Caminos entre deber y amor • [BTS FF]

Capítulo 68

Parecía como si el tiempo se hubiera congelado, incluso luego de haber pasado el invierno, para los recién casados. Las mentes de ambos todavía seguían más interesadas en buscarse entre ellos, a pesar de tener obligaciones separadas durante el día a día. El recuerdo de una estación perfecta seguía fresco, como la imagen de la nieve que ya se derritió por completo.

Sin embargo, había días donde se encontraban supervisando cambios importantes a consecuencia del avance del proceso de sucesión, aunque se tratara de un día libre para los dos. Por ejemplo, aquel día de primavera que T/N pasó en el salón del rey. Ella observaba atentamente cómo estaban quitando los retratos de sus padres del centro del salón, donde siempre los había visto detrás del trono de cada uno. Especialmente, se concentró en el de su padre, porque así era como lo recordaba seguido, tal cual se veía en esa pintura.

Pronto, el retrato de Yoongi y el de ella serían pintados y colocados ahí, para celebrar el día de su coronación próxima. Un escalofrío recorrió su espalda al recordar el poco tiempo que quedaba para eso, apenas una semana más.

―Ahí estás ―resuena la voz de Yoongi cuando entró al salón, haciendo un leve eco mientras se acercaba a T/N―. Te estuve buscando por todos lados.

― ¿Ah, sí? ¿Por qué? ¿Pasó algo?

―No, solo quería verte ―responde él a su lado, colocando sus brazos alrededor de ella sin dudarlo―. ¿Qué hay de ti? ¿Sucede algo? ―añade, notando su expresión no tan animada.

―No; en realidad, no. Solo... no puedo creer que ya sucederá en cuestión de días. No se sentía tan cerca antes. Y, también, extraño a mi padre mucho. Casi un año después de su ausencia... Ojalá hubiera visto esto.

―Lo sé. Y estoy seguro de que muchos también lo echan de menos. Pero descuida, todo estará bien. Él está bien.

―Lo intento ―suspira ella―; y es verdad. ¿Puedes sentirlo también?

― ¿Tus preocupaciones? Sí, por supuesto.

―Eso no es lo que quería decir precisamente ―ríe ella, dándole una segunda oportunidad para que lo intente.

―Oh, eso ―sonríe Yoongi, observando también cómo colocaban en su nuevo lugar los retratos―. Sí, es un poco irreal para mí también. Nunca me lo había imaginado.

Los dos se quedaron ahí, en los brazos del otro, viendo cómo terminaban de colocar las pinturas en la pared para completar los espacios disponibles que quedaban. En silencio, pero rodeados de todo el ruido del salón; hasta que, poco a poco, fueron saliendo uno a uno quienes ayudaron a colocar los retratos. Al final, solo quedaron ellos, acompañados de los guardias que cuidaban esa habitación, como de costumbre.

Se podría decir que el salón no había cambiado mucho, pero para la princesa se sentía como si fuera irrevocable. Era increíble cómo un par de espacios vacíos detrás del trono hacía la diferencia.

Tal vez hubiera experimentado un vacío más extenso, pero la diferencia estaba ahí, a su lado. En muchas maneras, la presencia de Yoongi era su mayor soporte y viceversa. No se podía imaginar cómo hubiera sido escoger alguien diferente, porque todo lo que creyó que necesitaría parecía palidecer en comparación a la felicidad que sentía con él.

Entonces, recordó otra cuestión que estuvo dentro de sus preocupaciones en esos días.

― ¿Cómo vamos a volver a la realidad tan rápido? ―pregunta ella―. Es como si, luego de pasar tanto tiempo juntos durante el invierno, volver a esta vida parece algo difícil de retomar.

―Es porque apenas ha pasado un mes desde que volvimos a la rutina ―responde Yoongi, reconociendo esa sensación perfectamente―. Además, también suelo soñar despierto con dejar de lado las obligaciones para poder pasar más tiempo contigo ―añade, susurrando para que solo ella pueda escucharlo.