Capítulo 27: Un Mal Augurio

61 9 2
                                    


La suerte ya se encontraba echada, las dos chicas incapacitadas y él se encontraba extenuado además de tener a su compañera aupada, sin contar el filo de la katana que descansaba a escasos milímetros de su garganta. El combate inició en segundos, y en segundos finalizó.

Zoe logró abrir los ojos cuando finalizaba su gesto de dolor, aquella mujer de pelo blanco mantenía una expresión seria mientras tenía a la pelirroja a punta de espada. –Que ni se te ocurra moverte- fue todo lo que dijo la armada, como ya había hecho antes, la maga comenzaría a rogar por su vida. Implorar piedad ahora era una mala costumbre.

La chica tomo aire para comenzar su discurso a punta de lágrimas, cuando la primer palabra estaba asomándose de sus labios un grito la enmudeció -¡Por favor!- el asesino sombrío se le adelantó, sorprendiéndola completamente. –No las lastimen, por favor... Se los ruego- Pidió con sus ojos casi aguados, cayendo de rodillas por el agotamiento de cargar casi un día con la ninja a cuestas.

El sonido de la espada ninja volviendo a su funda provocó por momentos la calma del guerrero, esos momentos terminaban por expandirse del todo cuando la mano de aquel hombre se tendió hacia él. –Levántate- espetó aquel tipo con un tono serio pero calmo, el trenzado correspondió a la ayuda de aquel sujeto. La peliblanca hizo lo propio con la maga.

Aquel extraño le arrebató a Akali y la colocó en su propia espalda, el pelinegro desconfiaba demasiado, pero con el cansancio que arrastraba perdería cualquier intento de ataque o defensa, incluso si el extraño llevase sus manos atadas.

-Sígannos. Nuestra aldea está cerca- dijo este tipo. Kayn y Zoe seguían a la pareja guía, los cuales indicaban el camino a paso lento para no agotar más a los jóvenes que les alcanzaban. Kayn analizaba en silencio al dúo. Un hombre de cuarenta años aproximadamente, se podía intuir debido a algunas arrugas presentes en su cara, además de algunas canas en su largo y atado cabello amarronado. Una katana envainada en su cintura, nadie incapaz de usarla la portaría, la suma de su edad y su arma daba un resultado de alto peligro.

Por su parte, su compañera debería rondar los treinta, el cabello un poco largo, casi hasta los hombros. Por su musculatura se puede intuir que está entrenada, más evidente queda esto al ver como doblegó a Zoe, claro es que la maga no puede defenderse y que no cuesta nada reducirla, pero la forma en la que llevó a cabo su incapacitación es preocupante. ¿Una espada rota? ¿Qué clase de luchador experimentado como ella usa un arma en esas condiciones? Kayn se fijó más detenidamente en dicha arma, portaba unas runas grabadas en ella. Debía agradecerle a su difunto maestro haberle exigido durante tanto tiempo el prestar atención a cada detalle, así como contarle las leyendas que recorren todo el continente sobre las poderosísimas runas y su poder increíblemente destructivo si se les da un mal uso.

-Esta gente es peligrosa- susurró el chico su compañera. -¿Qué haremos? Ninguno de nosotros puede hacer nada, tú estás tan agotado que te desmayarías en la carrera hacia ellos. Y ambos sabemos la utilidad que tengo yo, podría canalizar toda mi magia y expulsarla contra ellos, eso provocaría que me desfallezca ¡y solo sacaríamos ventaja si alguno de ellos es alérgico a las putas mariposas!- se quejaba la maga, indignada por sus reducidas capacidades. –De momento los seguiremos. Esta aldea la hemos explorado en el pasado con mi maestro, pero en su momento no estaban estos tipos, no sé sus intenciones. Si de verdad nos ayudan genial, pero estemos alerta por precaución- concluyó el asesino. La pelirroja asintió sin rechistar.

Finalizaron el recorrido al cruzar un pequeño grupo de árboles que portaban forma de arco, un pueblo bastante acogedor se hallaba al otro lado. –Es más grande de lo que recuerdo- espetó en voz baja Kayn. –Llevare a su amiga con el medico de aquí- dijo el hombre que llevaba a Akali consigo para después dedicarle una mirada a su esposa –lleva a la niña a casa, luego acomódalos a ellos- la mujer de pelo cenizo respondió levantando su pulgar.

Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora