Hasta Que Los Darkin Nos Separen | Zoe x Kayn | Fanfic | Lemon

Capítulo 37: Por Hoy Somos Felices

Como buenamente podía Zoe entretenía a los niños, había batallado arduamente contra el aburrimiento de los infantes hasta que encontró una solución, o por lo menos temporal. Crayones y hojas que había por la casa fueron las herramientas empleadas para el "Concurso De Dibujos de Zoe" en el cual los jovencitos deberían ser lo más creativos posibles en sus hojas para contar una historia.

-Hice un dibujo donde Zoe va a una fiesta de piscina junto con sus amigos y la tía Kata- Comentaba uno de los críos que había dibujado a la maga junto con los demás en el grupo. –Pues yo hice uno donde Zoe se viste como una rebelde y usa tecnología desconocida- Comentaba otro con un tono competitivo. –Pues yo hice un súper dibujo donde Zoe es una bruja interestelar y quiere dominar todo el universo- Saltaba una de la pequeñas el grupo jactándose de su infantil pero original dibujo, además de mirar a su tutora con una cara que pedía "No te enojes, por favor".

La targoniana reía divertida por la creatividad y por el cariño que recibía de los niños, le resultaba muy gratificante notar la amistad que los chiquillos le ofrecían. Pero algo no le gustaba, llegado el momento de preparar la cena sentía amargura y tristeza, tener que darle una mínima porción a cada uno le dejaba un horrible sabor de boca. Eso no era nunca una cena suficiente, el semblante de los niños reflejaba tristeza por tener como alimento una papa hervida, pero a la vez reflejaba un ligero contento por tener algo que comer.

Los pequeños cenaron pese a eso con alegría, aunque sea se divertían. La maga les permitió quedarse despiertos un rato más de lo habitual para, a pedido de los críos, escuchar los "cuentos" que Zoe relataba acerca de una niña mágica, que viajaba por el mundo, la cual recorría toda Valoran entre portales mágicos. Todos juntos a una pequeña chimenea que ardía a fuego bajo para que el humo no llamase demasiado la atención.

Aquellos agotados infantes subieron a sus habitaciones a paso arrastrado del cansancio, casi las doce de la noche, claramente si Katarina estuviese aquí la regañaría por permitir que los jóvenes estén levantados hasta tarde. Sin embargo, la pelirroja no estaba para nada cansada, la preocupación por sus amigos le provocaba un nudo en el estómago que no le permitiría pegar ojo. –Espero estén bien- comentaba para sí misma mirando por la ventana la oscura y fría noche noxiana con la única compañía de una vela.

La luna estaba en su máximo apogeo, las dos de la mañana estaban marcadas por los minutos infinitos que Zoe contaba aun detrás del cristal, en la tétrica oscuridad a causa del abandono de su fuente de luz.

Un sonido casi disimulado se lograba percibir a un par de calles, un carruaje. La maga se arrodilló bajo la ventana pero dejando una parte de su cabeza a la vista para poder vigilar quien se aproximaba. Su corazón dio un disparo de alegría al percatarse de que sus amigos eran los tripulantes.

Se adentraron por el patio trasero, estacionando el carro tras los muros que impedían la vista hacia ese terreno, con mucho cuidado de no pisar la huerta.

A toda velocidad y haciendo el menor ruido posible la maga corrió hacia afuera. El trio bajaba victorioso del vehículo, el equipo reía jocoso por la alegría de un trabajo bien realizado. Aquel cabello anaranjado corría con una sonrisa hacia sus amigos que continuaban celebrando, la mirada chusca que el hombre de la trenza le dedica a la mujer que corría hacia él era simplemente cariñosa.

La cara del asesino se tornaba roja cuando recibió el repentino abrazo entrañable de la otra –Me estaba empezando a preocupar- dijo con lágrimas de alegría. Tras la paralización de unos segundos solo esbozo una ligera sonrisa de entrañes y respondió el apretón. –Te dije que no te preocuparas, esto era pan comido- consolaba el pelinegro. Tanto la noxiana como la Joniana apreciaban la escena con un semblante de ternura.