Capítulo 3: Huida

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Un agradecimiento a Naxho7u7 que es el único que lee la historia de momento. Muchas gracias por leerla y me gustaría saber ¿Que te esta pareciendo? Saludos 


El golpe fue certero, de milagro no era mortal. Sintió el brutal impacto tanto del arma como del árbol que por caía causando un estruendo que ganaba sonoramente a la tormenta. Kayn estaba aturdido y muy dolorido por los impactos. Se levantó a duras penas y sonando muchos huesos en el proceso, cuando logró ponerse y sostenerse en pie pudo divisar a sus atacantes. Dos demonios, uno alto y otro de estatura normal. El mayor portaba una gran espada con un corazón latiente en ella, el otro un arco con flechas. Ambos darkins, caracterizados por ese oscuro metal que usaban como armadura.

El más grande reía mientras hacía girar su espada, recuperando la postura erecta tras haber atacado. –Parece que eres más resistente de lo que pareces, pequeña basura.- Exclamaba el demonio de la espada mientras se carcajeaba. –Llevábamos tiempo sin vernos, hermano.- Saludaba Aatrox a su hermano. Varus asentía con una sonrisa como muestra de presentación.

Rhaast abrió su gran ojo en señal de sorpresa. –Varus, Aatrox. Parece que ustedes escaparon de sus armas.- Se sorprendía el arma Darkin.

El mayor de los tres hermanos era Rhaast, pero al estar atrapado en su arma y perdiendo la batalla por el control contra Kayn, el hermano que tomaba el mando era Aatrox.

El muchacho se veía preocupado, su cara mezclaba el miedo con el dolor del golpe. –Rhaast. ¿Quiénes son estos?- Preguntaba con un semblante serio, en postura de combate.

-Mis hermanos menores, Aatrox y Varus. Parece que ellos pudieron liberarse de sus armas, a diferencia de mí.- Explicaba con enojo el arma Darkin.

Aatrox puso una cara que reflejaba una rabia total. La espada empezó a brillar con su característica tonalidad roja y el corazón de la misma comenzó a latir rápidamente. El gran demonio clavo fuertemente la espada en el cuerpo ya fallecido de Xayah. –Rhaast, hermano exiliado de la ascensión. Durante mucho tiempo nos guiaste en la batalla. Hasta que el Crepúsculo nos encerró en nuestras armas.- Aatrox miraba a Rhaast con una mezcla de emociones: Angustia, decepción, odio, asco y soberbia. –Pero por obvias razones ya no eres digno de liderarnos. El niño ha tomado tanto control de ti que si él muriese, tú lo acompañarías.- Rhaast comenzaba a brillar con un aura completamente rabiosa. –Por eso mismo, mi insignificante hermano mayor, te concederé la muerte. Que los demonios más fuertes del mundo se vean doblegados por asquerosos humanos es simplemente grotesco. No pienso permitir tan estúpido acto.- Gritaba con total locura y odio el demonio.

La gran espada de Aatrox comenzó a brillar con tal intensidad que parecía un farol. El gran demonio desplego sus enormes alas y se impulsó frenéticamente sobre Kayn. El mismo logró esquivar el golpe lanzándose a un lado, viendo como el golpe de la espada había destrozado el gran pedazo de tronco que aún se mantenía en la tierra. Kayn se puso de pie, dolorido, pero no podía doblegarse ante el dolor ahora. Comenzó a cubrir su cuerpo con la armadura Darkin, puesto que el golpe que recibió por la espalda había destrozado la que uso antes. Aatrox volvió a lanzarse contra él, intentó hacer que sus armas choquen para así poder desviar el golpe. Cuando ambas armas se choraron, ambos comenzaron a empujar. –Me sorprende como una basura humana como tú tenga una fuerza que pueda acercarse a los talones de los Darkins.- Reía Aatrox con una soberbia detallada. –Será porque aún me faltan unos más por dominar.- Se reía en su cara el egocéntrico chico.

Aatrox enfureció con esas palabras. Empujó fuertemente su espada haciendo que Kayn terminara desestabilizado aprovechando para acertar una patada que lo envió a volar hacia un árbol partiéndolo en el acto. Kayn lograba levantarse a muy duras penas, el golpe rompió todo el torso de la armadura, sus costillas dolían demasiado, probablemente halla algunas rotas, le costaba demasiado respirar, no podía hablar por el fuerte golpe en su pecho y todo su cuerpo temblaba de dolor. Tras ponerse en pie, intentó dar un paso, cosa que por la debilidad no logro, cayendo al suelo como los árboles que antes habían partido en dos. Escupió algo de sangre. Arrastrándose con gran esfuerzo unos sentimenteros se posó sobre el tronco que hace unos momentos había roto con su cuerpo. Sentado ahí, con la visión borrosa, veía como Aatrox se acercaba lentamente a él con espada en mano. Este era su fin. Varus solo contemplaba el espectáculo, con su arco reposado en su espalda en compañía de sus flechas. ¿Qué habrá más allá? ¿Qué le pasará a la orden y a Zed cuando los demonios vallan a matarlos por simple placer? ¿La última conversación que abre tenido con mi maestro será porque soy un idiota impulsivo? Todos esos pensamientos daban vueltas por su cabeza, mientras que veía como se acercaba su horrible final.

Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora