Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | Lemon

Capítulo 15: No Hay Dos Sin Tres

La mujer de ojos carmesí se encontraba sentada en una silla, con la cabeza gacha intentando procesar toda la información que acababa de recibir. El joven de la trenza hacía un par de minutos que había terminado su relato con la atenta atención de ambas mujeres, una ya sabía la historia, el peligro y los objetivos. Para la otra era una completa delirada toda la situación. Qué demonios ancestrales reviviesen para buscar a su hermano el cual era la guadaña que el asesino portó durante añares; que querían asesinarlos a ambos porque Kayn logró dominar al Darkin. Seres arcaicos que él pelinegro dijo que combatiría. Nada tenía sentido.

-Estás mal de la cabeza- Dijo en cuanto se recompuso. El muchacho no tuvo reacción a estas palabras –Ese es tema mío. Ya obtuviste tus respuestas, has lo que quieras ahora- dijo mientras se levantaba de la cama donde estaba sentado, caminando en dirección al baño. Akali estaba enfurecida, se puso de pie iracundamente y se viró en dirección al asesino el cual la sorprendió estando parada junto a ella, quedando cara a cara. –Yo que tu pensaría un poco más antes de actuar- Exclamo en un tono amenazador -Estoy en la mierda, Akali. La sangre de muchos inocentes está entre mis manos y el peso de la culpa está haciendo su gran debut desde hace poco. Creo que podré soportar unos kilos más si te conviertes en un obstáculo en mi camino- Amenazó. La ninja sentía el miedo recorrer todo su ser. Kayn siempre emanaba esa aura aterradora y sus ojos reflejaban una locura bastante llamativa, pero ahora denotaba puro terror. Sus ojos reflejaban odio, frustración, culpa y deshonra.

Un silencio de aproximadamente un minuto se implantó en la escena. Ambos estaban cara a cara, dándose a entender muchas cosas solo con sus miradas. Zoe no podía hacer más que mirar la escena con impotencia y algo de nerviosismo. Comprendió que este era un pleito ubicado en lo personal, estaba más allá de un enojo por la estrepitosa situación.

La pelinegra comenzó a reírse ligeramente causando incertidumbre en el muchacho –Parece que todos estos años en los cuales tu ególatra personalidad aumentaba a pasos agigantados se ha caído- Decía. -¿Cuál es tu puto punto ahora?- Comenzaba a enfadarse más él. –Durante tanto te creías el mejor asesino del mundo, el imparable Shieda Kayn. El hecho de que alguien te haya dejado arrastrándote como la mierda que eres te duele profundamente- Espetaba un muy ligero carcajeo –Te punza demasiado que te hallan apaleado y que además tu rescate terminase con ambas ordenes exterminadas- Aclaró con un tono jovial pero rencoroso a la vez. Kayn no tuvo reacción a esta última noticia -¿Qué has dicho?- preguntó con impacto. –Lo que escuchaste, infeliz. La orden Kinkou y la orden de las sombras están oficialmente extintas- Ponía al tanto de la situación. Kayn no respondía. Akali continuo –Después de darme la paliza de mi vida, me pidieron que te entregase esto- sacando del bolso los ropajes ensangrentados que los demonios le encargaron. El pelinegro los sostuvo durante unos breves segundos mientras los examinaba.

Sus ojos se tornaron cristalinos, una gota cayó sobre ellos, una lagrima. –Zed- exclamó con amargura mientras caía de rodillas en el suelo, con las manos deteniendo el desplome del resto del cuerpo. Mas lagrimas comenzaban a adornar el suelo. –Como lo siento, Zed. Todo esto es mi puta culpa, soy débil, los maté a todos y encima de todo eso huí- Lamentaba entre sollozos el joven. Zoe se acercó ante la decaída de su amigo, para brindarle el apoyo necesario. No quería ver a su compañero en ese estado, pero era inevitable.

Los gritos de odio del chico resonaban en toda la habitación, el dolor y la responsabilidad se aferraban dolorosamente a su corazón causándolo un manojo de sentimientos que no podía controlar. "Todo esto es culpa de esa guadaña" "Tú la recogiste" "Era lo correcto" "Hacer lo correcto y hacer lo que se debe hacer no es lo mismo" "¿Quién llamó la atención de los demonios por portar un arma Darkin?" "Ya no me queda nada en este mundo" "No hay razones para continuar" "Debo morir" "Mátalos a todos" "Haz lo correcto" "¿Qué es lo correcto?" "Nada bueno, seguramente" Tantas preguntas, tantas verdades, tantas mentiras, alcanzó su punto de quiebre.