Capítulo 31
(Nadia)
Las cosas estaban un poco más tranquilas ya que Alan estaba fuera de la ciudad, se había llevado a Leo con él, cosa que me dejó en una absoluta soledad, estaba deprimida y por eso prefería pasar las horas recostada en la cama, tratando de no pensar en nada más, para lograr eso fumaba un cigarro de yerba y simplemente dejaba que el tiempo pasara.
Parker siempre estaba conmigo, obviamente por órdenes de Dugarry no porque realmente quisiera cuidarme, esa función la desempeñaba de maravilla el alemán; sin embargo trataba de llevar una buena "relación" con Hallman, no tenía que ser tan inteligente como para saber que sí me portaba mal o intentaba escapar, él se lo diría a Alan y éste a su regreso acabaría con mi vida de la peor forma que se le ocurriera.
—¿Necesitas algo? —levanté la mirada para ver a Parker, él estaba asomándose por la puerta, la cual estaba ligeramente abierta.
—No, gracias —volví a mirar mis pies, mientras le daba una calada al cigarro.
—Está bien, ¿Puedo pasar? —su pregunta me parecía tan estúpida, claramente él podía entrar y salir de está habitación cuantas veces le diera la gana. Sólo asentí, sin siquiera mirarlo.
Cerró la perta tras de sí, y se sentó junto a mí, sobre el suelo.
—¿Qué piensas, mi amor? —me dio un ligero beso en el hombro derecho, odiaba que me diera esas muestras de ternura cuando claramente no eran genuinas.
—No pienso en nada, más bien trato de no pensar —le di otra calada al cigarrillo.
—¿Sabes? A veces me preguntó sí de no haber venido a París, yo podría estar en Nueva York disfrutando de mi vida, sin tener a un hijo de puta tras de mí...
—Nadie te pidió que vinieras, esa fue tú decisión... —sentía el enojo subir por mi garganta —¿Por qué no piensas que sí no hubieras venido acá, Leo y yo seríamos libres y no estaríamos metidos en todo esto?
—No todo es mi culpa, nenita —rió bajito —No es como sí yo te hubiera puesto una pistola para que fueras una drogadicta, de eso no soy culpable...
—Eso siempre lo he tenido muy claro, sí soy una maldita adicta es porque yo misma lo propicie, pero estar aquí con un psicópata como Alan, a merced de lo que él quiera, ésa mi querido Parker, ésa sí es tú culpa...
—¿Y qué quieres? ¿Qué nos mate a los tres sólo para que me deje de sentir culpable? —tomó mi rostro con fuerza, mis ojos se llenaron de lágrimas en segundos.
—¡A estas alturas creo que sería lo mejor para todos...! —respondí sin vacilación en mis palabras.
—¡No tienes idea de que es lo mejor, mi amor...! —contradijo con una sonrisa cínica en la frase.
—¡Cómo sea, de cualquier forma vamos a estar muertos, tenemos una fecha de caducidad por sí no las notado o pensado! ¿Crees que Alan siempre te va a tener a su lado? ¿Crees que jamás te hará daño?
—¡Ya me hizo mucho daño, Nadia! —noté como sus ojos empezaron a cristalizarse, Parker hablaba con la voz llena de odio, mi enojo se disipó rápidamente. —¡No pienses ni por un segundo que lo que pasó aquella noche ha quedado olvidado, no es así, en algún momento las cosas van a cambiar, y él va a pagar lo que nos hizo...! —me miró fijamente —¡Aunque no lo creas, me importas, de lo contrario no habría venido a París, para ser honesto, no siento solo atracción por ti, es algo más, pero sé que en la vida el amor jamás lo será todo, no cuando tienes otro tipo de aspiraciones...!
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El Extraño
Romance"Llegaré hasta el fin del mundo, por ti... " -Demián Holden. Obra registrada en Safe Creative: 1501273105120 Todos los derechos reservados.