Capítulo 42: Punto de Inflexión (Parte 1)

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-Cuando logremos esto, ¿Qué haremos? – Consultaba la joven maga, algo nerviosa, Kayn posaba su mano en el hombro de la targoniana para tranquilizarla -Nosotros continuaremos nuestro viaje- exclamó cálidamente. El trio miró a la noxiana. -Pues, yo iré al bosque con Alec. Dejaré de luchar contra esta nación después del daño de hoy, creo que me dedicaré a ser feliz como la madre adoptiva de esos traviesos- Explicaba dando un suspiro que reflejaba alegría -Ese será nuestros adiós- Dijo. Zoe asomaba sus lágrimas, Kayn sentía orgullo por su nueva amiga, y Akali, pese a mostrarse calmada y alegre, se sentía tan conmovida que quería lloriquear.

Las cinco de la tarde estaban en auge, para las seis la noche haría acto de presencia. Estaba nublado, la nieve caía lentamente sobre toda la tierra de Noxus. Todos en sus posiciones, preparando el gran golpe.

Kayn y Zoe habrían visto desde su escondite salir a la caravana de suministros completamente protegida, alrededor de treinta hombres le acompañaban, entre ellos, Samira. La venda en su hombro era la secuela de su anterior encuentro. Para el asesino sombrío y la maga, solo quedaba desearle lo mejor a su amiga.

Katarina se encontraba escondida en los callejones que rodeaban el Bastión Inmortal, prestando atención a los soldados que por allí paseaban para no ser descubierta. Esperaba el momento.

La noche estaba dominando la zona, pese a ser solamente las seis y media. La nieve helaba la sangre, la ninja esperaba al convoy desde la copa de un árbol. La demora no fue demasiada, minutos antes de la siete el carro escoltado pasaba por allí.

-Se rápida, se eficaz, apégate al plan- Se dijo al lanzarse desde su escondite. Shurikens volaron velozmente hacia soldados, abatiendo un grupo de estos. Durante el descenso habría lanzado otro puñado hacia algunos más de los escoltas, estos últimos bloqueados por la espada de la morena -Nos volvemos a ver, preciosa- Exclamaba la local -Muchachos, acaben con ella- Ordenó. Los veintitantos soldados restante corrieron en dirección a la joniana con las intenciones decididas. Ayudada por el terreno boscoso aprovecharía sus bombas de humo para complicar a sus rivales. Mareados entre la tormenta de nieve y asfixiados por la humareda negra de la mujer irían cayendo uno a uno. Samira solo espectaba el combate con cara de gozo. Un cuervo se posaría sobre su hombro sano, la mujer le daría un mensaje y el ave se marcharía para perderse entre la blanquecina ventisca.

No más de veinte minutos demoraría Akali en derrotar a todos los guerreros con apenas esfuerzo. Solo necesitaba hacer tiempo, pero se pondría más complicado debido a que la mujer de acento particular se habría fijado de lleno en ella.

- ¡Increíble! – Gritaba entre aplausos -Eres una guerrera hecha y derecha, querida- Felicitaba, la ninja mantendría su semblante serio ante ella, solo cinco metros las separaba -Vamos, preciosa. No seas tímida, solo estamos nosotras dos aquí- Insistía aún sin conseguir una respuesta -No me digas que sigues enfadada porque perdiste un ojito- Dijo en tono tierno y burlón. Esto enfureció a la pelinegra, quien se dirigió de un salto hacia la guerrera, chocando su kama con la espada de la otra. La noxiana reía -Esa es la actitud- Dijo para luego agacharse y rodar en el suelo derribando a la otra en el momento. Akali se hallaba boca arriba en el suelo, la mujer de ropajes rojos y negros se sentaba sobre ella.

La joniana no podía defenderse, estaba a merced de su rival. Samira tomó uno de los kunais que se hallaban en el suelo y se lo enseñó a la extranjera. -Tenía que apegarme al plan, hacer tiempo, eché todo a perder, moriré aquí, ellos no tendrán chance de escapar tan rápido. Carajo- Se reprendía a sí misma.

Sintió la punta del kunai en sus labios, intentando meterse lentamente en su boca. - ¿Sabes algo bonita? No quiero matarte- Dijo calmadamente la ganadora. La ninja abrió los ojos con duda, no comprendía el porqué de las decisiones de su contrincante, pero para su desgracia solo podía callarse y dejar actuar a la dominante. -Eres fuerte, eres ágil, eres inteligente. Es un completo desperdicio de guerrera- Exclamaba con algo de lástima.

La derrotada ninja comprendía a donde quería llegar su oponente, encontró una forma de enmendar su error, de recuperar el tiempo perdido. Debería jugar con su enemiga. - ¿A dónde quieres llegar? - Dijo la mujer de ropas verdes - ¿Por qué no acabas con esto? – Se hacía la tonta. -Los noxianos estamos estancados en una guerra de nunca acabar con las demás naciones, los soldados patéticos son cada vez menos aptos para llevar nuestra bandera al campo de batalla. Hace años no veo un potencial como el tuyo- Explicó. -Esa será tu opinión, pero tu querida patria no olvidaría que fui yo quien la lleno de complicaciones estos meses, robando sus preciadas mercancías, asesinando en masa a sus hombres. Le he dado un golpe duro económica y personalmente- Se excusaba la mujer desde el suelo.

Samira se regocijaba -Cariño, tengo muchísimo poder en este país. Con un rato de habladuría puedo convencer al cabeza dura de Darius de que serías un refuerzo muy útil, y con su ayuda borraremos todo tu historial- Detallaba. - ¿Por qué me llamas cariño? Además ¿Me darás un lugar importante entre tus filas y borraras todos mis pasos dados antes de unirme porque sí? – Preguntaba con toda la desconfianza del mundo.

La mujer local retiro el kunai de la boca de la ninja y se inclinó para estar cara a cara -No. Nada es gratis en la vida- Susurró antes de chocar sus labios con los de la derrotada.

Akali estaba completamente en estado de shock, tenía ganas de forcejear con todas sus fuerzas para intentar zafarse de esa situación, aunque le costase la vida. Pero una parte de ella comprendió que el tiempo que estaba ganando era oro. Confundida y algo desorientada decidió continuar el morboso juego de la morena.

Ambas bocas se separaron. La ninja jadeaba para recuperar el aliento que la otra le había usurpado, mientras Samira relamía sus labios con lujuria. -Este es el trato, dulzura. Tu recibirás una vida de honor y lujos, yo recibiré a una perra personal, solo para mí- Dijo con exaltación mientras lamía el cuello de la joniana. Lentamente se acercaba a su oído con un susurro preparado. -Dime tu nombre- Pidió. -Akali- Respondía la otra. -La sargento Akali, una de las guerreras más respetadas de toda Noxus. Pero durante las noches usa su collar, rogando por complacer a su ama ¿No suena excitante? – Murmuraba en la oreja de la otra mientras que introducía lentamente su mano en la parte baja de la ropa interior su interesada.

La mente de la ninja estaba en un punto de quiebre, debía parar esto, quería escapar, pero no tenía oportunidad alguna. Ella era mas rápida, mas fuerte, la victoria no estaría de su parte. No aparecería nunca un descuido a su favor.

Como salvada por la campana, aquel cuervo regresó. Vociferaba un mensaje que sacó a la teniente de sus asuntos -Todas las tropas vuelvan a la capital, los depósitos están ardiendo y sus seguridades derrotados- Repetía el animal en bucle.

La pelinegra aprovecharía el desconcierto de la noxiana para asestarle un puñetazo en la cara y desaparecer entre el humo y la nieve. Aquella mujer se levantaría intoxicada en su rabia -Me las pagarás, puta de mierda. Te convertiré en mi perra como castigo, pedazo de escoria- Vociferaba, mientras se dirigía al carro para volver a la ciudad.

----Notas del autor

Bueno, este arco está finalizando. Trataré de actualizar seguido para que ustedes no pierdan el hype. Los quiero <3

Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora