Capítulo 8: Se Busca

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La joven mujer abría pesadamente los ojos, mientras se sentaba en su cama estirando con mucha fatiga sus músculos. –Buenos días.- Saludo al demonio el cual solo hizo un sonido parecido a "mmm" como forma de contestar.

Antes de que la chica preguntara el demonio se apuró a lanzar el diagnóstico del joven durmiente. –Su temperatura aumentó ligeramente, pero no es preocupante de momento.- Espetó. La mujer se acercó a la ventana para correr las cortinas y dejar paso a la luz. Podía ver como un número notable de gente deambulaba por las calles, haciendo sus mandados y conversando entre vecinos, emanando un aura completamente acogedora. Sentía ganas de quedarse a vivir allí, ser una residente más de esa hermosa ciudad Joniana. Pero como si fuese un baldazo de agua fría las historias de Rhaast volvieron a su cabeza y como ella incumplió su rol como aspecto. Estaba decidida a redimirse, no podría vivir con la idea de que dejó que un legado tan brillante se muriera en el olvido de su irresponsabilidad. Descansó durante miles de años, ahora tendría que arreglar sus errores.

Su estómago rugió con fervor, sacándola de sus pensamientos. Tenía mucha hambre, pero no poseía alimentos. – ¿Por qué la cara de preocupación?- Indagaba la guadaña. No hizo falta contestar porque el sonido del vientre de Zoe se encargó de aclarar la duda del Darkin. La guadaña suspiró, creyendo tonto que la muchacha se preocupe tanto por qué comerá. –Niña, bajo la cama vi la mochila de Kayn, usa su dinero para comprar algo de comer. No es tan complicado de pensar.- Explicó la guadaña con un tono parecido al que se usaría para enseñar a un niño.

La pelirroja no pudo evitar una cara de sorpresa. –Espera ¿Él es Shieda Kayn? Claro, tiene sentido. Encontré la mochila en el mismo bosque donde les encontré a ustedes.- Se aclaraba Zoe. La guadaña la miraba con asombro. –Increíble Zoe. Lograste armar un complejo rompecabezas de dos piezas.- Decía con ironía la guadaña. –Vete al diablo.- Contestó con molestia la muchacha.

Se agachó para sacar de debajo de la cama lo que quedaba de la mochila de Kayn, ahora entendía porque tenía analgésicos y vendas, él estaba herido al momento de moverse. Tomó el monedero y antes de salir miró al arma. -¿Qué hora es?- Preguntó. –Cerca de las once.- Contestó la Rhaast. –Kayn tomo su medicina a las dos de la mañana, quiere decir que su segunda toma será en tres horas. Es tarde para desayunar, saltaré al almuerzo. Volveré para medicarle.- Explicó brevemente Zoe antes de bajar.

El señor Agni dejo entender que estaría más que dispuesto a cocinar para Zoe el tiempo que este, pero este no pretendía ninguna remuneración. La chica no se sentía cómoda con esto, por lo que logro pactar que con aquel buen hombre que aceptaría que le cocinase solo si ella pagaba por los ingredientes. Tras el acuerdo la chica salió a recorrer las calles en busca de los ingredientes que necesitaba. Era bastante bello transitar por la zona, los vecinos se encontraban charlando entre ellos a la par que se reían, pequeñas multitudes en las variadas tiendas que se encontraban por las calles, niños que correteaban por los alrededores mientras jugaban entre ellos.

Zoe sentía una gran paz al ver todo esto, sentía que era una calma que convivía entre toda esta gente, una armonía que le gustaría que se preservase para siempre. Paró en una diversa cantidad de tiendas para poder adquirir los componentes que usaría el señor Agni para su almuerzo, el respeto y amabilidad por parte de los mercaderes era simplemente admirable. Todo era perfecto sin importar como lo viese.

Volvió a la posada luego de un rato transitando, Agni demostró su gran valía en la cocina preparando un almuerzo que destacaba bastante por su calidad. Mientras degustaba el plato recordaba su vida hasta hace un día. Le fascinaba comer pastelillos lunares de chocolate, comía por montones sin preocupación debido que, al ser un aspecto, no necesitaba alimentarse y por lo tanto no habría consecuencias en comer de más puesto que su sistema ignoraba las cosas ingeridas. Ahora se encontraba comiendo porque su cuerpo le estaba pidiendo, lo necesitaba. Cuando tomó su vaso lleno de jugo de algún tipo de fruta pudo ver su propio reflejo en el líquido. Ya no poseía el cuerpo de una niña que siempre utilizó aunque tenía miles de años de edad, ahora era el cuerpo de una mujer, con una cintura más moldeada y con curva, un abdomen pequeño que resaltaba su figura y lo más llamativo para ella, sus pechos, los cuales habían crecido considerablemente. Un cuerpo bonito, un poco más atractivo que las jóvenes adultas de aquella ciudad. Todavía no terminaba de acostumbrarse a él, pero se alegraba de que por lo menos se percibiera atractiva.

Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora