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¿Iba a besarme? ¿De verdad iba a besarme? No, no tenía ningún sentido. ¿Por qué iba a querer besarme alguien que ni siquiera me soportaba?

«Eso no es verdad».

Bueno, vale, sí que me soportaba. Y me cuidaba, y me protegía, y amenazaba de muerte a otras personas si osaban respirar a mi alrededor. Lo que, siendo totalmente sincera, me parecía un poco exagerado, pero lo que también encajaba con eso de querer besarme. A no ser, claro, que en realidad estuviera dándole demasiadas vueltas al tema. ¿Por qué tenía que ser un beso la única opción? Tal vez no iba a besarme, tal vez solo tenía una pelusa en la cara y quería quitármela.

«¿Con la boca?»

Pues claro que no; su boca había permanecido a una distancia muy prudencial en todo momento, así que hacerme esa pregunta ni siquiera tenía sentido. Como tampoco tenía ningún sentido creer que había querido besarme. ¿Jeon Jungkook? ¿El mismo chico que palideció cuando recibió la carta de amor de Minhye? ¿El que la rechazó diciendo que no creía en el amor y que quería ser un chico solitario como en las películas?

«Pero eso fue lo que tú le dijiste que dijera, ¿no?»

Sí, pero yo solo estaba bromeando. Quería asegurarme de que la rechazaba apropiadamente, pero no creí que fuera a decir algo así de verdad. Además, que no, que no tenía ningún sentido. ¿Por qué iba a interesarse Jungkook en mí de esa forma? De todas las personas de nuestra escuela, ¿por qué yo?

«¿Porque tú eres la única que se ha acercado a él y se ha atrevido a hablarle? ¿Porque no lo tratas como si fuera un psicópata, justo como hacen los demás?»

A ver, ya en serio; ¿quién cojones era la imbécil que vivía ahora en mi cabeza? Me caía muy mal. Iba a matarla si no dejaba de decir tonterías.

—Hola a todos —dijo una voz mecánica por encima del murmullo. Estaba tan perdida en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de que ya habíamos llegado al lugar en el que el profesor Choi nos esperaba megáfono en mano—, espero que hayáis disfrutado del banquete de bienvenida, porque a partir de ahora la comida os la tendréis que hacer vosotros solitos. ¡Y en equipo!

La multitud estalló en quejas y abucheos mientras yo buscaba a mi alrededor. ¿Dónde cojones estaba Yeri? Juraría que había sido ella la que me había llevado hasta allí, pero había desaparecido sin más.

—Bueno, bueno... —continuó diciendo, tratando de apaciguar las aguas—, nadie dijo que esto sería un camino de rosas. Si esperabais unas vacaciones a tutiplén, estabais muy equivocados.

«¿A tutiplén?» Sonaba a expresión que decía la gente hacía unos cuantos siglos.

Me alcé sobre la puntera de mis deportivas para mirar por encima de las cabezas a mi alrededor. No había ni rastro de Yeri o Taehyung. Tampoco vi a Minhye, ni a Yoa, y mucho menos vi a Jimin. Lo que sí que vi fue cómo una hilera de personas se apartaba por la fuerza, despejando el camino a mis espaldas. Escuché alguna que otra queja entre el mar de personas antes de que Jungkook hiciera a un lado no muy amablemente al último chico que se interponía entre él y yo para, a continuación, colocarse a mi derecha sin decir ni una sola palabra.

La postura que adoptó a mi lado desprendía demasiadas vibraciones de perro guardián, y si no hubiera estado un poco descentrada después de... no sé, lo que fuera que había pasado antes, tal vez me habría reído.

—¿Por qué te has ido así? Llevo como cinco minutos buscándote —espetó.

—¿Koko buscándome por segunda vez? Vaya, hoy tiene que ser mi día de suerte. —Se quedó mirándome como si así esperara encontrarle la gracia a mi sarcasmo. No sabía que, irónicamente, lo gracia era esa: que no la tenía—. ¿Podrías recordarme por qué tengo que vivir pegada tu culo estos tres días?

Cold as Fire » jjk, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora