Capítulo 32
(Nadia)
Los días pasaron lentamente, pero hoy algo raro sucedía conmigo, sabía que Leo regresaría por la tarde junto con Alan, el alemán me había enviado un mensaje ayer por la noche para informarme que estaría de vuelta; aunque estaba consciente del miedo que seguramente se apoderaría de mí en cuanto Dugarry regresara, saber que el alemán estaría conmigo hacía que me sintiera mucho mejor; sin embargo esa rara sensación no me dejaba tranquila, me sentía tensa, estresada y sólo contaba los minutos para ver a Müller.
Me recosté sobre la cama, mientras fumaba un cigarrillo empecé a recordar cosas de mi niñez, como la primera vez que mis padres me dejaron salir con Candy y Pearl sin nadie que nos vigilara, recuerdo que regresamos en autobús, la pelirroja estaba tan emocionada porque su novio de aquel entonces la estaría esperando para acompañarla a casa.
Jamás imaginé que nuestra amistad terminaría tan drásticamente, sobre todo por un chico, nos habíamos prometido jamás poner los ojos encima del novio de la otra, pero parece que Candy echó en saco roto eso y puso algo más que sus ojos sobre Sebastián. Ahora que analizaba mejor las cosas me di cuenta que por lo enamorada que estaba de él, no puse énfasis en como esos dos se llevaban, siempre haciéndose bromas, riendo de cosas que sólo ellos sabían, incluso algunas veces me sentía fuera de lugar porque los dos estaban conversando como sí nadie más estuviera a su alrededor.
Ahora me daba cuenta que todas las señales estaban a simple vista pero jamás le di importancia porque confiaba en Sebastián y Candy era como mi hermana, así que ¿Cómo iba a imaginarme algo así? Traté de concentrarme en otras cosas, pero el nudo en mi estómago simplemente era tan fuerte que no me dejaba pensar en nada más, sólo estaba presente la zozobra y no sabía cómo manejarla.
Tocaron fuertemente la puerta, haciéndome sobresaltar, segundos después apareció Jean.
—Nadia, Alan estará llegando alrededor de las cuatro, así que vete preparando —me miró brevemente —Quizá te pida que salgas con él más tarde, ¿Está bien? —sólo asentí moviendo ligeramente la cabeza.
Sin decir algo más, salió de la habitación. Exhale fuertemente tan llena de fastidio, pero no tenía ninguna opción, así que solo me quedaba la resignación, lo cual me hacía sentir tan pésimo.
—¡Sí tan solo estuvieras aquí, Leo! —dije en voz baja y cargada de nostalgia, lo echaba tanto de menos y ansiaba verlo ya.
Me metí a darme una ducha, para después buscar la ropa que me pondría, quería verme bien, sobre todo porque quería que Leo me viera bonita, tal vez era una señal de que podría relajarme y dejar de juzgarme por todas las malas decisiones que había tomado, no iba a volver el tiempo atrás pero podría confiar en Müller, y tener algo de esperanza para que ambos pudiéramos salir de aquí.
(Demián)
Hoy sería un día lleno de adrenalina pura, estaba esperando este momento con ansias pero ahora que estaba a nada de concretarse los nervios me volvían loco, definitivamente hoy tendría que dar mi mejor actuación, porque de lo contrario todo lo que había ido logrando de a poco se evaporaría y sobre todo me pondría en un riesgo del cual no saldría con vida, eso estaba muy claro, lo supe en el mismo instante en que estreche la mano de Fabien para cerrar un trato.
Una ligera inversión en un laboratorio farmacéutico no iba a levantar sospechas. Y para mí era ideal porque de esa forma no perdería todo el dinero que había estado guardando desde hace años, pero sí ponía en una balanza la seguridad de Nadia y el dinero, obviamente me quedaría sin un centavo con tal de tenerla a salvo, nada más me importaba ni valía, sólo ella, pero necesitaba tener recursos para lo que estuviera por venir.
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El Extraño
Romance"Llegaré hasta el fin del mundo, por ti... " -Demián Holden. Obra registrada en Safe Creative: 1501273105120 Todos los derechos reservados.