Capítulo 67: De la pesadilla a la realidad

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Los días al lado de Daniel se hacían cada vez más valiosos para mí. No imaginaba la soledad que me invadiría si por alguna razón tuviera que alejarme de él. La felicidad era tanta que asustaba. Había pensado que solo eran ideas mías, pero pronto el destino se encargaría de probarme que no era así. Bueno, en realidad no sería el destino sino algo más. Durante algunos días también me la pasé buscando algún tipo de obsequio para regalarle a Daniel. No olvidaba que en navidad no me había decidido por comprarle algo y como consecuencia de ello no le regalé nada. Sin embargo aún resultaba difícil para mí escoger qué cosa regalarle.

El nuevo semestre universitario comenzó y con él muchas sorpresas me invadieron. Daniel iniciaría su carrera en la misma universidad que yo. Lo que era un alivio ya que tenía la oportunidad de verlo allí. Debido a su trabajo era difícil vernos más seguido... pero claro, Daniel siempre encontraba la forma de hacerlo posible. Sin embargo no todo podía resultar color rosa.

Nuestras carreras y semestres eran diferentes, por lo que no teníamos ninguna clase juntos. Por otro lado, él tenía que acomodar su horario para que no interfiriera con su trabajo.

Yo me inscribí al club de voleibol de la universidad. Solo podían inscribirse estudiantes que cursaran tercer semestre en adelante por lo que no me había podido inscribir antes y solo me quedaba observando a otros estudiantes que lo hacían. Resultaba un buen pasatiempo cuando había espacios en mis horarios. Solo me convencía de que el voleibol era mi deporte favorito. Las chicas que jugaban eran muy buenas. Yo solo sabía las cosas básicas de ese deporte por lo que quería aprender mucho más.

Esa mañana me dirigí a mi primera clase de voleibol y me uní al grupo de personas que supuse iniciaban la práctica también. Estaban en las gradas de la cancha principal de voleibol mirando todos hacia el centro, donde se encontraban tres personas. El entrenador, un chico y una chica. Me senté siendo sigilosa para no llamar la atención y me dispuse a escuchar.

-Bienvenidos al club de voleibol- dijo con voz alta para que todo el personal escuchara un chico que me resultó conocido. Lo había visto antes cuando venía a observar los entrenamientos. Al parecer era el ayudante del entrenador quien se encontraba a su lado como si calificara sus palabras.- Mi nombre es Dylan Walker, estudiante de quinto semestre de la facultad de deportes y asistente del entrenador. Hoy hablaremos de algunos aspectos básicos de este deporte que escogieron. También les indicaremos las reglas que deberán cumplir si quieren seguir perteneciendo a nuestro club.

Todos asentimos y él lentamente nos fue mirando a cada uno. Cuando su mirada se cruzó con la mía dejó escapar una sonrisa. Mi mente se iluminó y recordé entonces a aquel chico con el que había chocado al salir de la peluquería la noche antes de navidad. Era el mismo que ahora me miraba fijamente. En ese entonces me parecía conocido porque lo había visto dirigiendo en entrenamiento algunas veces, ahora todo estaba claro. Dejó de mirarme y entonces el entrenador se dirigió a nosotros:

-La puntualidad acompañada de responsabilidad y esfuerzo forman el trío perfecto. Es mi lema y espero que lo respeten. Mi nombre es Paul Calahan y seré su entrenador. - Era un sujeto bastante corpulento y de aspecto bonachón. Me daba la impresión de ser amable pero a su vez despedía un aire de rudeza que me indicaba que era mejor acatar sus reglas. Aparentemente su superioridad era algo que todos notábamos- Siéntanse afortunados de pertenecer a nuestro club y aprovechen al máximo su estadía aquí. No está de más decir que el uso de celulares durante los entrenamientos está ESTRICTAMENTE prohibido.- se escucharon algunos murmullos y muchos de los que antes solo miraban el celular, ahora dirigían su vista al frente. El entrenador los juzgó con la mirada- Sí, va para ustedes chicos.- luego miró a la chica que estaba a su lado- Y para algunos de los viejos miembros también. A las siete de la mañana los días martes, miércoles y jueves deben estar aquí. El entrenamiento dura dos horas. El resto del día cada quien debe dirigirse a las clases de su respectiva facultad. No quiero que por pertenecer a este club vayan a bajar de notas en los semestres. No quiero tener problemas con el director. El semestre pasado nos cancelaron los entrenamientos durante la semana de parciales... Gracias, Adam.- Giró para mirar a un chico de piel bronceada, cabello castaño y ojos oscuros que en ese momento se encontraba practicando saques. Muchos de los iniciados rieron. El chico no pareció tener ni pizca de vergüenza. - No quiero que vuelva a pasar. Algunos de ustedes posiblemente ya hayan jugado antes así que sabrán esto pero no está de más repetirlo. Los que por primera vez lo harán estén atentos. Todo tipo de accesorios están prohibidos cuando pasamos a la práctica. Cuando digo todos, son TODOS, aretes, collares, pulseras... ¡todo! Si hubieras escuchado bien esto, Angela...- suspiró- bueno. Creo que es todo lo que debo decir. Todos tuyos Dylan.

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora