Capítulo 44

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Los días ya no parecían largos y tediosos, sino ligeros y sin un encanto en particular para la princesa T/N. Ya no buscaba qué hacer porque todas las energías parecían escapar de su mano cada vez que intentaba alcanzar un alivio. La burbuja a su alrededor se hacía más pequeña y ya estaba llena de las mismas emociones que descubrió recientemente. Era más efectiva de lo que creyó, dejando a todos al margen, sin mucho lugar para conversaciones largas, y a ella alejada de cualquier recuerdo doloroso que pueda llegar inesperadamente.

El séptimo día después de que su padre falleció, este apareció en sus sueños, rodeado de un bosque sereno mientras observaba el agua a sus pies. Se veía feliz y tranquilo, pero T/N no pudo ir a su encuentro por más que lo intentó, ocasionando que despertara rápidamente.

Todavía no había amanecido, la brisa helada llenaba el ambiente a pesar de los días cálidos que habían pasado. Ella tocó su cuello, comprobando que seguía teniendo puesto el collar que impedía que tenga sueños mientras dormía. No era posible, pensó ella. Así que se puso de pie para vestirse rápidamente y tomar su abrigo antes de salir de su habitación esperando que Taehyung no esté cerca todavía. Por suerte, todavía era demasiado temprano.

Ninguno de los guardias que la vieron pasar dijo algo, mientras ella se escabullía por los corredores hasta llegar a los establos. La última vez que había ido a ese lugar fue para despedir a Jungkook y antes de eso habían pasado años. No había considerado la falta de práctica por no montar en mucho tiempo, pero nada importó porque la decisión ya la había tomado.

― ¿Quién está ahí? ―pregunta un hombre de mayor edad, al escuchar el ruido de pasos.

La princesa se detuvo, reconociendo al cuidador que seguía trabajando en el palacio desde que era una niña. Del mismo modo, el hombre la reconoció y se alegró por su presencia aunque fuera muy inesperada.

―Princesa ―dice él, sonriendo ahora―, qué bueno verla. Tal vez no me recuerde.

―Por supuesto que lo recuerdo ―responde ella, más relajada―. Me alegra verlo también. Ha pasado demasiado tiempo, lo sé.

― ¿Puedo ayudarla en algo?

―Quiero saber cuál de ellos no ha salido últimamente ―señala a su espalda, refiriéndose a los caballos.

―Bueno, casi todos han salido regularmente. Gracias por enviar al joven de cabello extraño, él y el joven Seokjin han pasado por aquí seguido. No es lo mismo que estén aquí que afuera del palacio ―añade, refiriéndose al establo y los doce lugares ocupados.

―Ya veo. Entonces sorpréndame con uno de su elección.

―En seguida.

La mención de los chicos la hizo sospechar que ya era un hábito suyo venir aquí, aunque esperaba que ese día fuera la excepción. En cualquier caso, sabía que no podría escapar del todo de su hogar. No faltaría alguien que sepa en dónde estaba o a dónde iría; todo sería diferente si pudiera hacerse invisible. La idea desapareció cuando vio regresar al hombre con un caballo gris, era más grande de lo que recordaba a pesar de que ella también había crecido desde entonces.

―Estará totalmente segura con él ―dice el cuidador, entregándole las riendas.

―No dudo que así será. Solo necesito un poco de ayuda, no hará falta ensillarlo.

―Veo que tiene prisa. De no ser porque recuerdo haberla visto montar a pelo de niña estaría preguntándome si sería buena idea o no.

Aquello la hizo sonreír un poco y con la ayuda para subir fue suficiente para recordar cómo se sentía la emoción de salir al aire libre. Todo seguía en silencio, pero no podía esperar a irse lo más rápido posible de ahí.

Caminos entre deber y amor  •  [BTS FF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora