Capítulo 41: El Comienzo del Fin

28 6 0
                                    


El soldado de alto rango noxiano se encontraba a altas horas de la madrugada completando algunos papeles, resultados y análisis de sus misiones se encontraban plasmados en las hojas. Los ojos de Alec habrían adquirido mucho más peso del que recordaba, su cama canturreaba su nombre -Terminaré esto para mañana- se dijo a sí mismo.

En menos de cinco minutos el hombre se encontraba en ropas cómodas y algo holgadas. Con sus sabanas y gruesas frazadas tapándolo hasta el mentón. Los inexistentes ruidos nocturnos cesaron, el sueño hizo presa de él.

Golpecitos como guijarros sobre cristal le despertaron pesadamente, a menos de una hora de haber conciliado el sueño. Y como de esperarse era, iracundo marcho esos breves metros hacia su ventana, abriéndola con una mano mientras sostenía un chichillo afilado en la otra, listo para lanzarse a la mínima amenaza. El hombre espabiló al ver quien era la persona que le arrebató su descanso. Katarina se encontraba abajo, en cuanto el noxiano supo quién era, la daga sombría subió a costa de saltos toscos hasta el balcón.

- ¿Qué haces a estas horas por aquí? ¿Te das cuenta que estamos cerca de la capital? Por los dioses, estas solo con una capucha- Reprendía sorprendido el hombre. -Escucha, sé que esto es repentino, pero sabes muy bien que no me aparecería por aquí si no fuese importante- Contestaba en su defensa la mujer local. El hombre cayó en cuenta de la gravedad del asunto al escuchar esas palabras. - ¿Has terminado la cabaña en la que trabajabas? – Preguntó apresurada. El hombre asintió. - ¿Qué tan lejos está de aquí? – Indagó. -Seis horas a caballo, pero hay que desviarse del sendero y está bastante escondida en el bosque. Kat, me estas asustando. ¿Qué mierda ha pasado? – Exclamaba con alta exaltación y preocupación el hombre.

Un silencio se hizo presente entre esos dos amantes asustados del balcón. Ella tomó aire, preparándose para explayarse -Nos tendieron una trampa, Samira estaba entre los caballeros de escolta del último atraco. A duras penas sobrevivimos- Pausaba la explicación para mostrar el tajo auto suturado de su abdomen -Ahora saben que estoy por la ciudad, que mis compañeros están involucrados. Están cerca de descubrirnos, atraparnos. Pensamos luchar hasta el final, pero no puedo con los niños cerca, ellos deben irse, no lograré hacer nada si sé que corren peligro. Necesito que los lleves a la cabaña, será su nuevo hogar, luego los alcanzaré- Puso al tanto al noxiano.

-Kat. Puedo hacer eso. Pero, ¿Qué pasará contigo? ¿Por qué no vienes directamente con ellos? – Interrogaba con incertidumbre el soldado. -Le prometí a mis compañeros ayuda, no puedo dejarlos sin más- Fue todo lo que dijo.

El hombre guardo silencio, pero tras un pesado suspiro indicó que aceptaría ayudar a la pelirroja. -Prométeme que todo saldrá bien- Solicitó Alec. -Hecho- Contestó la otra.

Para el amanecer los jovencitos estaban llegando en una carreta llena de suministros hasta el hogar, acompañados de la mujer, quien les había explicado que ese sería su nuevo hogar, que estarían al cuidado del amigo de ella poco tiempo, y que ella volvería y las cosas a partir de entonces serán mejores. Todos los jóvenes sonrieron a la idea, todos menos uno. Ciro, quien aprisionaba lágrimas en sus ojos.

Antes de que la guerrera volviese a subirse a la carreta para marcharse, fue encarada por el pequeño. -Kat, ¿Qué está pasando? – Preguntaba con algo de temor. La mujer no podría mentir mucho más, el miedo se reflejaba en sus ojos color esmeralda. -Escucha, hijo. Puede que las cosas estén bastante complicadas, pero todo saldrá bien. Lo juro- Intentaba reconfortar. -Tienes miedo, tú nunca tiene miedo. Es algo peligroso, demasiado- Comprendía el muchacho. -Siempre tan observador, querido. Por eso eras de mis favoritos, pero no se lo digas a los demás, no quiero que se enfaden conmigo- Intentaba calmar las aguas, casi sin éxito. Una idea apareció en la cabeza de la mujer de la cicatriz, la cual comenzó a quitarse el anillo negro, el niño lo negó al momento -Este anillo me ayudó cuando tenía miedo, cuando no sabía si volverías lo miraba y me sentía mejor. No quiero que tengas pánico alguno, así que úsalo tú, por favor. Cuando regreses, me lo das- Dijo con una sonrisa. -Es una promesa- Aseguró la local.

Antes de volver, recibió instrucciones sobre el próximo atraco, además de como estaban formados los depósitos para atacarlos, además del Bastión Inmortal, el riesgo era algo y el plan debería ser perfecto, el grupo estuvo días pensando cómo hacer todo a la perfección.

-Repasemos todo por última vez- Exclamó la daga sombría -Una caravana estará a las afueras de la ciudad por la tarde, casi cuando la noche caiga. Akali la interceptará, nada de ataques directos, solo alárgalo lo más que puedas. Ya nos conocen, por lo tanto, estará muy bien preparado el escuadrón, enviando casi todo el personal disponible a defender el móvil. Cuando ellos estén agotados o perdidos en combate. Corre en dirección a los depósitos. Allí estarán Kayn y Zoe, ellos encenderán en llamas todo el lugar. Yo iré al Bastión directamente. Les facilitaré la entrada, recuerdo donde está la galería de armas. El "Bebedor de sangre" estará allí. Tengamos en cuenta que tal vez Darius o Samira aparecerán. Quizás Akali los cruce acompañando la caravana, o estén en el Bastión. O uno en un lugar y su compañero en otro. Tengamos mucho cuidado. Nada debe salir mal- Advertía con seriedad y convicción. Sus compañeros se veían tan emocionados como nerviosos, pero su fe si mismos les podía más.

Zoe abrió su boca para consultar algo, pero fue interrumpida por unos gritos gruesos que provenían de la calle. Un carruaje del gobierno de Noxus surcaba los caminos de ese barrio. - ¡La ex teniente Katarina Aún deambula esta ciudad acompañada de dos individuos más, se les busca vivos o muertos urgentemente! – Vociferaba sin cesar aquel hombre. -Mierda- Se quejaba la ninja.

-Justo eso quería comentar- Continuaba Zoe -La cara de ustedes tres está por toda la nación ahora. Como haremos con eso. ¿Y si debemos separarnos? – Dijo algo preocupada. -Si algo sale mal nos reencontraremos en el bosque, pero tratemos de perderlos antes, o matarlos- Sentenció Du Couteau.

Todos pusieron sus puños al frente, tocándolos ligeramente, era su despedida antes del gran acto de esa misma noche. La nieve comenzaba a caer lentamente, tocando la nariz del Darkin que se apoyaba junto a la ventana, escuchando toda la conversación, con una sonrisa maliciosa en su cara -Parece que tengo planes para hoy- exclamó vilmente.

-----Notas del autor

Hola, gracias por la espera y el apoyo.

Este episodio fue mas corto debido a que es el pie al final del arco de noxus. A prepararse, porque es fuerte el final.

Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora