Impacto

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Capítulo 53

(Demián)

Miles de imágenes y palabras se revolvían unas con otras en mi mente, provocándome un abrumador mareo, el cuál arrasó con la estabilidad en mi estómago, todo a mi alrededor era un caos, incluido yo.

—Antes de leer el veredicto del jurado, quiero hacer una observación para todos los que están presentes en ésta sala —la juez Wallace me miró brevemente y después hizo lo mismo con Nadia —Quisiera que cada uno de nosotros asumiera la responsabilidad que nos toca en cuanto a las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas, que nos responsabilicemos del daño que provoquemos, ya sea de manera directa o indirecta, y que seamos conscientes de ello, debemos identificar ése daño, para que posteriormente asumamos íntegramente las consecuencias por dichos actos —miró a los padres de mi dulce ángel —Y como padres, pensemos en lo que estamos haciendo con nuestros hijos, sí estamos dándoles las herramientas suficientes para llevar una vida sana, fuera del peligro; y sobre todo, debemos cuestionarnos sí realmente sabemos quiénes son y lo que hacen cuando no estamos cerca de ellos —hizo una pausa, la sala estaba en absoluto silencio.

Dereck mantenía su postura, no se inmutaba, en cambio yo estaba a punto de desfallecer de la angustia.

—Debemos ser más responsables con la educación que impartimos en casa, fomentar responsabilidad en nuestros hijos, debe ser una obligación mantenerse a salvo —dio un recorrido visual por la sala —La responsabilidad de cuidarse, de tomar buenas decisiones y comportarse debidamente ante nuestra sociedad es determinación de cada uno, pero para llegar a eso se debe educar de manera real para que nadie exponga su vida de ninguna forma; debemos dejarles muy claro a nuestros hijos que la vida no es un juego, que sí toman malas decisiones habrán consecuencias, ligeras o graves, y las graves pueden destruir cualquier vida —seguía recorriendo con la mirada cada parte del lugar —Espero que todos hayamos aprendido algo de lo que vivímos aquí, en ésta sala, que no desechemos lo que hoy nos está haciendo eco en nuestra mente o consciencia —miró brevemente a Nadia —Y como último, por favor no cerremos los ojos al sufrimiento del prójimo, sólo porque no nos une un lazo sanguíneo, no seamos apáticos ante el dolor, seamos más considerados, y sobre todo, no juzguemos superficialmente, observemos más allá de lo que se nos presente de frente, aprendamos a valorar nuestras vidas y la vida de los demás.

Las palabras de la juez habían sonado tan sinceras, tan llenas de razón; yo iba a responsabilizarme por mis actos, sabía que había dañado profundamente a mi familia, a la familia de Nadia, así que iba a pagar un precio por eso, lo sabía de ante mano.

Respiré profundo, mientras intentaba deshacerme del ligero temblor que ahora recorría mi cuerpo de arriba hacia abajo, buscaba mantenerme firme y fuerte, ya que la sentencia estaba por venir, debía enfrentar con la cara en alto cuales fueran las consecuencias de mis actos, porque gracias a  la manera en la que actué, mi perfecto ángel seguía con vida, y eso era lo único que me importaba e importaría siempre.

—Señores del jurado ¿Tienen ya un veredicto? —preguntó la juez Wallace.

—¡Sí, su señoría! —respondió un hombre de unos sesenta años, era el representante del jurado —La decisión ha sido unánime en ambos cargos.

"Unánime" repetí en mi mente, sintiendo como el piso debajo de mis pies se sacudía con violencia. El representante tomó entre sus manos un papel, el cual entregó a un custodio y éste se lo hizo llegar a la juez. Ella lo analizó sin demostrar ninguna emoción o una muestra de impacto; mi cuerpo comenzó a ser presa de una descarga de electricidad incontrolable, el hueco en mi estómago se había hecho más fuerte, al grado de irme asfixiando lentamente.

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