Capítulo 56

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La familia y la tradición habían estado presentes a lo largo de la vida de la princesa, porque de eso se había tratado siempre. Toda su formación consistía en eso, y recordó precisamente por qué hacía lo que tenía en mente. Las historias documentadas de su familia, así como la de otros reinos. Cada una diferente, aunque similar en algunas cosas.

Durante aquellos días, ella recibió la respuesta del príncipe Jungkook. Cada detalle fue tan preciso como si pudiera haberlo visto con sus propios ojos, cuando relató cada momento de su juramento. Para él, era una costumbre que su familia nunca rompió; la ceremonia que hacían, como un gesto para toda su vida y para demostrar su entrega. Con fuego y hierro, su declaración se hizo ante todo su reino y el pacto se selló con una marca permanente en su hombro derecho. La marca del rey, elaborada en hierro y que se transmitía a su piel con el calor del fuego. El dolor solo era la prueba de su tenacidad y voluntad para asumir su título. T/N nunca había oído de tal cosa, ni tampoco había tenido interés en ello anteriormente. Sin duda era diferente, pero eso no fue todo.

Luego de describirle lo ocurrido, añadió su opinión. Una demasiado importante para omitir, porque se trataba de cómo sería percibido todo lo que diga o haga ella. Eso era crucial, la única oportunidad que dictaría la manera en que verían su rol como monarca, así que debía pensarlo muy bien. Sobre todo, unir no solo la expectativa sino la tradición.

Ese era el problema, porque todo el trabajo que había hecho en investigar a sus antepasados solo resultó en que se confundiera más. La lista que escribió sobre cada situación en la que ellos hicieron el juramento terminaba con su abuelo, a quien no tuvo el honor de conocer. Él había decidido hacer el juramento junto con su boda. No solo era una declaración de lealtad sino de amor, tanto para ambos como para el reino, de parte de la pareja de recién casados.

Por más hermosa que sonaba la idea, no servía de nada en su situación. En todo caso, ponía la valla más alta de lo que ya estaba. Así que T/N decidió ir con su madre, a quien no veía en días. Necesitaba terminar la lista, y la única forma era preguntándole.

La reina se encontraba en el despacho que había pertenecido a su esposo, la puerta estaba abierta a diferencia de antes. Bajo el umbral, la princesa se detuvo, observando a su madre. Normalmente sus padres no solían trabajar juntos, pero hacían tiempo para ambos que naturalmente coincidía con ese lugar la mayoría de veces. El recuerdo dejaba mucha nostalgia de cómo habían sido las cosas antes.

Ahora, todo parecía diferente. Ella ocupaba su lugar y rara vez la interrumpían. Seguramente seguía escribiendo algo importante, pensó.

― ¿Mamá? ―pregunta ella, alertándola de su presencia.

―Oh, cariño. Lo lamento mucho, no te vi entrar ―responde, dejando todo a un lado ni bien escuchó su voz―. Ven, acércate.

El tono sorprendido que usó estaba de regreso, lo cual hizo feliz a T/N. Eso no parecía haber cambiado en absoluto.

―Pensé venir a interrumpirte un momento ―dice la princesa, acercándose a su lado.

―Me alegra que lo hagas. ¡Casi me parecías desaparecida!

―Estuve ocupada con ciertas cosas.

― ¿En serio? He escuchado que andas muy ocupada con una persona en particular.

Esa acusación la tomó por sorpresa, ocasionando que se sonrojara. Lo único que deseaba evitar era tener esa conversación en ese momento.

―Rumores sin base, madre. Lo que vayas a creer, mejor que salga de mí y no de otras personas.

―Entonces, ¿a qué se debe esa sonrisa tuya? ―dice, tomando las manos de su hija entre las suyas.

Ni siquiera se dio cuenta de que estaba sonriendo, pero lo estaba. La única persona que notaba de inmediato cada cambio y detalle en ella sin equivocarse era su madre, cosa que a veces resultaba inconveniente.

Caminos entre deber y amor  •  [BTS FF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora