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Las pruebas salieron bien y, antes de que me diera cuenta, el viernes llegó como una tormenta que lo arrasa todo y de la que no sabía si saldría viva.

Decírselo a Yoa fue difícil. Por suerte, mi madre no le había dicho nada y pude ser yo la que le diera la noticia. La muy idiota se echó a llorar como una niña pequeña que no quiere perder a su hermana mayor, pero, al igual que a Jungkook, le aseguré que eso no pasaría. Con Yeri y con Taehyung tampoco fue mucho más fácil. Quedé con los dos en la cafetería de Namjoon. Era la primera vez en semanas que volvíamos a estar juntos, y más que ser algo alegre fue un festival de caras largas. A Yeri se le escaparon algunas lagrimillas, pero Taehyung se hizo el duro y la consoló. Y Namjoon y Yoongi no se lo tomaron mucho mejor que ellos, pero teniendo en cuenta que eran las dos personas más fuertes que conocía, eran los que menos me preocupaban si me llegaba a pasar algo.

Por otro lado, la semana en casa había sido un caos. Entre mi abuela, que se había venido de Yeosu conmigo sin previo aviso; Maya, que también se había venido con nosotras porque mi abuela no tenía con quien dejarla (y no paraba de corretear por todas partes); mi padre, que había cogido un vuelo para volver a casa tan pronto como mi madre le avisó de que iba a operarme; Yoa, que parecía un alma en pena y me miraba como si no fuera a volver a verme nunca más; y mi madre, que más o menos seguía el mismo camino que mi hermana pequeña, aquello parecía más un funeral que otra cosa. Pero aún así yo estaba muy contenta, porque ya no recordaba la última vez que nos habíamos reunido de esa forma (si es que alguna vez lo habíamos hecho). Es más, cuando me recuperara de la operación, me aseguraría de que nos reuniésemos más. Y, sobre todo, de que mi padre volviera a casa con más frecuencia. Sí, tal vez debiera chantajearle con eso último antes de entrar al quirófano.

Como si supiera que estaba pensando en él, la puerta de la habitación se abrió, dando paso a un hombre alto e imponente cuyas líneas de expresión revelaban que, en realidad, era más viejo de lo que parecía. Mi padre era muy guapo. Quizá no tanto como mi madre, o tal vez de una forma diferente. Desde luego, era una belleza un poco más cálida, aunque él también era muy serio. Pero no tan frío como ella, eso nunca. Y hablando de mi madre, ella venía detrás de él. Estaba casi segura de que era la primera vez que la veía vestida con algo que no fuese de alta costura. En los últimos días había sido testigo de su decadencia progresiva. Si tenía alguna duda de lo preocupada que pudiera estar por la operación, solo tenía que mirarla para resolverla. Apenas hablaba. Ni una sola queja, ni un buenos días. Nada.

—¿Necesitas algo, pastelito? ¿Estás cómoda? —me preguntó mi padre con gesto preocupado. Se acercó a la camilla y me acomodó la almohada. Es verdad que las camillas de hospital son muy incómodas, pero tampoco era para tanto.

—Estoy bien, aunque tengo un poco de hambre.

Un poco era quedarme corta. Me moría de hambre. Llevaba ocho horas sin ingerir un mísero alimento.

—No puedes comer nada antes de la operación, ya lo sabes. —Rodé los ojos. Los médicos y sus estúpidas normas—. El doctor dice que la cirugía durará unas dos horas. ¿Estás nerviosa?

—A ver, la única forma de no estar nerviosa sería estar muerta —bromeé, pero a mi madre no le hizo ni pizca de gracia. Me miró como si hubiera dicho algo horrible—. Omma, solo es una broma —la tranquilicé.

—Tú y tus bromas... —murmuró ella, desviando la mirada. Por un momento, me puse muy contenta de volver a escucharla, aunque solo fuera para quejarse de mí. Puede que mi madre fuera... bueno, así como ella era, pero era mi madre y no me gustaba verla así.

Llamaron a la puerta y me sentí importante cuando tuve que decir "adelante" para que pasaran. No pude evitar sonreír de oreja a oreja cuando Jungkook apareció tras ella y entró en la habitación. Ay, cuánto le había echado de menos en esos dos minutos y cuarenta y cinco segundos que había estado sin verle. Casi lo describiría como algo insoportable. Para mi sorpresa, su madre, Hanee y el señor Park venían con él. Me hizo tanta ilusión que vinieran a verme que casi me puse a llorar de la alegría.

Cold as Fire » jjk, pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora