Día a día, Dalia se iba acercando más al joven de cabello verde. Lo siguió sigilosamente hasta averiguar su paradero, un lugar no tan lejos en el reino, cerca al bosque donde lo vio por primera vez. La naturaleza tímida de Dalia se sometía a prueba por su propia curiosidad, por suerte Yoongi fue muy cuidadoso cuando se dio cuenta que el ave estaba merodeando cerca suyo.
Rara vez él se distraía por alguien o algo externo, porque tenía muy en claro su trabajo aunque todavía tenga dudas. Dalia se preguntaba por qué pasaba tantas horas encerrado, solo salía al bosque a dar una caminata y regresaba de nuevo por donde vino. La rutina parecía funcionarle, pero no se le veía precisamente feliz.
El quinto día decidió quedarse más tiempo en el bosque, alargando su caminata mientras Dalia le seguía el paso, saltando de árbol en árbol paralelamente. Para él, tener una compañía afuera de casa que no lo juzgue por ser diferente al resto, era nuevo y reconfortante. Esa noche, sin embargo, no solo eran ellos dos, sino también lo siguió su mentor. Podía sentir su presencia aunque no pueda verlo, gracias a un hechizo de invisibilidad.
―Sé que estás siguiéndome ―dice él, deteniéndose repentinamente.
―Solo me aseguraba que todo esté bien.
Dalia se percata de la voz que la asustó aquella vez, pero ahora no ve nada aparte de su nuevo compañero. No comprende pero tampoco se preocupa, porque la distancia que los separa desde el árbol donde se encuentra la hace sentir segura.
―Todo está normal.
Yoongi cree que su mentor está cansado de escuchar más de los sentimientos encontrados que tiene con su destino, sobre todo porque él no decidió trazarlo como había soñado de niño. Cuando despertó su magia, fue un cambio radical en su vida que lo llevó a imaginarse un futuro lleno de aventuras y libertad absoluta. En segundos, todos esos sueños se desvanecieron un par de semanas atrás, cuando el mago que lo tomó bajo su protección para que aprenda a controlar su magia le reveló lo que debería darle un propósito en su vida.
―Me pregunto por qué no has usado un hechizo de protección para cuidar de la criatura.
Aunque no pueda verlo, el aprendiz busca a su mentor con la mirada, pero es en vano encontrarlo sin magia. Su cuerpo sigue cansado, así que ni siquiera lo intenta.
―Pensé que no sería apropiado.
―Yoongi, es hora que empieces a escuchar menos a tu mente y más a tu corazón para saber certeramente lo que tienes que hacer.
― ¿Eso lo dices por el ave o por otra cosa?
Su pregunta queda sin respuesta por un largo tiempo, hasta que se convence de que se encuentra de nuevo solo en el bosque. Con menos ganas de regresar aún, sigue adentrándose entre los árboles hasta encontrar un árbol caído enorme, más grande del que suele visitar a menudo. Debe tener muchos más años ahí, piensa él.
La frase del mago ha dejado intranquilo a su aprendiz, quien se pregunta qué puede ser lo que quiere su corazón que no ha dejado expresar. Los planes que tenía antes ya no sirven y dejó de querer hacer otros para no desilusionarse más.
Yoongi se deja caer en el árbol, descansando y ordenando sus pensamientos. Dalia creía ver que murmuraba algo pero no podría estar segura del todo. De repente, del tronco brotó una rama nueva que se extendió directamente hasta el árbol donde se encontraba Dalia, como un puente que la llevaría hacia él. Yoongi observa la reacción del tucán, sonriendo al ver que funciona para incitarlo a acercarse.
―Te tomaste tu tiempo para estar cerca de nuevo ―dice él, sin saber por qué ya que sigue creyendo que no puede entenderlo con palabras. Yoongi levanta su mano para acariciar las plumas de Dalia al mismo tiempo que recuerda cómo conjurar un hechizo de protección. De ser sencillo, ya lo hubiera usado, en vez de gastar tanta energía; pero hace una excepción por ella, ya que no desea que por su rareza sea un blanco más atractivo para los cazadores.
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Caminos entre deber y amor • [BTS FF]
FanficT/N necesita encontrar a alguien que reine a su lado, sin importar quién se interponga en el camino. Solo así se completará la sucesión. El problema es... saber cuál será la elección correcta. Sin querer, reflejó un debate sobre si existe algo como...