del cuello empiezan a marcársele más de la cuenta—. ¿Te importaría decidirte de una puta vez? Esto pesa, ¿sabes? Y dile a tu monstruo que se esté quieto, que me está poniendo muy nervioso.
—¿A quién estás llamando monstruo? —Entorno los ojos hacia él y luego desvío la mirada hacia Bam, que juguetea a nuestro alrededor con la lengua fuera—. ¿Te diviertes, Bami? ¿Quieres subirte al sofá conmigo? ¿Sí?
—No, Roa, no... —Pero ya es tarde. Bam se vuelve loco cuando le hablo con ese tono de voz agudo y extraño, parecida a la forma en la que le habla todo el mundo a los bebés. El perro (que he de admitir que ha crecido mucho en el último año) pega un salto y se lanza sobre mí para darme lametazos en la cara mientras mueve el rabo con efusividad—. ¡Tú! ¡Dile algo a la loca de tu novia! ¡Quiere matarnos!
—Roa... —murmura Jungkook solo para complacerle, pero lejos de estar enfadado, parece divertirse con la situación.
—Ha llamado monstruo a nuestro hijo, Koko. Se lo merece.
—Sí, pero yo no.
Y, lamentablemente, en eso tiene toda la razón. Es evidente que Taehyung lo está pasando mucho peor que Jungkook al sostener el sofá con mi peso y el de Bam, porque mi novio es Spider-Man (siempre lo ha sido) y tiene una fuerza espectacular. Pero hasta el mejor de los superhéroes tiene debilidades, y he de admitir que el peso extra puede ser demasiado incluso hasta para él.
—Venga, Bami, baja del sofá antes de que a tu appa le salga una hernia —le apremio, pero el pobre no me entiende y se queda mirándome con esos ojitos brillantes y preciosos, sin saber qué hacer—. Abajo, Bam, abajo —insisto, señalando el suelo. Él ladea la cabeza, haciendo que una de sus orejas se doble sobre sí misma y caiga sobre ella. ¿Se puede ser más adorable—. ¡Ay, pero si es que eres la cosa más bonita del mundo!
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Cold as Fire » jjk, pjm
FanficEl comportamiento de Roa nunca estuvo ligado a su estricta cultura ni a lo que se esperaba de una "señorita de su estatus social", y las muchas críticas que recibió por ello le resbalaron como el más escurridizo aceite. Para ella, la vida era un jue...