Tres días después...
(Demián)
Jugaba con mis dedos de manera nerviosa, me sentía tan ansioso por poder salir de aquí, que estaba a nada de sujetar por el cuello al custodio que seguía revisando que todo estuviera en orden con el papeleo.
Sabía que su demora era a propósito, muchos custodios terminaron detestandome cuando notaron que el director me favorecía en muchas situaciones, así que esto no era nuevo, lo había sobre llevado muy bien, sin embargo ahora me jodía en demasía.
—¿Puedes darte prisa? —pregunté directamente, algo alterado.
—Oh ¿Qué pasa, Holden? ¿Tú chica corre peligro? —sonrió de manera burlona.
—¡Agradece que estoy a nada de salir de aquí porque de lo contrario te rompería hasta el último hueso, pedazo de imbécil!
Soltó una carcajada.
—¡Quizá tengas una nueva oportunidad, sólo vuelve aquí, y yo personalmente te daré una bienvenida que jamás podrás olvidar!
Aventó los papeles.
—¡Hills, preso en libertad! —gritó al último custodio.
La última puerta se abrió, pero antes de salir, le escupí en la cara a aquél bastardo.
—¡Vas a quedarte con las ganas de verme metido de nuevo en éste sitio, pero afuera también podemos encontrarnos! —lo miré directo, burlándome por la gran mueca de asco que tenía.
Retomé el camino, dando pasos firmes mientras miraba hacia adelante, respirando profundo para estabilizarme; apenas había avanzado un par de metros cuando esa antigua y potente descarga de adrenalina se apoderó totalmente de mi cuerpo, todas mis terminaciones nerviosas reaccionaron al mismo tiempo, invadiendo de escalofrío mi espina dorsal y mi estómago se hizo un potente nudo repentinamente; ella estaba ahí, mi dulce y precioso ángel.
Fue como sí mi sentido de la vista por fin pudiera tomar todo su esplendor, como si en el mundo no existieran colores grises porque cada tonalidad se había convertido en algo tan brillante y cálido que se alojó inmediatamente en mi corazón, provocando que mis ojos se llenaran de lágrimas ante tanta belleza y anhelo; Nadia volvía a consumirme, a transformarme en esa persona melosa que la había adorado con una loca devoción.
Entonces todas esas palabras cursis y poemas dulzosos conectaron con mi cerebro, haciéndome sonreír honestamente, por fin; corrí hacia ella, intentando controlar el temblor en mis piernas para poder llegar hasta donde se encontraba pero mi dulce ángel reaccionó viniendo hacia mí, así que nos encontramos en un abrazo que sólo podría definirlo como perfecto y necesario.
Su aroma a fresas fue el mejor regalo que pude percibir al instante ¿Cómo podría vivir sin esto? ¿Sin ella? Pensé muy adentro de mi mente.
—¡Por fin, amor, estás aquí conmigo! —esas palabras me emocionaron hasta hacerlas insoportables, porque me eché a llorar de manera inmediata.
Y sí, por fin estábamos juntos, por fin podía tenerla de nuevo entre mis brazos, por fin podía sentirme libre de amarla, y no existía sensación ni sentimiento más potente y maravilloso que éste.
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El Extraño
Romance"Llegaré hasta el fin del mundo, por ti... " -Demián Holden. Obra registrada en Safe Creative: 1501273105120 Todos los derechos reservados.