Capítulo 47: La Verdad

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La frustración les había devorado. La tarde estaba en un punto avanzado y ellos aún seguían allí. Zoe continuaba su llanto; derrumbada en el suelo, Akali no habría dejado de contemplar la cabeza cercenada de su amiga por horas; con tristeza reflejada en sus ojos, Kayn continuaba mirando a la nada. La cara del chico reflejaba indignación, furia, asco, angustia. Desde que el demonio le elevó la mano para posicionar en ella el saco de oro esta habría seguido en la misma ubicación, ya ni siquiera la sentía.

De un momento a otro, repentinamente volvió en sí. Guardaría con rencor ese oro, puesto que estaba llevándose la recompensa de la cabellera roja que flameaba sangrientamente. Respiró hondo, pero todavía la repulsión continuaba en su ser, caminaría en dirección a la maga decaída, pasando por delante sin mirar a la ninja.

-Zoe- Le hablaba sin conseguir que la mujer voltease si quiera, continuaba arrodillada con la cabeza gacha y las manos en sus ojos - ¡Zoe! – Repetía con el mismo resultado. A las cansadas y actuando por impulso la tomó del brazo y la levantó a la fuerza y de manera brusca, causando algo de dolor en la mujer. Fue en ese instante que recibió una bofetada por parte de Akali, tanto el asesino como la maga quedaron anonadados -Escucha, tu- hablo la pelinegra -Si sientes impotencia, rabia o dolor está bien. Pero busca otra cosa en donde plasmar tu frustración, nunca le vuelvas a poner una mano encima- amenazó. El muchacho miró al suelo repleto de vergüenza -No, no quise, yo lo- Intentaba disculparse, pero fue abrazado de golpe por su querida -Perdóname, Kayn- Solicitó con la cara hundida en el pecho del chico, este no dudo y devolvió el gesto envolviendo a la chica en sus brazos cálidos, llenos de culpa -Lo lamento demasiado- Concluyó su frase el asesino mientras besaba la cabeza de la chica llorona.

Partieron con mucho dolor de la zona, descubrieron que la ciudad estaba convertida en un caos. Puesto que los asesinatos de las caras de la infantería noxiana habían salido a la luz, los imbatibles Darius y Samira ahora estaban en poder del reino de la muerte. Los perpetradores estaban en paradero e identidad desconocida, eso mantenía a la ciudad en estado permanente de alerta, la única cara conocida hasta el momento era la de Akali, bien habían hecho en ocultarse con harapos.

Escondidos entre los callejones usurparon un carro a caballo, era hora de partir, de dejar la venganza atrás y el dolor eterno en el corazón.

La herida de la muerte de Kat estaría con ellos siempre, pero era momento de lanzar sal a la herida, buscando a los niños y a Alec para darle la triste noticia.

Cuando detuvieron el carro frente a la casa ninguno quería bajarse, una horrible secuencia estaba por suceder, hasta Kayn tenia sus manos temblorosas, quería llorar, pero se resistiría.

Se vieron en la obligación de descender cuando lograron divisar que los niños y el hombre salían del hogar en dirección a los recién llegados, seguramente buscando a su amada "Tía".

Las caras de sorpresa y duda por no ver a la pelirroja eran crueles - ¿Dónde está la tía? – Preguntaba una niña algo preocupada. El tutor sospechaba lo que había ocurrido con su amada, sus ojos tristes le delataban, el medio Darkin le confirmó la noticia con un gesto en su mirada. Finalmente fue Zoe quien abriría la boca para develar la verdad, o mejor aún, una mentira para no golpear a niños tan pequeños con la cruda realidad de la muerte.

-Chicos, anoche tuvimos un pequeño percance- Anunció mientras ejecutaba con sus manos el gesto de calma -La tía Kata fue vista por gente importante, por lo tanto, ahora están buscándola por todos lados, muchos soldados están rastrillando muchas zonas para encontrarla, así que tuvo que tomar la difícil decisión de huir- Explicaba colmada de nervios, los acompañantes tenían la mirada baja y un nudo en la garganta.

Con un poco mas de charla los niños acabarían tragándose el cuento, Katarina algún día volvería a casa, pero deberá esperar a que todo se calmase.

Los niños fueron suertudos al contar con su ingenuidad, pero para los adultos el dolor era inevitable, Alec se acercó en cuanto los críos se dispersaron.

La conversación no duró demasiado tiempo, el hombre solo solicitó saber como fue el final de su esposa. Los protagonistas evitarían tocar el tema del demonio Darkin. El disgusto del local les partía el alma. -Si gustan, pueden quedarse un tiempo- Invitó desanimado el ahora tutor de los chiquillos. -No, muchas gracias. Debemos ponernos en marcha para encontrar algunos objetos, es demasiado importante- Negaba Kayn con gratitud. - ¿Puedo saber cuales son? Tal vez pueda ayudar- Se ofreció el soldado. -Pues, un alguna pieza que pueda atravesar armaduras, además alguna mas que pueda detener las magias de robo de vida- Explicó sin esperanzas el asesino.

El noxiano demoró algunos momentos en recordar alguna data que les sirviese, pero concluiría por hallarla -Recuerdo que nuestros espías en la región de Piltover estuvieron investigando el paradero de algunas armas y artilugios que servirían para guerras. Entre ellos se encontraban el conocido como "Matakrakens" y la "Sierraespada Quimopunk". Eso debe de servir, el primero es un arma de fuego la cual al tercer impacto inhibe cualquier tipo de armadura y causa un daño de tipo verdadero, la segunda causa hemorragias mágicas que logran evitar que tu rival pueda curarse del todo con robos de vida- Explicó convencido -Sabemos que, hasta hace poco, se encontraban en la región anteriormente mencionada, pero hace algunas semanas desaparecieron. Creemos que las robaron, pero no han salido de los alrededores- Continuo.

-Esa información vale oro- Respondía Zoe, si bien estaba emocionada, el pesar de lo pasado aún la mantenía apagada. No se quedaron mucho más, agradecieron como es debido y a la par se disculparon por lo causado. Estaban dispuestos a partir casi bajo la luna, pero alguien los detuvo.

-Esperen- Dijo Ciro desde atrás de ellos, sorprendiendo al grupo. -Hola, amiguito. Lamento mucho la noticia, pero créeme que Kat escapó para protegerlos- Justificaba su mentira el joven Darkin. -No quiero que me mientan- Hablaba enojado el quico -Quiero saber la verdad, yo no soy un niñito pequeño como los otros, sé cuando me mienten- protestaba con razón. El grupo se miró entre sí, el muchacho tenia razón. Pero el pesar recaía en quien sería el vocero final. Las indicadas serían ambas chicas, pero contra todo pronostico sería el asesino quien se arrodillaría delante del preadolescente.

-Te entiendo perfectamente, eres mayor, eres bastante inteligente. Por ende, creo que te haces una idea de lo que pasó- Espetó tranquilamente mientras posaba su mano en el hombro del menor. En los ojos del Ciro las lagrimas se aguantaban, lo que se imaginaba era real. -Saben- El tranzado le miraba a los ojos mientras le hablaba -Yo también perdí a mi madre a una edad muy corta. A diferencia de ti, ella murió ante mis ojos. Cuando eso pasó, no quise llorar. Pero luego entendí que guardar las lagrimas hace mas daño aún- Una lagrima caía por la mejilla del guerrero -Llora, Ciro. Alguien maduro es alguien que libera sus sentimientos- Concluyó. El pequeño comenzó a llorar casi desconsoladamente, todas las lágrimas que siempre ocultó.

En cuanto el chiquillo se recompuso un poco, Kayn sacó de su bolsillo algo muy valioso, el anillo de la pelirroja. -Katarina usaba este anillo, la representaba como guerrera de su nación y defensora de todo aquel que la necesitase- Explicaba mientras colocaba el anillo en el dedo del pequeño -Ahora es tuyo, ahora serás tú quien libre batallas para proteger a sus seres queridos, eres fuerte, más que Kat. Y ella lo sabía- Elogiaba y condecoraba al chico. -Lo prometo- Respondió. -Nos vemos, sargento- Dijo. El chico respondió con un ademan digno de un alto mando. 

---- Notas del autor

Disculpen la demora, estaba cambiando algunas cosas de la historia a futuro. Los quiero

Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora