La nieve caía por la gélida ciudad, la cual vislumbraba por los fogones e incendios que adornaban la caótica noche. Sobre uno de los tejados la noxiana observaba con seguridad y altanería a su contraparte que en la calle bajo ella se hallaba. -Bueno, querida mía. Sinceramente detesto llamarte así. No recuerdo que me dijeses tu nombre ¿Qué te parece si por este momento nos ponemos formales? – Exclamaba la soldado. -Akali- Contestaba la otra. -Que nombre tan hermoso, Joniana si no me equivoco. Que lastima será matar a una muñeca de seda como tú- Dijo apenada -Pero me has dejado sin opciones- Espetó antes de saltar del techo.
Al aterrizar desenvaino su espada, la ninja ya tenía en mano su kunai y kama. Las miradas amenazantes que efectuaban una a la otra duraron poco, pues ambas saltaron en dirección de la otra en busca de la victoria, este sería el encuentro final, solo una de ellas podría salir airosa.
Los chispazos emergían violentamente del choque de las armas, el sudor y la suciedad las empapaban. La lucha se lucia como una danza sobre la nieve que desistía en detener su llovizna, la cual pintaba el suelo y los techos de la tórrida ciudad de un blanco que simulaba pureza. Pese a ser una guerrera de calidad de elite no poseía el fuerte aguante de una combate tan pesado y complicado, que además se arrastraba desde la tarde del día anterior, su derrota a la corta o media sería inminente.
Los jadeos pesados indicaban que la joniana se estaba agotando a niveles crónicos. -Vamos, aguanta un poco más- Solicitaba jovialmente la guerrera local -No quiero que me defraudes, fuiste la única que confió en si misma al punto de negarse a ser mía- Voceaba. Samira estaba siendo consciente de que Akali estaría poco tiempo más en combate, por ende, disminuyó la intención de causar golpes mortales, buscaba abatirla.
El equilibrio se estaba perdiendo y era notorio por su postura, la ninja entendía que el combate llegaría a su fin cuando Samira quisiese finalizarlo. De una patada el kunai fue arrebatado de las manos de la mujer de ropajes verdes, este voló en una dirección que ella no percibió. La mano de la soldado le tomó por la muñeca que portaba el kama, mandándola al suelo con el uso de una llave de lucha, quedando boca arriba.
El cielo era oscuro pues la madrugada estaba en el escenario, sobre ella estaba la morocha de la cual era presa, mientras que la nieve caía de fondo. -Créeme, Akali. No tienes idea de cuanto me duele hacer esto- Se lamentaba -Hubieras podido ser más que mi chica personal. Nunca he visto una mujer como tú. Podría recorrer toda Noxus y jamás hallaría a una chica con rastros finos como los tuyos. Has arrancado mi corazón, dulzura- Espetaba con notorio dolor en su voz.
La mujer derrotada, pese a estar ya entregada a su derrota, ideó un plan que si funcionaba lograría una fuerte ventaja -Lo lamento, pero ponte en mi lugar. Toda mi vida he luchado contra tu gente, contra ti- Exclamaba con pena la ninja -Ya no hay nada que hacer, además, no me gustaría ser una perra todo lo que me queda de vida- Continuaba. -Akali, cada segundo que te veo lamento demasiado lo que he hecho con tu cara, esos ojos eran dos esmeraldas que miraría toda mi vida. No quiero que seas mi perra, me gustaría tenerte como mujer. Pero no hemos compartido la misma visión- Sentenciaba con un nudo en la garganta. -Pues, ahora mismo y desde mi posición no tengo elección a nada. Estoy vencida, lo que quede de mí será cosa tuya- Dijo con algo de picardía la extranjera desde el suelo.
-Siento tanto esto, querida mía. Pero, si no te molesta, me gustaría probar tus labios nuevamente- Admitió. - ¿Qué puedo hacer yo en contra? - Fue toda la respuesta de la ninja. Samira chocó nuevamente los labios contra la mujer que su cuerpo deseaba con desespero, pero esta vez, la asesina respondería al mismo también. Ambas mujeres entrelazaban sus lenguas bajo la nieve, la morena se separó en busca de aire y de alguna casa disponible.
Una morada abandonada estaba al cruzar la calle, arrastro de la mano a la otra mujer hacia allí. Ambas volvieron a unirse, dejándose caer en un sillón viejo que aún seguía ahí. La local no desperdició ningún segundo y comenzó a remover prendas de la sumisa, aprovechando para tocar sus pechos. Estaba maravillada, se sentía la mujer más suertuda del mundo -Una preciosa hembra- Susurraba en el oído de la otra mientras continuaba su perverso y lujurioso manosea -Y es toda mía- Continuaba. Recibió una respuesta por parte de la joniana al sentir sus cálidos dedos dentro de su ropa interior, sobando con delicadeza, pero morbo su parte intima, Samira se estremecía.
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Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | Lemon
RomanceLos Darkin Varus y Aatrox se emprenden en una misión brutal para liberar a Rhaast de su portador, Kayn. El cual no dara el brazo a torcer y arrastrara la pelea por toda Runaterra junto con Zoe, una exiliada del monte Targon por incumplir su papel de...