yamamoto takuya.

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BORING.

— T-a-k-u-y-a — deletreaste su nombre acercándote hacia tu novio, te paraste detrás del respaldo de la silla y tus manos se adentraron a su camisa tocando su pecho desnudo — Estoy aburrida.

Había estado trabajando en unas cuantas cosas acerca de la pandilla, casi siempre cuando lo ponían a hacer documentos tardaba más de 5 horas.

— Te dije que iba a estar todo el día trabajando princesa — inclinó su cabeza hacia atrás para poder mirarte, su cabello largo y sedoso se agitaba alrededor de su rostro — Casi termino, dame una hora.

— Eso fue lo que dijiste hace una hora — hiciste un puchero y acariciaste con la yema de tus dedos su pecho cálido — Solo di que me odias.

Takuya rió ante tus dramáticas palabras antes de volver a mirar a la pantalla, colocaste tu mentón en su cabeza mientras observabas cómo realizaba nóminas.

— Nunca pude odiarte — sus dedos golpeaban el teclado y tus pulgares rozaron con sus pezones perforados. Pudiste sentirlo temblar ante tu tacto y lo volviste a hacer adrede, sonreíste al escucharlo llamarte con las manos quietas en el teclado.

— ¿Si cariño? — hablaste inocentemente mientras bajabas más por su pecho, tus dedos jugaron con el elástico de su pantalón y se atragantó ante tu toque.

— Guárdalo para la noche — tomó tus muñecas para evitar que avanzaras más, resoplaste sin poder quejarte — Ven aquí.

Tiro de tus brazos hasta que te paraste junto a su silla, te apartaste de su agarre y te cruzaste de brazos, con el entrecejo fruncido mientras lo mirabas — Creo que voy a volver a casa.

Esta vez el frunció el ceño y giro su cabeza para observarte, elevó su mano hasta tu rostro y quitó algunos cabellos rebeldes — Pensé que te quedarías.

— No lo sé — hablaste dramáticamente mientras tratabas de reprimir una sonrisa. Tu mirada se apartó de sus ojos para mirar la polaroid de ustedes dos en su escritorio — Tal vez me quede, tal vez no.

— Solo ven aquí — te tomo de la muñeca para acercarte a él y sentarte en su regazo, te sentó dándole la espalda a la computadora y arrastro la silla para pegarlos al escritorio — Ahora siéntate ahí mientras trabajo.

El sonido de las teclas junto con las ocasionales maldiciones de Takuya cada vez que se frustraba, llenaba la habitación. Tomabas entre sus dedos su cabello y lo girabas para que finalmente terminaran deshaciéndose aquel rulo. Con el tiempo te cansaste a jugar a la peluquería y susurraste su nombre en bajo.

— ¿Mmm? — habló inclinando la parte superior de su cuerpo hacia adelante para ver mejor la pantalla. Respiro hondo el shampoo de tu cabello y removió un poco sus caderas.

— ¿No quieres tomar un descanso? — presionaste tus labios en su mejilla, sonrió cuando sintió como su pulso se aceleraba — ¿Uno rápido?

Una vez más, deslizaste la yema de tus dedos por debajo de su camisa, sus abdominales se tensaron mientras movías sutilmente las caderas debajo de su miembro — Takuya...

Su respiración se entrecortó al escucharte jadear su nombre muy cerca de su lóbulo, trago saliva y se atragantó un poco tratando de aguantar.

necking and misery | tokyo revengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora