Siguiendo tus pasos

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Capítulo 2

(Demián)

Todas las tardes he regresado al mismo parque, durante un mes, con la esperanza de encontrarla ésta vez, desafortunadamente la suerte no ha estado a mi favor y a veces me empiezo a preguntar sí realmente ella es real o simplemente fue producto de mi imaginación, me cuestiono si tanta perfección podría mirar de nuevo.

Aplico la misma rutina, me siento debajo de mi árbol, mientras fumo, trato de hacer lo mismo que aquél día, para que mágicamente lo que sucedió antes, vuelva a pasar, me rió al pensar que pueda aparecer por ahí montada en aquella patineta y se caiga de nuevo, sé que eso no pasará, pero albergo una mínima esperanza de que sea así.

Las cosas en mi casa siguen igual, y he encontrado un escape perfecto para olvidarme de las constantes peleas con mis padres, de la mala cara que mi padre pone cuando empiezo a cerrar los oídos a sus propuestas de mudarme. Jamás he entendido por qué quieren que me vaya de aquí, sé que no soy el hijo perfecto, pero tampoco soy ningún vago. He tratado de exponerles mis ideas y decisiones, pero tal parece que ellos jamás van a comprender que si mi hermano es exitoso en Boston, no significa que yo corra con la misma suerte. Me estoy cansando de esta situación.

Voy por el cuarto cigarro y la tarde empieza a ponerse más fría, el anhelo de encontrarla aquí se va desvaneciendo poco a poco, y no quiero darme por vencido, es sólo que pienso que si no ha venido antes, es porque tal vez no vive cerca de aquí y nuestro encuentro fue algo fortuito, podría ser que estaba destinado a verla sólo una vez, ¡No! Me repito una y otra vez en mi cabeza, me niego a creer que jamás podría verla nuevamente.

Son las 6:55 p.m. me pongo de pie y camino por la vereda rumbo a la salida del parque, hace frío, estos días de invierno son más gélidos o eso es lo que a mí me parece, creo que el no verla tampoco hoy, hace que mi cuerpo tenga una calidez muy baja, sé que me hace falta.

Mi teléfono empieza a sonar, lo tomo de entre los bolsillos de mis jeans y miro la pantalla, había olvidado que tenía una vida social, y es que prácticamente me he dedicado a mi dulce ángel.

—¡Hola Demián! ¿Dónde estás? He estado esperando toda la tarde a que pases por mí, ¿Recuerdas que hoy es el cumpleaños de Rick? —esa es Maddy, la chica con la que estaba "saliendo", no sé porque aún no se ha cansado de que le dé largas para verla, honestamente no quiero salir con ella, ni con nadie, mi corazón ya está entregado, así que se me hace un acto hipócrita darle esperanzas a alguien que jamás estará entre mis planes.

—Lo siento, Maddy, lo olvidé por completo —no tengo que fingir que lo olvidé, porque es cierto.

—Demián... ¿Crees que es justo para mi qué hagas esto? —percibí un aire a ultimátum en sus palabras, y eso me daba la pauta para ponerle fin a lo que sea que tuviéramos ahora.

—Tienes razón, no es justo que haga esto, lo siento, realmente lo siento, pero lo que hayamos tenido se acabó, perdóname...

—¿Qué? —su voz transmitía sorpresa.

—Estoy terminando contigo, lo siento —colgué, no era necesario alargar más la charla, ¿Qué iba a decirle? ¿Podemos ser amigos? No, eso no es lo que quiero, ni necesito.

Seguí mi camino, los pies me pesaban, la decepción de otro día alejado de mi ángel, me afectaba todo el sistema, no sé cómo pudo causar tanto efecto en mí, pero lo disfruto enormemente.

Cené con mis padres, todo en un mortal silencio, el ambiente no podía ser más frío y distante.

—Hablé con tu hermano, me ha dicho que la próxima semana tendrá una charla con el rector de la universidad, más te vale que empieces a hacerte a la idea de que estudiarás allá, no quiero seguir discutiendo por lo mismo, ¿Está claro, Demián? —mi padre usando ese tono amenazador del que siempre he sido cliente.

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