Capítulo 49: Triste verdad

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No me había dado cuenta hasta entonces que ya estaba anocheciendo. Tomados de la mano caminamos hasta llegar a la plaza. Podía sentir que la mano de Daniel temblaba débilmente. Nos sentamos y él soltó mi mano.

-Ahora necesito que me escuches, Emily. - Me miró seriamente- Que escuches todo lo que tengo que decirte hasta el final. Aquí también haré uso de la apuesta y te pediré que no te vayas hasta que yo te diga que puedes hacerlo. ¿De acuerdo?

-Está bien.- asentí.

-Bueno... lo primero que tengo para decirte es que estoy a solo una pareja de terminar.- Me sorprendió un poco eso, ya que yo estaba segura de que hacían falta dos parejas.

-¿Una? ¿No hacían falta dos?- pregunté mirándolo extrañada.

-Sí...- respondió- pero, digamos que recibí otro regalo por parte de mis superiores así que ahora solo queda una.

-Ya veo...- pensé que eso era genial. Ahora solo estábamos a un paso de acabar con todo eso- ¿y trajiste el cuaderno? ¿Quieres que veamos esa última?

-No. en esa última no me puedes ayudar. Debo hacerlo yo solo.- esbozó una débil sonrisa.

-¿De verdad? Es una pena, pero esfuérzate entonces... -todo eso era muy extraño pero eran cosas de guardianes así que era comprensible que yo no entendiera mucho- si terminas con esto te convertirás en humano y entonces...

-No... - interrumpió- eso no pasará, Emily.

-¿A qué te refieres con que no pasará?- Dije empezando a desesperarme ¿acaso no era esa la meta de la misión? ¿Que él se convirtiera en humano?

-Te voy a contar algo que ocurrió hace unos años... escúchame atentamente ¿de acuerdo?

-De acuerdo.- Asentí y me dispuse a escuchar todo lo que tenía que decir. Al parecer demasiado importante porque su rostro pareció palidecer.

-Hace algún tiempo, siendo guardián del amor yo solía ser muy rebelde. No era responsable cumpliendo mi deber, muchas veces le pedía a alguien más que hiciera mi trabajo por mí. Era de verdad una persona a la que le gustaba romper las reglas y hacer lo que le viniera en gana. - Decía aquello con rostro intranquilo- Siempre terminaba reprendido por el líder y por esa razón siempre me cayó mal.- hizo una corta pausa y luego continuó- En una ocasión, me extrañé mucho ya que me tocó un trabajo bastante fácil. Consistía en vigilar a dos personas que estaban a punto de confesarse, para que nada se interpusiera en eso. Esas personas ya se sentían atraídas la una por la otra así que mi trabajo era sencillo. Pero en ese momento vi una oportunidad para vengarme del líder por reprenderme tanto, así que decidí que esas personas no estarían juntas.

-¿Y qué fue lo que hiciste?- pregunté algo preocupada no pudiendo evitar pensar que el Daniel del que él estaba hablando era muy diferente al Daniel que ahora tenía frente a mí.

-Algo de lo que ahora me arrepiento mucho, porque la persona que ahora me gusta sufrió mucho a causa de ello.- un escalofrío recorrió mi cuerpo. Se suponía que la persona que le gustaba era yo.

-¿Daniel, de qué estás hablando?- dije en gesto divertido, pensando que aquello también era una de sus bromas.

-Esas personas eran tú y Lyan- Me quedé estupefacta. No hacía mucho que Daniel había conocido a Lyan. ¿Por qué decía entonces que aquellas personas éramos Lyan y yo? Pensé en interrumpir pero él continuó casi de inmediato- Yo los observaba de vez en cuando y pude darme cuenta de que eran el uno para el otro, todos lo sabían excepto ustedes. Al ser amigos toda su vida, ambos tenían miedo por lo que pudiera pasar si sus sentimientos cambiaban. A pesar de ello el primero en dar ese paso fue Lyan.- En ese momento me di cuenta de que Daniel no podía estar bromeando. Nos estaba describiendo perfectamente.

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora