Capítulo 3: Un cuaderno interesante

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Llegué a casa, comí y de inmediato fui a mi habitación para hacer los deberes de la escuela.

Mi mente estaba repleta de pensamientos y dudas por lo que acababa de pasar, quizás estaba volviéndome loca. Tenía que olvidarme de todo aquello y pensar en otras cosas pero no podía.

A la mañana siguiente me desperté y me di cuenta que ya iba tarde para la escuela, producto de acostarme tarde leyendo el libro para distraerme.

Me alisté rápido y bajé las escaleras, me dirigí a la cocina para comer una tostada e irme de inmediato.

-Eres muy encantador, no sabía que mi hija tuviera ese tipo de amigos- escuché decir a mi mamá mientras yo bajaba de las escaleras. ¿Con quién rayos estaba hablando tan temprano en la mañana?

La respuesta estaba esperándome en la puerta de mi casa con el uniforme de mi escuela.

- Robbs, ¿qué estás haciendo aquí? - pregunté desconcertada, ¿qué estaba haciendo en mi casa? ¿Qué pretendía? apenas lo conocía y ya parecía caerle bien a mi mamá.

- No le hables a tu amigo de esa manera, hija - dijo mi mamá frunciendo el entrecejo- es tan encantador - dijo mirándolo con una sonrisa tierna, por no decir tonta.

- No es mi amigo, mamá - le dije enojada- no entiendo que hace aquí- lo fulminé con la mirada, pero parece que mi mirada no fue suficiente porque lo único que hizo fue sonreírme... ¿qué le pasa a este tipo?

- No tengo problema si quieres que seamos más que amigos- dijo guiñándome un ojo, cómo me hacía enojar este chico- y creo que tu mamá tampoco ¿cierto?- dijo mirando a mi mamá con su tonta cara sonriente.

- Oh... Daniel- ¿Daniel? ¿Ya lo llama así? ¿Qué le pasa a mi madre también? - claro que no me importaría si es con alguien como tú.

- Mamá, deja de decir tonterías. Lo último que haría sería salir con alguien como él- le dije pero de nada sirvió, parecía que no estaba escuchándome.

Suspiré aceptando que de nada serviría seguir intentándolo.

- Adiós mamá, ya voy tarde para la escuela- le dije y salí de casa- y tú vete ya- le dije a Daniel.

-Nos vemos señora, un gusto conocerla- le dijo a mi mamá dándole un beso en la mano y ella quedó encantada con aquello, no cabía duda de que este chico era un completo casanova.

-Igualmente, cuídense los dos- dijo despidiéndose con la mano.

- ¿Qué pretendes con todo esto? - dije mientras caminaba.

-Nada, solo quería conocer a tu familia... es todo - dijo seriamente.

- Mira, por si no lo había dejado claro...- dije deteniéndome para mirarlo a los ojos- no me caes bien ¿entiendes?

- Por supuesto que ha quedado claro... tú tampoco me caes bien, ¿sabes?... pero no tengo alternativa.-Al decir eso, puso una expresión de enojo. Me dio a entender que hacía todo eso por obligación. ¿Pero quién rayos obligaba a alguien a hacer eso? No era posible.

- ¿No tienes alternativa? ¿A qué te refieres?- Pregunté expectante. Al parecer se me estaba volviendo costumbre no entender nada de lo que decía este chico.

- ¿Qué? -Dijo al parecer dándose cuenta de que había dicho algo extraño. Al menos a mí me pareció así - oh... -Se aclaró la garganta- me refiero a que nos veremos muy seguido... somos compañeros de clases y vecinos... ¿o es que lo olvidaste?- dijo y siguió caminando.

Por supuesto que no lo había olvidado. Casi no había podido dormir de tanto pensar en ello.

Tuve la sensación de que no era eso a lo que se refería... parecía que quisiera decirme otra cosa pero algo se lo impedía... ¿estaba yo alucinando de nuevo?

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora