La noche cubría con penumbras toda la tierra como si fuera su manta, aún más en esa región llamada Jonia, donde la fría noche se venía acompañada de una tormenta violenta que sería capaz de arrastrar a cualquier osado que este deambulando esa noche. Una cueva escalofriante se escondía en medio del frondoso y lúgubre bosque. Apenas se podía distinguir que allí dentro había una pequeña fogata que servía más para ayudar a combatir la negrura de la noche que calentar sus alrededores. Pero solo una cosa daba más miedo que la fría oscuridad y violenta tormenta que se manifestaban fuera de la cueva, y eso era el demonio que se resguardaba dentro de ella.
De poco más de tres metros y medio. Con una piel rojiza en el pecho, espalda y cuello, el resto de sus extremidades cubiertas de un material metálico, cuernos del mismo material y unas alas rojas resguardadas. Frente a él se encontraba una espada grande forjada con ese mismo material y en el centro de la misma algo que latía como si fuese un corazón. Mientras tanto alguien caminaba sereno bajo aquella revolución climática, cubierto por abrigos ligeros pero que cubrían su cuerpo completo. La tormenta desquiciada parecía no existir a su alrededor. Aquella silueta misteriosa se acercaba a la cueva con toda confianza, como si fuese a reunirse con un mejor amigo.
Se adentró como si de su hogar se tratase y comenzó a quitar su abrigo, revelando su apariencia que delataba que no era normal, por eso optaba por taparse con ropajes grandes. El hombre era pálido como un muerto, de pelo albino, ojos sin pupilas y de la cintura para abajo estaba cubierto por un material casi idéntico al del demonio, pero más oscuro. Este portaba un arco atado a su espalda, junto con una bolsa de flechas.
Mientras se comenzaba a acomodarse junto al fuego, frente a aquel demonio rojo que no le dirigía la mirada, intentó saludar, pero aquel monstruo se adelantó a el con un tono molesto.
-Te demoraste bastante, Varus.- Reprochaba
-Tuve un par de problemas con este cuerpo, los huéspedes se resistieron. No tenían ninguna oportunidad contra un darkin, aun así se resistieron como si hubiera vuelta atrás. Por eso me retrase un poco, Aatrox- Se excusaba el otro relajadamente.
-Seguiste la esencia de mi poder, por lo tanto creo, que sabes lo que estoy planeando.- Hablaba en un tono bastante serio Aatrox.
-Sí, como hermanos debemos estar juntos para destruir a toda la humanidad y en el proceso vengarnos de Shurima y esos infelices ascendidos. Sentiste mi esencia liberada físicamente y yo sentí la tuya.- Ambos se miraron serios, Varus continuó. –Pero la esencia de Rhaast aún no se manifiesta físicamente. Él sigue atrapado en su arma. Por eso viniste hasta Jonia en lugar de buscarme primero, yo ya me encuentro en libertad.- El darkin menor captaba a la perfección el plan del mayor. Pero había algo que aún no le quedaba claro. –Pero, si Rhaast todavía sigue atrapado en su arma. ¿Cómo es posible que sintamos como está en constante movimiento, recorre toda Jonia y percibimos como su esencia se fortalece momentáneamente matando?- El darkin menor plasmó su duda sobre la mesa.
Aatrox tras unos segundos de silencio miro fijamente a Varus antes de declarar. –Alguien lo está portando como arma, algo no anda bien.-
Ambos hermanos sentían a lo lejos de esa frígida noche la esencia de Rhaast, disfrutando una masacre.
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Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | Lemon
RomansaLos Darkin Varus y Aatrox se emprenden en una misión brutal para liberar a Rhaast de su portador, Kayn. El cual no dara el brazo a torcer y arrastrara la pelea por toda Runaterra junto con Zoe, una exiliada del monte Targon por incumplir su papel de...