Capítulo 68: "Ya no... te quiero"

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Durante los siguientes días a aquella terrible experiencia en la que me había enterado de lo que ocurriría con Daniel, buscaba en mi mente ideas para lograr mi objetivo. Extraño y doloroso objetivo pero con un fin claro. Salvar la vida de Daniel. Eso era lo importante.
A pesar de ello, cada vez que intentaba hacer algo me arrepentía antes de hacerlo. Solo bastaba con ver el rostro sonriente de Daniel para que todas mis ideas saltaran desde un precipicio muy alto y sin paracaídas. Muerte segura.
Entonces fue cuando decidí evitarlo. Quizás eso funcionara y luego me animara a terminar con él. Eso hice, durante un buen tempo minimicé todo contacto con él. Tenía que darme prisa. Gregory lo había dicho. Cuando no estaba pensando en eso, me entretenía en las prácticas de voleibol, Dylan era demasiado exigente como para permitirme pensar en otra cosa que en mis músculos tensionándose con cada movimiento de calentamiento. 

-El día de hoy practicaremos los saques- dijo en voz alta durante la sesión de práctica. Era extraño verlo tan serio durante las prácticas y luego tan amigable cuando estas terminaban. Al parecer la cancha lo transformaba. - Tomen un balón cada uno y observen a Myra.

La chica, Myra, comenzó a indicar la manera correcta de hacer un saque mientras soltaba una que otra indicación sobre el manejo del balón y la importancia de prestar atención para no cometer alguna falta. Luego de eso, todos comenzamos a practicar por nuestra cuenta.

- Vaya, vaya, Watson. No podrías estar haciéndolo peor- bufó al acercarse a mí.
-Sé que lo estoy haciendo perfectamente bien- respondí sin mirarlo mientras continuaba intentando hacer un buen saque mientras Ninna, una chica de la facultad de ciencias, me devolvía los balones.
-¿Y crees que sabes más que yo porque...?- me miró ceñudo, al parecer exigiendo una explicación.
- No digo que sé más que tú, solo...- intenté retractarme.
-Qué bueno que no lo digas, porque no es así. Déjame ayudarte. - se acercó más a mí y luego puso sus manos sobre las mías mientras yo sostenía la pelota- debes hacerlo con más seguridad. Sostén la pelota con fuerza. - soltó mis manos y ahora llevó las suyas a mi cintura. Una ola de incomodidad me invadió- si haces el saque sin saltar entonces debes estar firme, y llevar la fuerza hasta tus manos. Vamos, inténtalo.
Se apartó y yo pude respirar con tranquilidad. Hice el saque pero salió igual que los anteriores. De seguro mi cuerpo se había enfriado durante el tiempo que no practiqué.
-Lo... ¿Siento?- me disculpé luego de ver su expresión de decepción.
-¿Que no sabes hacer otra cosa que pedir disculpas? - suspiró- A ver, inténtalo de nuevo. Pero lanza esta vez más alta la pelota y salta para hacer el saque. Debes poner fuerza en tus manos y pies.- explicó mientras tomaba una pelota y posteriormente hacía un perfecto saque. Puso mirada de presunción y yo rodé los ojos.
-Está bien. - asentí y me dispuse a hacerlo. Para mi sorpresa este salió bien. En el pasado hacia mis saques sin saltar, pero resulta que salen mejor si lo hago de esa manera.
-Muy bien, Watson. - dijo, pero no había ningún rastro de amabilidad en su cumplido. Lo que me hizo dudar que realmente lo fuera.- Pero hazlo de nuevo para comprobar que no haya sido suerte.
-No lo fue, ya lo verás- Dije tratando de sonar segura. Realmente esperaba que saliera bien. Dylan alzó las cejas indicando duda. Le devolví una mueca de disgusto. Giré y respiré profundamente para posteriormente intentarlo de nuevo.
Lo hice y el saque salió mal.
-¿En serio? - Se burló Dylan a mi parecer escondiendo una risita. Yo lo fulmine con la mirada.
-¡Dejen de coquetear y sigan practicando! - Gritó el entrenador. Los chicos rieron. Es fácil decirlo cuando solo te pones a observar. Las chicas me miraban con el ceño fruncido. Yo no podía sentirme más incómoda. Ellas obviamente pensaban que Dylan me daba un trato especial a mí. Era difícil para mí saberlo. No sabía si eso era bueno o malo ya que me exigía mucho.
Seguí entrenado y minutos después sonó un celular.
Reconocí el tono y me di cuenta de que se trataba del mío y de que había olvidado ponerlo en vibrador al iniciar la práctica. Todos, incluyendo a Dylan y al entrenador, me miraban reprobatoriamente. Lo raro era que a mí solo me había ocurrido esa vez y muchos de los que me estaban mirando de esa manera les había pasado muchas veces. Les devolví la mirada a todos, menos al entrenador, claro. No quería que me sacara de la práctica.
Caminé rápidamente hasta mi bolso y saqué mi celular. Era una llamada de Daniel. Me resultó extraño ya que él sabía que a esa hora yo me encontraba practicando en el club por lo que no llamaba nunca a esa hora. Por otro lado, él tenía que encontrarse en clases en ese instante. Si se tratara de una situación diferente, no habría contestado puesto que mi plan era mantenerme alejada de él lo más que pudiera, pero algo me indicaba que debía atender la llamada. Tenía que tratarse de algo importante. Intenté contestar pero alguien me arrancó el celular de las manos.
-Lo siento. No puede atender ahora... Está en práctica- contestó Dylan mi celular mirándome con el ceño fruncido. Luego colgó y me lo devolvió- espero que no hayas querido responder.
-Pensé que era algo importante, así que... ¿Pero por qué contestaste mi celular? -Dije enojada. Obviamente lo había hecho a propósito solo para molestar. Eso se podía deducir fácilmente ya que en algunas ocasiones solía abrazarme en presencia de Daniel solo para hacerlo enojar. - Podrías haber colgado y ya.
-Así quedará más claro. -Dijo sonriendo con sarcasmo. Me di cuenta de que el entrenador y algunos más nos observaban, al parecer él también se dio cuenta puesto que cambió su expresión a una ligeramente más seria- Guarda eso y vuelve a practicar tus saques. Lo haces terrible.
- Amargado.
-Gracias.
-No era un cumplido.
Volví a la cancha y seguí practicando. Seguía haciéndolo mal pero tenía razones para hacerlo de esa manera. Estaba preocupada por esa llamada de Daniel. Estaba segura de que se trataba de algo importante. Por otro lado... Ese idiota de Dylan es realmente molesto. Si no amara tanto ese deporte y necesitara algo para descargar las emociones que me abrumaban, hace rato hubiera desertado.

Enamorada de cupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora