Decepciones

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Capítulo 20

(Demián)

Desde aquel encuentro con Nadia, habían pasado ya seis meses, definitivamente las cosas con ella estaban pausadas, aunque yo seguía sintiendo el amor más fuerte y real cada día que vivía. Mi rutina de ir a su casa seguía intacta, como siempre, no tenía ninguna intención de alejarme, mi corazón estaba recuperándose de aquel golpe inesperado, mi alma poco a poco había vuelto a la normalidad, pero mi sistema de vez en cuando volvía a alterarse, me sentía rebasado por el deseo de pararme frente a ella y explicarle el efecto que ha causado en mí desde aquel diez de septiembre, ya casi son cinco años y sigo en el mismo lugar en donde empecé: "Soy nada para ella".

Seguí llenando el reporte que iba a entregarle al señor Fisher, tenía una junta en poco más de una hora, así que bloquee mi mente en el tema de Nadia para enfocarme en mis deberes. Estaba tan concentrado en lo que hacía que cuando escuche leves golpecitos en la puerta me hicieron sobresaltar.

—Pase... —contesté, recargándome en el respaldo de mi asiento.

—¡Hola Demián! —era Alix, trataba de fingir una sonrisa pero le salía pésimo  —Te traje los archivos del mes pasado, sólo me faltó lo del día veintiuno pero todo lo demás está ahí —se acercó para entregarme los folders.

—¡Gracias Alix! —los tomé.

—¿Necesitas algo más? —miró hacía la ventana.

—No gracias, sí más tarde necesito algo te llamo, ¿Vale? —la observé detenidamente.

—¡Claro! —se dio media vuelta, caminó hacia la puerta.

—¿Estás bien? —pregunté rápidamente.

—Sí, ¿Por qué no habría de estarlo? —ni siquiera volteó a mirarme, su postura se había vuelto rígida.

—Sólo quería saber sí estabas bien, es todo.

—¡Pues lo estoy, gracias por preocuparte! —salió rápidamente de la oficina y cerró la puerta tras de sí.

Su actitud no me había sorprendido en nada, y es que los últimos meses Bagley había dejado de lado la amistad que teníamos, me hablaba sólo para cosas del trabajo, era bastante notorio que no quería tener más contacto conmigo, así que lo sorprendente hubiera sido que reaccionara de forma diferente, en fin, trataría de no incomodarla otra vez con mis preguntas, le daría su espacio y sobre todo respetaría la distancia que había delimitado entre ella y yo.

Retomé mi trabajo, faltaba muy poco para la junta y tenía que apresurarme.

(Nadia)

Cerré mi maleta, ya estaba todo listo para el viaje que haría a Paris, no podía sentirme más emocionada, el colegio donde estudiaba había iniciado una convocatoria para los alumnos de St. George los cuales serían seleccionados para un intercambio estudiantil de un año, afortunadamente, Pearl y yo, fuimos elegidas para eso, mi emoción era enorme.

—¿Terminaste de empacar todo? —mi madre se sentó en mi cama, observando el par de maletas que tenía encima del colchón.

—Si mamá, ya está todo listo —le sonreí.

—Aún no me creo que te vayas a ir por un año, hija, va a ser difícil no verte a diario y escuchar las peleas entre tú y Connor —rió un poco.

—Seguro que esta casa tendrá paz en mi ausencia, y Connor lo disfrutará —bajé la vista a mis pies, sintiéndome triste, echaría de menos a mi familia, un año lejos de Nueva York era un tiempo considerable, pero iba a aprovechar la oportunidad que estaba entre mis manos.

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