Capítulo 14
(Demián)
Mi vida sigue siendo prácticamente la misma; estoy haciendo todas aquellas cosas que me propuse y voy logrando objetivos de a poco. Hay días en los que me siento rebasado, que voy sin un rumbo fijo y es que mi amor por Nadia se ha hecho más y más grande, a veces todos estos sentimientos por ella me van ahogando, pero no hago un esfuerzo por salir de ellos, no quiero, aunque me sienta vacío sin ella a mi lado.
Trato a toda costa enfocarme en mis estudios y el trabajo, pero en muchas ocasiones simplemente no tengo ganas de nada, sólo de verla, de estar a unos cuantos metros de mi ángel; es que Nadia para mí es el centro de mi universo, la fuerza de mi gravedad, me atrae hacía ella como un magneto, hay un lazo invisible y muy poderoso que me une a ella, el amor es lo más grande y más fuerte que siento, no hay más.
Los celos siguen carcomiendo gran parte de mi cerebro, la racionalidad de la que antes hacía uso sin poner mucho énfasis en ello, ahora me resultaba muy complicado lograr que aparezca; y es que ése chico de nombre Sebastián Hicks, ha tomado demasiada cercanía con mi Nadia, sé que tienen una relación, han sido seis meses en los cuales me he visto forzado a ser presa de un autocontrol que no creí jamás que pudiera tener, podría hacer algo al respecto, pero la última vez casi arruino un futuro compartido con mi Nadia, así que me mantendré en la misma línea que al inicio de todo esto. Sé que ni siquiera figuro en la vida de mi amado ángel, sin embargo ella rige la mía, me esforzare por llegar a ella hasta quedarme sin aliento sí es preciso sólo porque mi dulce ángel esté conmigo.
Pensar en el simple hecho de que él se adentre en su vida de la forma en que yo no puedo, me mata poco a poco, me siento desesperado, al borde de una crisis psicótica que puede desatar el caos en mi vida, quiero explotar y de una vez por todas acercarme a ella y darle en forma tangible mi amor. Dios es testigo de lo mucho que la amo, pero también ha visto cómo cada parte de mi alma se va rompiendo a pedazos, con cada toque de las manos de Sebastián a mi Nadia, cada sonrisa que ella le devuelve, cada gesto que le regala, cada una de las miradas que cruzan entre ellos; mi corazón se ha estado secando, yo me estoy evaporando, la energía que desprendía años atrás cuando la conocí se está consumiendo y yo no puedo hacer nada, porque no está en mis manos salvarme, mi salvación depende de ella.
Sé que no puedo dejarme vencer, no cuando he soportado por más de tres años vivir a la sombras, comportándome como un fantasma para mi ángel; he adaptado mi vida a la de ella, Nadia da un paso y yo doy uno también.
—¡Demián...! —la voz de Alix me sorprendió en el momento en que mi mente divagaba.
Giré la silla para verla de frente, ya que me encontraba mirando el paisaje por el ventanal, bueno, eso era lo que la gente creería cuando me viera en esa posición, pero realmente estaba poniendo en orden mis pensamientos cargados de irracionalidad.
—Alix, pasa, por favor —le hice un ademán de que entrará a mi oficina, mientras me levantaba de la silla para saludarla.
—Siento interrumpirte —sonrió como siempre, nos saludamos con un beso en la mejilla —Pero vi la puerta entre abierta y quise saludarte, no sé —se encogió de hombros, gesto que me pareció aniñado.
—No te preocupes, no estaba haciendo gran cosa, pero no le digas nada de esto a Carl —dije esto último en voz baja acompañada de una risa —Toma asiento, por favor —le indiqué, mientras yo volvía a sentarme de nuevo en mi silla.
—No le diría nada a Carl, tú secreto está a salvo conmigo —guiñó su ojo derecho y empezó a jugar con una pluma que estaba sobre el escritorio.
—¡Gracias! —en un movimiento rápido y breve estire mi mano para tocar la suya, mi acción provocó que la rubia se sonrojara, como casi la mayoría de veces que teníamos contacto —¿Y bien?
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El Extraño
Romance"Llegaré hasta el fin del mundo, por ti... " -Demián Holden. Obra registrada en Safe Creative: 1501273105120 Todos los derechos reservados.