Capítulo 28: Aquella Noche Eterna

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El cuervo comenzaba a desintegrarse lentamente, como si quemado desapareciera, era una especie de centinela de visión. "Alguien nos observa" fue el pensamiento del chico y su arma, descartaron a los habitantes de la aldea porque si de ellos se tratase Rhaast les habría descubierto. El muchacho se acercaba a buscar a su compañero/herramienta, cuando el segundo comenzaba a reírse como si estuviese apreciando un espectáculo de payasos.

El pelinegro suspiró pesadamente, hacía rato que el demonio no se le burlaba, no solía hacerlo frecuentemente, en el pasado le apasionaba hacerlo enfadar con comentarios hilarantes o provocativos, pero reírse directamente de él no era común. –Algo cuyo poder es abrumador nos está acosando ¿Qué es tan divertido? ¿Con el pelo suelto parezco una chica? ¿O me veía mejor embarrado en lodo?- preguntaba con algo de fastidio Kayn. –No sabía que así conquistaban mujeres los jóvenes de hoy en día- contestaba entre risas la guadaña. – ¿Qué clase de mierda estás diciendo ahora?...- El silencio posterior a la pregunta denotaba que descubrió que le alegraba tanto el humor a Rhaast. Volteó lentamente su cuerpo, rogando porque no fuera lo que él pensaba, por desgracia estaba en lo cierto. Zoe se encontraba hundida hasta la nariz, solo asomando del agua de sus ojos en adelante, lo poco que se veía de su rostro se encontraba completamente rojo, había visto al completo el cuerpo desnudo de su amigo.

El muchacho se sumergió a la misma altura que la pelirroja y comenzó a volver a su sitio de la cascada, el momento de relax a había sido frustrado por aquel espectador maligno, pero esto arruinaría el resto del día, tal vez hasta semana.

Ambos se vistieron desde sus lugares designados, al momento del reencuentro frente al lago el ambiente era lo más incómodo posible. Por suerte el momento fue salvado por la peliblanca, la cual volvía para ver el estado de ambos y llevarlos nuevamente al pueblo. –Ahora que recuerdo- dijo la maga –no sabemos tu nombre- indagaba. –Mi nombre es Riven, aquel hombre de cabello largo era mi marido, Yasuo. Y aquella pequeña era nuestra hija, Komi- explicaba amistosamente –Sepan entender y disculpar el ataque en el bosque, pero comprendan que desconocíamos tanto a ustedes como a sus intenciones. No permitiría que nada le pase a mi hija- concluyó con seriedad al final.

Zoe ladeaba sus manos en señal de paz –No se preocupen, no tenemos ninguna intención de lastimar a nadie inofensivo- explicaba con calma. -¿Que hacían por la zona?- preguntaba Riven. –Estábamos viajando en un carro a Noxus, pero unos ladrones intentaron un ataque, no lograron ganarnos pero nos dejaron a pie- contestaba el trenzado –Agradecemos su hospitalidad y el gran auxilio que nos han brindaron, pero debemos llegar a nuestro destino- continuaba. –Ustedes no se ven como noxianos ¿Con que fin quieren ir allí?- investigaba la blanquecina. –Hace un mes ellos atacaron mi clan y han robado un arma que le ha pertenecido a este por años, la recuperaré- mentía el chico para no revelar la verdadera historia. –Entiendo, es personal. Creo que podría ayudarte- dijo ella –Tenemos caballos, pero uno de ellos es bastante rebelde y no ha costado muchos golpes intentar vencerle, al nivel de que nos hemos rendido en intentarlo. ¿Qué te parece esto? Si lo doman, será un regalo para su viaje- ofrecía la guerrera.

Al dúo le agradaba la idea, si podían someter al animal podrían usarlo para llegar no solo a Noxus, sino a todas las naciones que necesitasen. -¿Por qué ofreces algo así gratis?- dudaba Kayn de tal amabilidad. –Yo también he tenido problemas con Noxus, querido amigo mío. Ellos arruinaron mi vida e indirectamente la de mi esposo. Sería capaz de ayudar a todo aquel que quiera vengarse o arruinar a Noxus. Si te soy sincera me gustaría en parte acompañarlos, pero hace años que no combato y tengo una familia de la cual preocuparme más- admitía algo frustrada pero con alegría al evocar a las personas más importantes de su vida.

La noche comenzaba a caer, deberían prepararse para descansar no sin antes visitar a su amiga enferma. El medico fue tranquilizante en cuanto a noticias, Akali se encontraba mucho mejor, la fiebre y la infección en sus heridas fueron erradicadas gracias a ungüentos y pociones mágicas. En muy poco tiempo despertaría como nueva.

Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora