Capítulo 28

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El camino que Yoongi conocía perfectamente después de tanto tiempo resultó ser el único que debía seguir para poder llevar a cabo el último deseo de su mentor antes de morir. Después de días y días en su compañía, finalmente su cuerpo dejó de resistirse; rechazó cualquier intento de su aprendiz por mejorar su estado de salud hasta el final. Los años que ya había vivido eran más que suficiente, lo que menos quería era la inmortalidad. Para él era un regalo poder ser todavía capaz de morir, y esa fue una lección que aprendió Yoongi para su futuro también.

Sin embargo, el dolor por la pérdida de alguien tan cercano a él era casi insoportable porque ahora se encontraba completamente solo. Sabía que podía volver a casa, con sus padres y su hermano, a vivir una vida normal como lo hacía antes de haber cambiado. Eso sonaba como un sueño lejano. Pero, a pesar de lo mal que sentía que su vida estaba yendo, no cambiaría de decisión después de años. Volver a casa significaría dejar todo aquello que se prometió algún día hacer luego de aprender a controlar su magia; no era una opción perder las oportunidades.

La última tarea que su mentor le pidió hacer fue entregar una carta suya al rey después de su muerte, algo que nunca se imaginó tener que hacer. Él pensó que era una excusa para hacer que se acerque a la princesa de nuevo, pero resultó no ser el caso. El vínculo que unía al rey y a su mentor fue haber luchado lado a lado en una batalla hace años atrás, cuando él ni siquiera estaba vivo. La historia de aquel pasaje fue la última que escucharía de él, quien se convirtió casi en parte de su familia luego del tiempo que pasaron juntos para enseñarle todo lo que pudo.

Después de darle un entierro digno y observar todas las posesiones que había dejado para él, su paciencia se acabó. No solo había tenido que conformarse con lo que quiso el destino para él, sino que obedeció solamente porque tenía una guía y compañía, a pesar de que no disfrutaba poner esfuerzos en proteger a la princesa luego de saber sobre el vínculo que compartían. También tuvo que soportar perder a la persona más cercana que tenía, quien entendía perfectamente su posición. Ahora le parecía que aquellos meses fueron una pérdida de tiempo, donde pudo haber cumplido sus sueños a su antojo en vez de dejarlos ir todos por completo.

Sin pensarlo demasiado, decidió dejar el lugar que casi pudo haber llamado hogar tras años de ocuparlo. No tenía idea exactamente de a dónde quería ir después de entregarle el mensaje al rey, pero nada podía detenerlo de querer escapar de ahí. Los recuerdos eran todavía muy tristes como para soportarlos. La frustración que sintió hace meses atrás cuando se enteró de la existencia de su alma gemela, estaba de regreso. Lo cegaba de todo lo que había conseguido en ese tiempo, ya que la pena terminó de romper su límite.

De día nunca se había acercado al palacio, demasiadas personas voltearían a verlo con una mirada curiosa y fascinada. Y eso ocurrió exactamente, cuando se dirigía a entregar la carta. La diferencia era que ya nada podía ser peor que el peso que cargaba en su alma, ni las miradas extrañas ni los comentarios a sus espaldas.

Su determinación a irse ni bien termine esa encomienda pareció darle la confianza para abrirse paso dentro del palacio. Los guardias lo acompañaron luego de explicarles la razón de su visita. Lo único que le hizo gracia fue haber reconocido a algunos de ellos por verlos anteriormente cuando usó el hechizo de invisibilidad.

Esta vez, no fue demasiado lejos porque tuvo la suerte de encontrar al rey pasando por el vestíbulo principal. Inmediatamente la atención estuvo en él, como ya le pasaba seguido cuando notaban su presencia. Lo beneficioso fue captar la del rey, no obstante.

―Disculpe, su majestad ―dijo Yoongi, acercándose al rey y atreviéndose a acabar de una vez con ello―. Necesito entregarle este mensaje ―añadió, extendiendo la carta en su mano.

Caminos entre deber y amor  •  [BTS FF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora