Syndra solía frecuentar el templo de las sombras hace pocos años. Kayn siempre creyó que existía alguna química entre su maestro y la maga, lo podía notar en los ojos y forma de ser para con ella por parte de él. El joven al verlo se daba cuenta de que su mentor bajaba la guardia ante ella y eso le parecía debilidad. Su mentor siempre lo entrenaba para que sea el mejor asesino, que no mostrase piedad ante nadie y que por ninguna razón quede desprevenido ante nadie. Durante sus visitas, alguna vez Syndra le había ofrecido a Kayn enseñarle algo de magia, el muchacho insistía en que era una completa pérdida de tiempo.
-Señorita Syndra, con todo respeto, no creo llegar a necesitar nunca la magia para defenderme. Soy un asesino, mi deber es terminar mi trabajo lo más rápido posible. Entrar y salir.- Le explicaba Kayn a la "amiga" de su maestro.
-Kayn, muchacho. La magia no retrasara tus labores de asesinato, podrían mejorarte incluso. Atrapar a tus enemigos más rápido, localizarlos, atacar a distancia. Pero, creo que lo que más puede interesarte es, que con magia, podrías sacarle la ventaja a ese demonio de tu arma.- Dijo la mujer.
Kayn automáticamente presto toda su atención en ella. Todo lo que le ayudase a dominar a ese bastarlo él lo usaría. Syndra le enseño al muchacho a concentrar y dominar el maná de su cuerpo. Aprendió habilidades como la de localizar por su energía a los seres que le rodeaban, a lograr que Rhaast no se colara en su cabeza con tanta facilidad y a dominar la armadura Darkin que tenía en su cuerpo. El trenzado alguna vez pudo expandir esa armadura por su cuerpo o quitarla a voluntad, pero con el paso del tiempo y la influencia del demonio fue perdiendo esa habilidad. Su nueva maestra Syndra, no solo le había ayudado a que con magia recuperara esa habilidad, sino que a mejorarla, que la armadura sea el triple de fuerte. Kayn fue muy agradecido con ella, puesto que a partir de ahora, esa poca magia que poseía ahora le otorgaba una gran ventaja a Rhaast y más aún sobre sí mismo.
Bajo la desquiciada tormenta, Kayn usó su magia para localizar a los vastayas. Los reconoció debido a que su aura era completamente diferente, más potente y mágica. Se transformó en una sombra y avanzó rápidamente en su dirección. Se aseguraría de que no vuelvan a molestar a su preciada orden.
Mientras más se acercaba, más exacta era su ubicación para él. En la copa de un árbol, ellos descansan y se resguardan de la tormenta, abrazados, compartiendo el calor corporal del otro. El ambiente romántico duró hasta que una guadaña cortó toda la copa haciendo volar a los vastaya. Ambos maniobraron por el aire, aterrizando con esfuerzo en una postura de alerta máxima. Kayn aterrizó frente a ellos, una pareja de vastayas, un hombre rubio y una mujer pelirroja, ambos con alas y alguna extremidad de ave.
Kayn saltó a toda velocidad sobre ellos, pero el vastaya hombre se abalanzó hacia él para intentar embestirlo. Choco fuertemente contra él para luego levantarlo por los aires. –Ahora Xayah.- gritó el sujeto. La mujer asintió y lanzo una ráfaga de sus muy filosas plumas. El asesino fue rápido para expandir la armadura Darkin por todo su cuerpo, exceptuando del cuello hacia arriba. Las dagas plumas chocaron contra él, algunas quedaron incrustadas en su cuerpo, otras habían revotado provocando un ligero chispazo contra la misma.
Aterrizó, sus dos oponentes se veían preocupados, parecían con intenciones de huir más que el hombre. –Ambos sabemos que escapar será imposible, Rakan. Es demasiado veloz como para correr.- Hablaba con su pareja la mujer. –Tendremos que darlo todo, solo un bando va a sobrevivir.- Concluía mientras alistaba más de sus afiladas plumas. Su pareja solo la vio y asintió.
Ambos saltaron sobre el asesino, el cual comenzó a esquivar habilidosamente los golpes que intentaba asestarle el Rakan mientras evadía las filosas dagas de Xayah. Kayn no encontraba margen para atacar, si intentaba golpear se vería chocado por las plumas, que, aunque no podían dañar su cuerpo, el choque si dolía bastante. Lo mismo con la mujer, debido a la distancia no podría acercarse jamás. En un momento Rakan dejo de atacar y solo corrió hacia él, pasando alrededor suyo. Hipnotizándolo con magia de los vastayas antiguos. Logro despertar del trance que solo duró unos segundos y vio a Xayah elevada con sus alas, esta lanzó una grandísima cantidad de dagas plumas que chocaron dolorosamente contra Kayn para luego volver aún más rápido y fuerte. El trenzado cayó al suelo paralizado momentáneamente por el dolor.
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Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | Lemon
RomanceLos Darkin Varus y Aatrox se emprenden en una misión brutal para liberar a Rhaast de su portador, Kayn. El cual no dara el brazo a torcer y arrastrara la pelea por toda Runaterra junto con Zoe, una exiliada del monte Targon por incumplir su papel de...