Despertar

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*Antes de leer el capítulo tomen en cuenta que Nadia sufrirá de alucinaciones por la abstinencia en la que se encuentra, quizá su PoV sea algo confuso, sí tienen dudas, ya saben qué hacer, ¿Vale? Un beso ❤*

Capítulo 35

(Nadia)

Abrí mis ojos rápidamente, presa de un terror que me llegaba hasta los huesos, una ligera punzada se alojó en mi cabeza, afectando mi cerebro de forma desquiciante, respiré rápida y profundamente con el corazón latiéndome de forma violenta, el miedo a lo desconocido me hizo sentir tanto escalofrío que mis dientes empezaron a castañear; observé detenidamente el lugar donde estaba, todo estaba muy oscuro, no alcanzaba a visualizar gran cosa y la verdad era que me aterraba encontrar algo o a alguien conmigo ahí dentro.

Seguí con la vista el delgado rayo de luz que apareció de repente, hasta dar con el lugar de donde éste provenía, supuse era una puerta ya que la forma rectangular saltaba a la vista, un poco de luz se colaba por ahí, pero eso era todo lo que iluminaba. Yo estaba recostada en una cama cubierta por un cobertor grueso, la camiseta de manga larga que llevaba puesta tenía algunas gotas de sangre y eso me asustó, quite con algo de dificultad el cobertor ya que casi no tenía fuerzas, entonces me di cuenta que no estaba atada ni nada por el estilo, mis manos estaban libres al igual que mis pies, la cabeza empezó a dolerme mucho más, era como si quisiera desprenderse de mi cuello, estaba tan adolorida físicamente que no podía moverme con libertad, era como si hubiera corrido un maratón y ahora estaba sintiendo un cansancio extremo el cual me impedía incorporarme.

No recordaba nada de cómo era que había llegado aquí, quién o quiénes me habían traido a este sitio, el pánico fue recorriendo todo mi cuerpo para después quedarse ahí, adueñándose de mis pensamientos, quise incorporarme pero sólo logré ponerme en posición fetal, sentía la lengua entumecida y amarga, las náuseas iban subiendo por mi garganta rápidamente.

No supe en qué momento empecé a balancearme sobre la cama, me movía con cierta lentitud , mientras las lágrimas llegaban a mi boca, la cual estaba entre abierta porque me faltaba el aire, sentía que me estaba asfixiando poco a poco; tenía muchísimo miedo, ¿Quién me habría traido aquí? ¿Alan me habría vendido?

Un ligero sudor se esparció por mi cuerpo y ese maldito temblor hizo presa a mi sistema nervioso, sabía que era lo que necesitaba, así que como una desquiciada me incorpore de la cama, pisando el suelo frío sin importarme nada, ni siquiera el dolor físico que sentía minutos atrás me impidió ahora levantarme, sólo quería encontrar mi dosis o la pediría de rodillas a quien fuera que me tuviera aquí.

Me paré frente a lo que se suponía era la puerta, visualice unas escaleras, no lo pensé mucho y subí por ellas arrastrándome como un animal, y cuando estuve en la parte de arriba golpee fuertemente la puerta, gritando como una histérica.

—¡Por favor ayúdenme, necesito salir de aquí, por favor! —gritaba con todas mis fuerzas, mientras empezaba a patear la madera que me impedía salir al exterior. —¡Necesito salir de aquí, por favor, por favor! —las lágrimas ya eran más notorias y abundantes, mi necesidad de drogarme estaba convirtiéndome en esa persona que detestaba, esa maldita adicta que haría lo que fuera con tal de obtener una dosis.

Las imágenes de aquél hombre que murió ante mis ojos aparecieron frente a mí, y en segundos pude escuchar la risa de Alan en cada rincón de mi mente, sentía como la sangre iba bajando hasta llegar a mis pies, yo sólo quería escapar de Dugarry, él cual me miraba lleno de furia, sabía que me iba a matar, lo sabía.

—¡Leo por favor, ayúdame, ven por mí! —me arrinconé en una esquina esperando que él apareciera y me sacará de ahí, pero el tiempo pasaba y el alemán no aparecía.

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